viernes. 19.04.2024

“El Revote”

Surgió un debate sobre si merece la pena o no votar el próximo 26 de junio, o si era perder el tiempo y recursos. Los argumentos a favor y en contra se sucedían y la verdad es que había una buena colección para las dos posturas.

El otro día, allí de pie, ante la máquina de café, mientras buscabas esas monedas que nunca tienes cuando necesitas, se formó una pequeña reunión improvisada de compañeros, y alguien comentó que había visto una tira gráfica donde los ciudadanos pedían a los políticos que les devolvieran el voto del 20D, ya que no lo habían usado. Otro manifestó que él cree que en las próximas elecciones más que pedirle que vote, le piden que revote, y rebote ya tiene bastante con lo visto en los últimos cuatro meses.

Estos comentarios dieron lugar a un debate sobre si merece la pena o no votar el próximo 26 de junio, o si era perder el tiempo y recursos. Los argumentos a favor y en contra se sucedían y la verdad es que había una buena colección para las dos posturas; así, los partidarios de ir a las urnas el 26J argumentaban:

-       Que no votar favorecería a aquellos que tú no quieres que gobiernen.

-       Que no participar es cerrar los ojos a una realidad que esta ahí dando carta blanca a los corruptos.

-       Que el votar es una de las mayores expresiones de libertad que existe en un sistema democrático, y que incluso algunos han dado la vida para que lo puedas realizar.

-       Que no todos son iguales, que hay que intentar cambiar, ya que en los últimos tiempos se ha maltratado a los ciudadanos.

-       Que estamos ante el cambio político más profundo desde el año 1977, que hay que apoyar a los nuevos, que estamos ante un nuevo tiempo político.

-       Que este país tiene grandes retos económicos, sociales y políticos; donde es necesaria la participación de todos.

Los partidarios de la abstención, también tenían importantes argumentos:

-       ¿Para qué votar?, si ya lo hemos hecho y no ha servido para nada.

-       No merece la pena, ya que se presentan los mismos y con los mismos programas, que es como ver otra vez la misma película, y cuando se repite lo mismo, lo normal, es tener los mismos resultados.

-       Han tenido 6 meses para hacer algo más que no fuera decirnos lo mal que lo han hecho los otros y sin embargo, ha sido vergonzosa su actitud.

-       Es dar parte de nuestros impuestos, a quienes no se lo han ganado y no lo merecen, además, ellos han actuado sólo preocupados por sus puestos, sus problemas y no los de los ciudadanos.

-       Hay que mostrar el descontento con los responsables políticos, para demostrarles precisamente eso, los irresponsables políticos que han sido.

-       La abstención es la mejor manera. ¡Basta ya de mentir a los electores!

Las voces subían de tono, los argumentos cada vez se defendían con más fuerza y vehemencia; la realidad es que en este parlamento improvisado he oído razonamientos más profundos y con más sentido que en algún debate del Congreso

Las voces subían de tono, los argumentos cada vez se defendían con más fuerza y vehemencia; la realidad es que en este parlamento improvisado he oído razonamientos más profundos y con más sentido que en algún debate del Congreso. El tiempo se acaba, estos parlamentarios improvisados no pueden seguir con su interesante debate; estos si que tienen que trabajar, volver a sus ocupaciones, ganarse con su esfuerzo el sueldo que percibirán. La mayoría con unos contratos temporales que les obligan a hacer auténticos milagros para que sus familias lleguen hasta final de mes. Tres millones de españoles se han descolgado de la clase media durante la crisis y la pobreza sigue avanzando. Estas personas no tienen el dinero en paraísos fiscales, ni meten la mano llevándose el dinero que es de todos.

Lo que queda claro, después de la batalla de argumentos y palabras, es que antes, el debate era sobre quiénes merecían nuestra confianza, quién podía hacerlo mejor, quién nos podría devolver los derechos que nos han quitado, quiénes tenían una mayor conciencia social para solucionar la gran desigualdad, solucionar los pozos de pobreza que se han convertido en minas en nuestro país...

Ahora, antes de ir a depositar el voto, hay una reflexión previa sobre si merece la pena ir a votar, y en muchos ciudadanos la duda está presente, hay que reconocerlo, estos señores se han ganado al menos nuestra desconfianza.

El voto es un derecho, que no vengan los palmeros de unos y otros a meternos presión; es una decisión libre de cada ciudadano y tan democrático es votar como abstenerse. Las últimas encuestas hablan de una abstención por encima del 35%, con una subida de la misma entorno al 5%. Seguro que el sistema lo aguanta, y cuando se hable de los datos, esta situación sólo saldrá como disculpa de los malos perdedores.

En este sucedido aquí descrito cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, vamos, lo mismo que las promesas de nuestros responsables políticos.

“El Revote”
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