Venimos escribiendo desde hace tiempo acerca del derroche de miles de millones de euros dilapidados por los dos últimos gobiernos, lacra que seguimos soportando, siempre sorprendidos, no por los hechos, sino por la tardanza en ver la luz.
Falta aún un razonable trecho por recorrer consistente en superar algunos obstáculos tales como evaluar la seguridad y eficacia, posibles secuelas a medio/largo plazo de las vacunas, autorizaciones pertinentes y posteriores de supervisores internacionales.
Con dichas cifras pandémicas sobrevolando al electorado, podría presumirse que cualquier votante se lanzaría (electoralmente hablando) a la yugular del presidente, y eso no ha ocurrido.
En estas elecciones tenemos una característica llamativa, la cual consiste en el “voto anticipado”, que junto al de “por correo”, supone que han votado más de 90 millones de electores, cifra récord.
La acumulación de situaciones parecidas a desastres climatológicos en el mundo impide se apliquen las mínimas atenciones a auténticos torrentes de vicisitudes como vienen ocurriendo en la agricultura, mediante inundaciones o sequías.
No es precisamente un halago que España se vea con frecuencia siendo portada negativa en medios extranjeros, lo cual acredita bajo su óptica, la gravedad en la que nos encontramos inmersos y las aparentes multi equívocas soluciones aportadas por las Administraciones.
Expertos del Sector coinciden en significar la capacidad limitada de personal en las Administraciones en cuanto a la especialidad exigida y necesaria para el manejo de los Fondos Europeos y los cambios de estructuras exigidos.
La Comunidad de Madrid, como se observa, en la mayoría de ocasiones siempre ha sido un poco “semillero” del Partido Popular, quizás un poco como contrapeso al predominio de los Gobiernos socialistas en España, aparte de las variadas peculiaridades de sus gobiernos autonómicos.
Tenemos una vigilancia feroz de los Estados Miembros opuestos a tanta laxitud a las concesiones económicas basada en nuestra nula credibilidad financiera y espíritu de país subsidiado, los cuales no generan confianza.
Aplaudo a Marco Aurelio en la definición realizada de estos embaucadores sofistas como: “aquel que juega con las ideas como un hábil prestidigitador con los objetos tangibles de uso corriente”. ¿Verdad que les suena este ejemplo de uso diario en nuestros políticos?
En Europa, arrasa de nuevo, lo que algunos no desean llamar una “segunda oleada”, con una nueva “tarjeta de visita” presentada como “contagios”, causante de otro tipo de estragos, y, tampoco se nos informa sobre la diversidad de secuelas que pudieran afectar al enfermo, desde enfermedades cardiacas, fatiga crónica y confusión mental, entre otras varias.
No se entiende que encontrándonos ante rebrotes y contagios masivos, aunque sean de distintos grados, pero con aumentos de fallecidos e ingresos hospitalarios, y en muchos casos afirmaciones de “segunda oleada”, se nos obligue a pensar basándonos en pretéritas “inexactitudes” del Gobierno.
Lo que parece tangible es que a medida que van surgiendo los distintos recorridos y escenarios del Covid-19, se confirma su estancamiento y firmeza de su diáspora universal, así como formas de comportamiento.
Según la UE, nuestros impuestos medioambientales son inferiores a la media europea.
La geografía del reparto, como hemos mencionado anteriormente, acarreará luces y sombras por el simple hecho de aparecer algunas CC.AA. con nombres y apellidos y otras no.
Nos tememos una respuesta negativa ante una sociedad actualmente en derribo y con nula o escasa capacidad de respuesta ante otro tipo de pandemia, la económica, incluida ambas, caminando agarradas de la mano.
Están resultando unas reuniones muy tensas y difíciles durante tres días y que aún no han finalizado. Solo se trata de un paso más.
Según las “malas lenguas” existe una aceptación tácita generalizada hacia la mayoría de las condiciones impuestas, con la excepción de algunas pequeñas concesiones para que puedan “salvar la cara” los interesados en sus respectivos países.
El exceso de publicidad ha vuelto a jugarnos otra mala pasada, alardeando de tener el apoyo de los grandes pesos pesados europeos.
Nadie en Berlaymont pone ya en duda que la inicial propuesta de la presidenta de la Comisión es irrealizable, y que la misma se verá reducida y fraccionados sus desembolsos acordes con nuevas perspectivas.
Existen otras variables de mayor peso en la actualidad que su valía profesional. Una de ellas consistió en poner encima de la mesa, por parte de “los halcones”, el avenirse España a sus peticiones de “línea dura” a cambio de un “allanamiento” a su eventual nombramiento.
Los escándalos de corrupción de nuestros Gobiernos, así como nuestra falta de influencia en la Comisión fueron aprovechadas por otros países, para progresar y restarnos protagonismo, hasta llegar a carecer en 2020 de un solo puesto de Comisario, ni tan siquiera de bajo nivel.
Resulta fundamental retrasar la puesta en marcha de la Propuesta del Plan Europeo de Recuperación, si no obtienen plenas garantías por parte de España e Italia en cuanto a las reformas económicas y fiscales exigidas.
Considerando además los desembolsos extraordinarios recientes en forma de préstamos y ayudas relacionados con Covid-19, no resulta extraño que en Belaymont hayan tocado “zafarrancho de combate”, a la búsqueda de nuevos ingresos estables.
Debo reiterar congratulado, aunque tardíamente, que los llamados “grandes” se hayan percatado al fin, de tanto desembarco de arribistas políticos filo-bolivarianos, así como de una escuela actual de sofistas de tres al cuarto.
No resulta difícil contemplar que la España actual se encuentra desmadejada y convertida en un juguete roto al igual que otros tres o cuatro países, y los demás también tambaleándose, como si de una partida de bolos se tratara.