Un aire nuevo
Vivimos la herencia de décadas de desorden territorial premeditado, de poner por delante los intereses inmediatos de las constructoras y de poderes económicos que pagan el escenario de este lamentable espectáculo.
Vivimos la herencia de décadas de desorden territorial premeditado, de poner por delante los intereses inmediatos de las constructoras y de poderes económicos que pagan el escenario de este lamentable espectáculo.
Tenemos historia, referentes y trayectoria suficiente como para entender cuáles son nuestros principales problemas y cómo darles respuesta. En el marco estatal, para dejar de ser considerados irrelevantes como pueblo, tenemos que dejar de comportarnos como si lo fuéramos y, en la política cántabra, tenemos que defender con seriedad –y también con la radicalidad que merece– un modelo propio, alternativo al que nos ha traído hasta aquí.
Esta pandemia y todo lo que la rodea debería marcar un punto de inflexión en el modelo social y económico de Cantabria y del conjunto de Europa
Defender Cantabria es incompatible con permitir y favorecer la destrucción de nuestra costa con pelotazos urbanísticos. Es incompatible con construir puertos deportivos inútiles, caros y dañinos. Es incompatible con dejar morir nuestra cultura tradicional mientras se dedican miles de euros para traer un “artista internacional” a simular que canta diez canciones
Tenemos por delante varios años para seguir trabajando por nuestra tierra, la gente que la habitamos y todas aquellas personas que han tenido que dejarla atrás. Seguimos adelante con ilusión y realismo.