viernes. 19.04.2024
La opinión de
Víctor Javier Cavia

Víctor Javier Cavia

España, camisa blanca...

España es un circo permanente, incapaz de salir del lodazal cotidiano de la sinsustancia y la vacuidad, donde triunfa de tal manera lo banal y lo innecesario que podríamos darnos por absolutamente prescindibles y desaparecer del mapa de un día para otro sin que casi nadie se diera cuenta

Electrizante...

El esfuerzo del gobierno por convencernos de que este no parar del precio de la electricidad es solamente flor de un día, y que en nada lo van a bajar, sin decir quién ni cómo, no cuela.

Volver, con la frente marchita...

Nos tuvimos que acostumbrar al teletrabajo a la fuerza. En 2019 ya éramos un país laboral vanguardia (desde luego) pero no tanto, y la posibilidad de que la gente trabajara en casa (o en un bar, que mientras se trabaje el sitio es lo de menos) apenas se apuntaba en los libros blancos esos que sirven para gastar presupuesto en pensar y dejar los pensamientos por escrito por si acaso, y en la imaginación de los más modernos, que son los que viajan, y a los que, por cierto, nunca preguntan para hacer los libros blancos.

Pánico tecnológico

No me fío de las cosas electrónicas ni de los procedimientos automáticos, ni consigo imaginarme con una perspectiva positiva el resultado de cualquier acción técnica.

Don Juan Carlos

Abrir en canal a la gente es deporte nacional casi subvencionado, hasta que la víctima se muere, y entonces vuelven los desgarros y las pasiones, que aquí somos de enterrar muy bien, como decía Rubalcaba.

Los consumidores estamos perdidos...

Reclamar es un esfuerzo ímprobo que acaba invariablemente chocando con el muro de la burocracia de los mil escritos, las dos mil instancias y casi siempre el silencio final, que es al tiempo lo que a nosotros nos desincentiva para protestar y a ellos les motiva para seguirnos mintiendo.

Qué hijos de puta…

La clase política en España no suele estar nunca a la altura. Son bestias de mira corta que se preocupan mucho por lo suyo y por lo de los suyos, y poco por los demás y por lo de los demás.

El secreto de la alcaldesa

El concepto de ciudad de Gema Igual es cortoplacista y reducido, como de pueblo, sin más ambición que la de sobrevivir, y sus capacidades para gobernar una capital de comunidad autónoma de 175.000 habitantes igual de limitadas

¿2020?

Todo fue real, aunque cuando todo pasó, la gente siguió riendo y saliendo y juntándose como si nunca hubiera pasado nada.

Rebrotes

Los rebrotes de la desgracia han llegado de la mano de las reuniones familiares, y del ocio. Del nocturno, porque todo el monte es orégano y lo de reducir clientes y mantenerlos separados, pío pío. Y del diurno, porque mejor 30, que 20, y 20 que 10, desde luego.

Reflexionando

La gente se ha lanzado calle abajo a velocidad de vértigo para volver a lo de antes, aunque dándose hidrogel en las manos y con la mascarilla protegiendo los codos. O sea, la ruta más directa para otra ola de contagios a destajo.

Buenismo, por los cojones

La fraternidad ha estado a flor de piel, desde luego, porque está en la condición humana. Pero también la miseria lo está, y a medida que pasan los días va ganando terreno. La bajeza moral que convierte en magistrado social a cualquier indigente intelectual explota con la debilidad del todo, que siempre es la de sus partes.

Confinados confitados

De la que volvamos a ser normales, me quedarán de este tiempo los aplausos de las 8, los vídeos de los curados saliendo de los hospitales de campaña, el ejército ayudando, la solidaridad vecinal. También el descontrol logístico, la falta de intendencia, la inquina indecente de los políticos, la desvergüenza ideológica de alguna prensa.

Protesta, que algo queda...

Nos pasa mucho de lo que nos pasa porque nos callamos lo que sale mal, lo que nos venden mal, a los que nos tratan mal, o lo que no funciona. O lo que es peor, se lo contamos al camarero, a nuestro cuñado, a unos compañeros de trabajo, a nuestras parejas, y no presentamos las quejas ni en donde nos maltratan ni ante las administraciones que deben protegernos.

El solismo

Soy fan de toda esa gente que hace las cosas absolutamente convencida de que está sola en el mundo, y que te mira sin verte, te empuja sin
notarte y pasa por delante como si no existieras.

Empleo, reformas y derechos

Lo laboral es un campo de minas ideológico en el que siempre pierde el empleado. Para la derecha, los trabajadores son la excusa de los empresarios para hacerse ricos. Para la izquierda, la patronal es la causa de todos los males de los obreros.

Fin de año, fin de fiesta

Si las cosas van como parecen, vamos a terminar el año gobernados por las izquierdas, con las derechas centrándose, ladrando y en descomposición respectivamente. El experimento sociológico de hacer que unas elecciones generales sean como escoger libro en un club de lectura le ha salido mal a Sánchez.

El prior

La Memoria Histórica es una deuda de honor que tiene España consigo misma, y, por encima de todo, con los represaliados y muertos del franquismo y sus familias. 

Que perder no desluzca una carrera…

Pedro Casares, el enésimo fracaso del socialismo cántabro por alumbrar un líder que se convierta en referente de la izquierda con el cuajo y la inteligencia suficientes para conquistar algún día el gobierno local, ha puesto pies en polvorosa.

Tontos

Nuestro país es una tontocracia de manual, con los tontos en la parte alta de una empinada cadena trófica que nos obcecamos en sostener consintiendo la tontería como si de verdad nos fuera la vida en ello, y dejando que nos lleve por delante, que es el camino de la amargura.

Aviejunarse, mirando al mar

Santander vive unos “baños de ola” permanentes, tan cutres como la fiesta municipal. Nada que ver con aquello de principios del siglo XX. Si acaso la mentalidad de los santanderinos.

Chalaneo

La trampa que sostiene el mercadeo de cargos es legal pero grosera. Nuestros votos no deciden.

Mirar y no ver nada...

Doña Letizia ha profesionalizado el saludo sin mirar y la mirada sin ver hasta parecerse más a su muñeco del museo de cera que a, pongamos por caso, la Reina Sofía, que está más entrenada, lo hace mejor, y por eso parece más reina.

Órdenes de marcha

Renfe anuncia de vez en cuando vistosas promociones comerciales, que suelen limitar al AVE, ese invento del maligno que se repartió asimétricamente por España, prometiendo llevarte de unos (algunos) sitios a otros (también algunos) a todo correr. 

Libros

Con pocas cosas como con un libro alguien puede ser capaz de evadirse, de imaginar otros tiempos y otros espacios, de vivir las vidas de otros. Pero también de cultivarse, de aprender y de adquirir conocimientos, y de instruir el pensamiento.

Mítines, banderines y champán

Los mítines son un circo de tres pistas para convencidos, que se prestan al espectáculo a cambio, en el mejor de los casos, de un apretón de manos del candidato, y con seguridad, de un banderín de plástico que deben agitar cuando suena la música. Antes regalaban también pegatinas y llaveros, pero la crisis se llevó eso por delante.

Senado jaja, Senado jiji

Las elecciones del 28 de abril podían haber sido la oportunidad de cambiar esa tendencia de hacer del Senado un desguace, inútil y caro. Pero los partidos siguen teniendo sus tendencias, que no pasan precisamente por prestigiarlo, por mucho que digan otra cosa.

Estrategias de tontería y gritos

Se han puesto de moda las barbaridades, que ahora tienen que ser más excesivas que las del contrario para que renten. Los pellizcos de monja ya no valen. Hay que ir a lo grande.

El cinismo y la independencia

La derecha nacional siempre ha tenido un sentido patrimonial de España, y sólo ellos, sus señoritos, pueden dedicarle su tiempo y sus esfuerzos. Los demás deben conformarse, cómo no, con repararles los zapatos y las botas.