La izquierda ha pinchado de manera radical en las andaluzas. Ha pinchado tres ruedas y la cuarta no tiene dibujo. El PSOE, perdidas las orejas por la espada, se enfrenta a la tarea vinagre de explicar por qué está ante su peor resultado, mientras su última candidata ganadora calienta un escaño en el Senado y se emplea como tertuliana de la actualidad política, laboral o, si se tercia, de sucesos, una sección a la que Sánchez no es ajeno pues los últimos comicios han sido precipicios de los de romperse la crisma, con las generales a la vuelta de la próxima curva.