miércoles. 24.04.2024

Un escarnio moral

Para la mayoría está claro que alguien con el historial de Arnaldo Otegi, con una pena de inhabilitación vigente, no tiene derecho a postularse como candidato. Ahora bien, algunos personajes políticos, con cierta relevancia hoy en día, no opinan lo mismo.

No recuerdo el nombre, tristemente fueron demasiados. Lo que no puedo olvidar es la cara de temor y de rabia con que mi abuela Isabel escuchaba en la radio la noticia de un nuevo atentado. Como tampoco puedo olvidar aquellas imágenes en la que millones de españoles se manifestaron en toda España con las palmas de las manos pintadas de blanco. Por aquella época yo era un niño y apenas entendía lo que sucedía. El tiempo pasó y poco a poco fui comprendiendo todo aquello. Los españoles nos enfrentábamos a un grupo terrorista que asesinaba, secuestraba o extorsionaba (entre otras muchas cosas deleznables) bajo las siglas ETA.

Debemos permanecer unidos y alzar la voz contra los populismos que amparan a aquellos que su día quisieron sembrar el terror entre nosotros

Hoy, con motivo de la próxima celebración de las elecciones autonómicas en el País Vasco, Arnaldo Otegi tiene la intención de postularse como candidato a lehendakari. Aquel al que todos identificamos como uno de los máximos dirigentes de HB, brazo político de ETA, condenado a prisión y a día de hoy inhabilitado para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo, pretende presentarse a unas elecciones. Sin entrar en sesudos análisis jurídicos, de lo cual se encargara la justicia, la mayoría de los españoles coincidimos en su imposibilidad para concurrir en dichas elecciones. Para la mayoría está claro que alguien con el historial de Arnaldo Otegi, con una pena de inhabilitación vigente, no tiene derecho a postularse como candidato. Ahora bien, algunos personajes políticos, con cierta relevancia hoy en día, no opinan lo mismo. Ellos se han manifestado de manera contraria y han cometido la desfachatez de defender a semejante personaje y, por ende, a todo lo que representa. Aquellos que son capaces de esgrimir en un debate político hechos con más de 50 o 100 años de solera han olvidado lo que sufrimos los españoles en la década de los 80 o de los 90 del siglo pasado. Se han olvidado de los familiares de las víctimas que siguen luchando hoy en día para que se haga justicia. No se acuerdan de cientos de españoles que aguantaban la respiración cada mañana cuando se subían al coche. Tampoco se acuerdan de todos aquellos que eran incluidos en las listas de objetivos de ETA y miraban de reojo en cada esquina por si alguien los seguía. No, de ellos no se acuerdan.

Los españoles no debemos olvidar nada. Debemos permanecer unidos y alzar la voz contra los populismos que amparan a aquellos que su día quisieron sembrar el terror entre nosotros. No es momento de titubeos, no es momento de silencios. Es momento de alzar la voz, cumplir la ley y defender lo que tanto tiempo costo conseguir. Por ellos, por aquellos que perdieron su vida por esta sin razón, ni olvido ni perdón.

Un escarnio moral
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