viernes. 19.04.2024

Un puzle al que le faltan piezas

Son diversos los obstáculos a superar para conformar un gobierno viable. Por un lado, un bipartidismo anclado en el pasado. Por otro, el ego. Y salvo que alguno más de los actores políticos haga un ejercicio de responsabilidad y anteponga los intereses generales a los suyos propios, estaremos abocados a nuevas elecciones.

Las elecciones del pasado 20 de diciembre nos regalaron un rompecabezas de difícil solución. Lejos quedan ya aquellos 45 días que tardó José María Aznar en formar gobierno en el año 1996. Aquel panorama político poco o nada tiene que ver con el actual, el bipartidismo imperante por aquel entonces se sirvió de un solo socio de gobierno para solucionar la dicotomía y formar gobierno. No tenemos en esta ocasión esa “suerte”. Llevamos más de 60 días de travesía por el desierto, con un gobierno en funciones y un país a la deriva.

A día de hoy la opción más posible es la repetición de los comicios electorales. Esto es un claro fracaso

Son diversos los obstáculos que se deben superar para conformar un gobierno viable. Por un lado, un bipartidismo anclado en el pasado, atrofiado en aquello de negociar y ceder posturas pensando en el bien común. Por otro lado, el ego. Esa valoración excesiva de uno mismo que hace que los reyes del populismo se crean el ombligo del mundo y se permitan el lujo de exigir cargos y marcar la agenda de las negociaciones siendo la tercera fuerza política en votos. Para cualquier persona de a pie más de 60 días parecen suficientes para darse cuenta que es tiempo de sumar y no de restar. A día de hoy la opción más posible es la repetición de los comicios electorales. Esto es un claro fracaso. No solo por el importante perjuicio que causaría a las arcas públicas, que también, sino porque los resultados que en ellas se obtengan no ofrecerán una solución rápida y sencilla, al contrario, dejará un panorama muy similar al que tenemos hoy. Mientras tanto, mientras unos y otros tensan la cuerda hasta el extremo, los españoles seguimos padeciendo los mismos problemas de siempre. Las cuestiones que parecen prioritarias para todos los ciudadanos no lo son tanto para aquellos que nos gobiernan. 

Recuerdo que un amigo me dijo una vez, “es política y en política todo lo que se dice se utilizará en tu contra”. Esta afirmación pone de manifiesto una verdad palmaria. Aquellos que durante la campaña se dedicaron a llevar a cabo la actividad política más rancia, jugando al populismo y la desinformación, hoy son esclavos de sus palabras y hacen muy difícil que cambien de postura. Nadie podrá recriminar a Ciudadanos que no lo intentó. Sin cerrar la puerta a nadie, sin exigir ministerios. Intentando tender puentes entre aquellos que piensan más en su partido que en su país. Eso sí, siempre respetando sus principios como la lucha contra la corrupción y la defensa de la unidad de España. En fin señores, salvo que alguno más de los actores políticos haga un ejercicio de responsabilidad y anteponga los intereses generales a los suyos propios estaremos abocados a unas nuevas elecciones.

Un puzle al que le faltan piezas
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