sábado. 20.04.2024

Ahora o nunca

El racismo mata, prueba de ello es el reciente asesinato que ha desatado una ola de revueltas y disturbios que no buscan hacer ruido ni llamar la atención para mostrar su rechazo e indignación por ese hecho concreto, que también. Tratan de lograr aquello que muchos damos por hecho, un respeto y un trato igual.

El asesinato de George Floyd en Los Estados Unidos de América está dando la imagen de un país dividido y enfrentado. Por un lado, quienes sienten la necesidad de demostrar su autoridad en forma de represión hacia la población y de otra parte quienes ya no pueden aguantar más desprecios y ataques hacia los suyos.

Barack Obama, en uno de sus brillantes discursos, recordó la idea de los fundadores de la que denominó la “mejor nación del mundo”; la idea de que si quieres trabajar duro y prosperar no importa de donde vengas o cual sea tú aspecto, si eres blanco o negro, occidental u oriental, homosexual o heterosexual, hispano o no… etc, porque tendrías espacio para desarrollarte como persona. En definitiva, regó de esperanza un país que lo necesitaba y que históricamente ha crecido de la mano de la inmigración.

Las sociedades están cada vez más polarizadas, esto es innegable

La esperanza duró poco porque desde hace casi cuatro años, un racista ocupa la Casa Blanca desenterrando ideas y postulados que creíamos haber dejado a un lado. Declaraciones y acciones que han abierto una brecha en la sociedad que difícilmente se va a cerrar a corto plazo y con simples declaraciones de intenciones.

El racismo mata, prueba de ello es el reciente asesinato que ha desatado una ola de revueltas y disturbios que no buscan hacer ruido ni llamar la atención para mostrar su rechazo e indignación por ese hecho concreto, que también. Tratan de lograr aquello que muchos damos por hecho, un respeto y un trato igual, independientemente de las circunstancias y características de cada sujeto en particular, sin olvidar la impunidad con la que el sistema premia a quienes perpetran están barbaridades.

Las sociedades están cada vez más polarizadas, esto es innegable. Los movimientos racistas están cada vez más presentes en nuestras calles llegando incluso a las instituciones de todos. No podemos quedarnos de brazos cruzados, no seamos cómplices de ello, seamos proactivos para despertar en todos nosotros un sentimiento de pertenencia común a una sociedad más tolerante y humanizadora donde solo haya hueco para el respeto y la convivencia. Desterremos de nosotros la idea de enfrentamiento que lo único que trae es división y extremismo.

Pero no olvidemos una cosa, esta idea de supremacía blanca, de racismo que en Estados Unidos termina con vidas de inocentes, en Europa aboga por la deshumanización de nuestros principios, por ejemplo, dejando morir a todos aquellos que huyen de sus países buscando un futuro digno.

Demos paso a una lucha sin cuartel frente a los intolerantes, los supremacistas y los patriotas excluyentes.

Ahora o nunca
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