jueves. 28.03.2024

Por ellos

Creo que, desde ahora, más si cabe, tenemos una deuda infinita con ellos. No podemos parapetarnos en su extraordinaria forma de trabajo para no dotarles de más y mejores medios humanos y materiales.

Durante muchísimos años la supervivencia de las personas iba de la mano del azar porque no existían métodos, herramientas y los conocimientos necesarios para hacerlo frente. Daba igual las circunstancias personales y sociales porque la salud era una lotería.

Ahora vivimos momentos de gran incertidumbre, donde nuestras capacidades como persona se están poniendo a prueba en muchos sentidos. La cohesión social se manifiesta de muchas formas, una de ellas es el agradecimiento sincero a quienes hacen posible que frente a las adversidades más duras que afectan a nuestro núcleo vital surja la esperanza. La esperanza de seguir soñando, creciendo, aprendiendo, en definitiva, seguir viviendo.

Son ellos los verdaderos artífices de lo que podemos denominar orgullo y cariño hacia su labor. Me refiero a todos los trabajadores, del sector público y del sector privado que se dejan la piel, arriesgando incluso su vida por mantener la vida de sus vecinos, de sus amigos, de sus familiares, de todos los ciudadanos.

Durante esta crisis se hacen patentes las carencias de nuestro sistema nacional de salud

El combustible que les permite trabajar en circunstancias duras y adversas es algo que no se adquiere con el tiempo, parece que se tiene o no se tiene, es la vocación de servicio público, vocación de servir a los ciudadanos sin importar el impacto negativo que pueda tener sobre ellos. Permitidme por favor que haga especial referencia a nuestros héroes con bata, a nuestros sanitarios, personas anónimas que ponen en riesgo su vida por mantener la esperanza de vida de quienes están siendo duramente golpeados por la pandemia.

Por ellos, que hacen verdaderos esfuerzos sacando de su cabeza el paso de las horas para sustituirlo única y exclusivamente por la atención de los enfermos. Por ellos, que la falta de material necesario, la mitigan con su infinita capacidad humanizadora de trabajo. Por ellos, quienes han dejado a un lado a sus familias por mantener enteras a las demás. Por ellos, que enferman, gravemente en ocasiones, dándolo todo por los demás.

Creo que, desde ahora, más si cabe, tenemos una deuda infinita con ellos. No podemos parapetarnos en su extraordinaria forma de trabajo para no dotarles de más y mejores medios humanos y materiales. Más necesarios ahora que nunca porque durante esta crisis se hacen patentes las carencias de nuestro sistema nacional de salud.

Gracias a todos y cada uno de los profesionales de la sanidad, tanto los que trabajan en los hospitales, públicos y privados, centros de salud, centros de atención a la dependencia, residencias de mayores y tantos otros centros sanitarios. Gracias a los trabajadores que indirectamente sirven a la noble, leal y humanizadora la labor de la salud, a los técnicos de las ambulancias, a los integrantes del 061 de atención extrahospitalaria, a los trabajadores de los servicios sociales de las diferentes administraciones públicas, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, al Ejercito.

En definitiva, gracias a todos y cada uno de vosotros, que dais lo mejor de vosotros mismos por mantener la verdadera esencia de nuestro país. 

Estamos en deuda con vosotros.

Por ellos
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