jueves. 25.04.2024

Cuando las nueces piensan

Cada uno de los políticos que en Cataluña han decidido dar un paso de conciliación han acabado en el ostracismo de los ‘botiflers’. El más reciente, Rufián, el de las monedas de plata y el ‘tweeterismo’ fácil.

Mas (Artur) dijo hace un tiempo que tenía un candidato para la Generalitat de prestigio, de fuera de la política, con mucho pedigrí y de altísima aceptación en Cataluña. Lo tenía en la mente, otra cosa es que Guardiola acepte. Porque no es lo mismo alinear jugadores en el pasto que hacer un Consejo de Gobierno. No es igual jugar de cara a la galería que contentar a los radicales CDR turboalimentados. Tampoco hablar gratis y de ‘quedabien’ es similar a someterse a las normas y la ley. Pep, a quien tanto daño hacen los sinónimos, no debiera llegar a la política para pedir faltas, fueras de juego y protestar contra el árbitro centralista, eso ya lo hace Torra con toda la imprudencia. Lo haría, se supone, para aportar soluciones y da la sensación de que, al margen de la reivindicación fácil y continua, el ‘coach’ aún no ha dejado entrever nada que lleve al optimismo.

El perro asilvestrado no muerde la mano mientras le des de comer. Otra cosa es cuando vea cambiada la dieta

Cada uno de los políticos que en Cataluña han decidido dar un paso de conciliación han acabado en el ostracismo de los ‘botiflers’. El más reciente, Rufián, el de las monedas de plata y el ‘tweeterismo’ fácil. Se presentó a pie de calle tras las revueltas de Barcelona y le llamaron “traidor” sin ambages. Rufián chupó de su medicina sin anestesia. El perro asilvestrado no muerde la mano mientras le des de comer. Otra cosa es cuando vea cambiada la dieta. Y eso es lo que le ha sucedido al diputado republicano: que en lugar de pasteles ha servido calabazas, y eso, en la actual radicalidad de determinados personajes, no se tolera en Cataluña. En consecuencia le han dado un revolcón y ha caído de bruces contra el hule. Con cara de tonto, eso sí.

Una cosa es que los abucheos pinten la cara de tontos a determinados políticos y otra tontear en tablas como morlaco en festejo equivocado. Torra, mayordomo del correcaminos de Waterloo, ya no sabe qué feria celebra. Y cada estupidez que expele es más rancia que la anterior. Guardiola habrá tomado nota. De lo de Torra y, sobre todo, de lo de Rufián. Porque el problema no es ya mover el árbol para que caigan las nueces: es que éstas han comenzado a andar con cerebro propio.

Cuando las nueces piensan
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