jueves. 28.03.2024

Estado de derecho retorcido

Si interrogan a los salvadores patrios, lucirán las subvenciones, las ayudas, el paraguas de la administración en tiempos revueltos, de anemia y pandemia. Ya solo faltaría que tampoco.

Habíamos vencido al virus allá por el verano, cuando el sol estaba en todo lo alto, justo en la posición inversa a la credibilidad de la política de este país, empezando por el Gobierno, aunque no solo (vean las comunidades autónomas y échense también a temblar si aún les quedan piernas). Lo habíamos vencido, pero debió ser con las armas de algún ‘madelman’, porque ahora se impone la trágica advertencia: nos queda lo peor. Los ciudadanos necesitaban un ‘mister proper’ con cierto atisbo de credibilidad y, en su lugar, han tenido lo de siempre: mucho ‘mister prócer’, la burra a brincos, no me pises que llevo chanclas y pregúntame poco, y si puede ser por videoconferencia, que no tengo ni puñetera idea.

Las cosas se han hecho mal en el Gobierno central, pero no solo: ahí están País Vasco, Cataluña, Aragón o Castilla y León, distintos colores, parecidos sabores

Son tan desechables (perdón, tan adorables) que les seguirán votando –a todos y todas- para que gobiernen, desgobiernen, hagan oposición, coman melón con jamón y, pese a estar muy mal pagados –lloriquean-, vivan como nadie y decidan sobre la vida de millones de personas. Como en la ‘loca historia del mundo’, qué bueno es ser político mientras le pegan al sujeto paciente una colleja vía impuestos, alarmas, toques de queda, sanciones (nunca jamones) y demás resortes que luce pletórico el estado de derecho cuando en realidad está torcido, o lo que es peor, retorcido.

Si interrogan a los salvadores patrios, lucirán las subvenciones, las ayudas, el paraguas de la administración en tiempos revueltos, de anemia y pandemia. Ya solo faltaría que tampoco. Cuando apelan a esto son aún más indecentes, lejos de cualquier color político, en el fondo perro no come carne de perro. No son todos iguales, pero en este juego de campo quemado se abrasan un rato los unos a los otros y luego comen pulpito desde el púlpito. Las cosas se han hecho mal en el Gobierno central, pero no solo: ahí están, por ejemplo, País Vasco, Cataluña, Aragón o Castilla y León, distintos colores, parecidos sabores.

Cuánta hiel y qué poca miel. Aun así, no envíen a nadie a la miel… Mascarilla, responsabilidad y prudencia. Sean justos frente a la injusticia. Prudentes frente a los ciudadanos negligentes, que los hay. Y no pocos.

Estado de derecho retorcido
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