viernes. 29.03.2024

Verde que no te quiero verde

El minuto de juego y resultado a medida que pasaban las horas comenzaba a traer malos presagios a quienes llevan cuarenta años en el poder institucional andaluz. El final del partido lo ratificó. Susana de verde, en un insuficiente primer lugar, frente a otro verde fosforito en el último.

Susana Díaz se vistió más de verde que en ninguna campaña electoral, de verde modelo campiña cordobesa, y se situó de cara frente al viento de Ferraz, como una Kate Winslet en la proa pero sin su Leonardo, del que se separó tiempo atrás. Susana muy de verde andaluz, con el rojo en el corazón: latiendo pero escondido. Como un castigo a Sánchez, del que tantas cosas le separan. En verdad lo había tirado por la borda, pero resucitó de las fauces de los tiburones y la cohabitación es sólo de sonrisa profidén: “dientes, dientes”, como dijo la folclórica, y después cada cual a morder en la casa propia.

Susana hizo la campaña por su cuenta, con una mínima presencia del líder nacional en contra de lo que decidió el resto de formaciones

Susana hizo la campaña por su cuenta, con una mínima presencia del líder nacional en contra de lo que decidió el resto de formaciones. La confianza en el resultado dominical era tan fuerte, el CIS de Tezanos les despistaba y engañaba tanto que los socialistas andaluces se convencieron de que ganarían sin bajar del autobús. 

Pero el minuto de juego y resultado a medida que pasaban las horas comenzaba a traer malos presagios a quienes llevan cuarenta años en el poder institucional andaluz. El final del partido lo ratificó. Susana de verde, en un insuficiente primer lugar, frente a otro verde fosforito en el último que, sin embargo, parece que lo va a decidir todo. Y la copla del verde que te quiero verde que, en poquitos segundos, mutó a verde que no te quiero verde. 

La reacción del día después en el PSOE fue la del camarote de los Hermanos Marx: Ferraz que ve la posibilidad de cobrarle la factura a Díaz, a la que Ábalos enseña la puerta de salida; Susana que se agarra a su victoria pírrica  (mientras otros gobiernan con 84 y así lo reprueban desde el PSOE-A) y, para finalizar, marcha atrás semiautomática del equipo de Sánchez. Es decir, vuelta a la guerra fría, a tapar con una tirita la herida abierta en una arteria.

Susana Díaz se equivocó gravemente al poner el verde fosforito (pantone 12) en el centro de su campaña. Y dar campo y balón a quien sólo tenía camiseta. En el fondo del resultado están el hartazgo, la precariedad y la corrupción. Y, sin duda, la patada de muchos electores a la política de Sánchez en el trasero del PSOE-A.

Verde que no te quiero verde
Comentarios