jueves. 25.04.2024

La libertad femenina, peón en el arcaico ajedrez de la política

Las mujeres que sufren esta lacra no pueden verse indefensas ante sus agresores.

No han transcurrido ni tres días del mes de enero y Cantabria amanece ensombrecida por el que parece ser el primer asesinato machista de 2019 en España. Una joven de 26 años ha sido presuntamente asesinada por su pareja sentimental, de 29 años de edad, en Laredo. En torno a las cuatro de la madrugada, se avisaba al 112 que transmitió rápidamente la noticia a la Guardia Civil y a la Policía Local. Los servicios sanitarios de emergencia no pudieron reanimar a la muchacha que presentaba signos de apuñalamiento en el tórax. El presunto autor de los hechos se entregaba en las dependencias policiales de la localidad cántabra cuando las autoridades ya habían iniciado su búsqueda por lo ocurrido.

El machismo ha sesgado casi mil vidas humanas desde 2003

Resulta alarmante pensar en violencia de género asociada a la juventud de los principales implicados en este suceso. Más de 960 mujeres han fallecido a causa de la violencia de género. El machismo ha sesgado casi mil vidas humanas desde 2003. Una vergonzante cifra que, en poco más de quince años, ha superado en más de doscientos el número de fallecimientos que la banda terrorista ETA provocó en nuestro país a lo largo de toda su historia. Resulta paradójico que quienes defienden la dureza en la aplicación del sistema legal en unos casos critiquen el endurecimiento de la legislación en otro tipo de crímenes. Tan sólo el número de mujeres que han perecido a causa del machismo evidencia la necesidad de una ley específica que garantice la protección de las víctimas y la contundencia de la Ley a la hora de frenar la criminalidad. Las mujeres que sufren esta lacra no pueden verse indefensas ante sus agresores, necesitan que la Justicia les ampare.

Sucesos como el acontecido hoy demuestran que se precisan normas especializadas para estos casos como la Ley contra la Violencia de Género. En mi opinión, resulta francamente irresponsable pretender tirar por tierra las normas que protegen a las víctimas frente a sus verdugos. En un momento en el que pensamientos ultraconservadores y misóginos están emergiendo, la funesta estadística nos recuerda a hombres y mujeres lo que es sensato. A mi parecer, no parece cercano a la cordura cuestionar la normativa en lo relativo a la violencia machista fomentando discursos de odio. Derribar los mecanismos que protegen a las víctimas permitirá una mayor impunidad a los agresores. Jueguen ustedes al ajedrez sin convertir la libertad de las mujeres en uno de sus peones.

La libertad femenina, peón en el arcaico ajedrez de la política
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