sábado. 20.04.2024

Gracias a las series de televisión

Que sería de mi vida sin las series, que me sacan sonrisas y a su vez me emocionan.

Ya era septiembre, y sin darme cuenta me encontraba a una escasa semana de comenzar de nuevo las clases. Me sentía bajo de ánimos, no podía creer que ya volviese a comenzar los días de rutina. Me costaba hacerme a la idea, pues dejaría atrás muchas cosas, como la necesidad de salir a correr por la calle disfrutando del sol, de quedar con los amigos para tomar algo en una terraza o incluso viajar al sur en busca de calor y playa.

Cuantas cosas he hecho y cuántas otras me han quedado sin hacer. Me entristece ver como la vida cada vez pasa más rápido, como todo coge un ritmo diferente dándole importancia a cosas que antes no las tenían. No paro de suspirar, de mirar a la nada pensando en todo, con la sensación de que hasta el momento no he hecho nada de provecho. Pero no entiendo nada, por qué martirizarme tanto si aún soy joven, si aún me queda una vida plagada de aventuras. A veces me gustaría que mi vida fuese como en las series de televisión, sabes que la trama puede ser dura, en la que habrá escenas en que los personajes lo pasaran mal, lloraran pero también sonreirán, perderán a seres queridos pero encontraran el amor verdadero, y un sinfín de contraposiciones con una misma conclusión: siempre existirá un final feliz.

La verdad que siempre hay alguna excusa para sentarte en el sofá con una manta y un bol de palomitas acompañado de tu serie favorita

Mis amigos ya se han ido a estudiar fuera de Santander, y mi vida es más aburrida que nunca. Me mata por dentro ver como los días pasan uno detrás de otro, y ver que he perdido el tiempo. Me consume solo de pensarlo. Menos mal que las tengo a ellas, a las series, el séptimo arte. Ellas son las que me acompañan en todo momento, cuando estoy aburrido, cuando estoy triste, cuando nunca sé qué hacer, cuando prometo que veré un capítulo y me pondré a estudiar y al final acabo viendo una temporada entera, cuando el triste invierno me impide salir de casa, cuando… La verdad que siempre hay alguna excusa para sentarte en el sofá con una manta y un bol de palomitas acompañado de tu serie favorita. 

Que sería de mi vida sin las series, aquellas que me sacan sonrisas y a su vez me emocionan, aquellas que me dejan con la miel en los labios y me incitan a continuar consumiendo cultura. Adoro esa sensación de cambio de rol, cómo según la actitud de un personaje me hace quererlo o amarlo, la pasión con la que vivimos algunos capítulos, ya sea de “Cuéntame” o de “Crónicas Vampíricas”. Lo que más me gusta de las series, es ver cómo la vida puede pasar tan rápido como queramos, perdiendo la noción del tiempo, dejando las preocupaciones a un lado y preocuparnos únicamente de disfrutar de un nuevo capítulo. Y si algo tengo claro, es que al contrario que el cine, no tengo que esperar alrededor de un año para que salga una nueva película o saber que en hora y media tiene que haberse resuelto la introducción, el nudo y el desenlace.

Como siempre, me olvido de mis problemas, pues hace cinco minutos mi preocupación era saber qué hacer hasta que den comienzo las clases, y ahora tengo claro que hacer, me pondré un nuevo capítulo de mi serie favorita, esa que nunca me falla.

Gracias a las series de televisión
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