La Wikipedia recibió en 2015 el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional. La periodista Victoria Lemaur Soto, “Viki”, recibió año tras año el premio intangible de nuestra admiración. Era otra princesa. Murió en abril, cuando nace la primavera. Nunca supimos por qué.
A ratitos, entre destreza y destreza periodística, Viki iba escribiendo, corrigiendo y editando su particular Vikipedia. Fundó en 2014 un fantástico Club llamado de Prensa y apellidado Pick con Miguel Del Río, su inseparable José Luis Valdezate y este columnista de provincias.
Desempeñó en el Club que es más que un club un importante cargo que nunca tomó como una carga. Mientras, una de esas caprichosas enfermedades se cargaba silenciosamente de sinrazones para llevársela en abril, cuando nace la primavera. La parca sabrá por qué.
Vicki (Viki a efectos de la paranomasia del título) se fue cuando más falta nos hacía
Vicki (Viki a efectos de la paranomasia del título) se fue cuando más falta nos hacía. Ella hubiese interpretado con su fino olfato de cazadora de noticias las muchas cosas que nos están sucediendo desde que nos dejó hace un año. Con esa retranca cantabrona que exhibía en defensa propia. Con su ironía enciclopédica. Con su inconfundible habilidad para relacionar sin enredar.
En la Vikipedia de Viki, el perdón es un arma de destrucción selectiva. Los que empuñaron las armas y empañaron la Historia de España han pedido perdón con la boca pequeña. Viki nunca se hubiese quedado boquiabierta. Y hubiese invitado a esa organización cuyo nombre casi no recordamos a que fuese generosa. “Sin perdón” es apenas una obra maestra de Clint Eastwood. El cine negro de los perdedores hace 8 años que no se proyecta en ninguna sala.
Con su traje corto de analista, el que mejor le sentaba, Viki se pellizcaría sarcásticamente al conocer por “El Mundo” que el Rey (suegro), Mariano (presidente), Torres Dulce (Fiscal General) y Ruiz Gallardón (ministro de Justicia) se reunieron en secreto en febrero de 2012 para condenar a Iñaki Urdangarín y absolver a su callada esposa, Cristina de Borbón. Inolvidable homenaje a la separación de poderes de nuestro hermoso Estado de Derecho. Viki aún se pellizcaría.
La vida continúa. Sin Viki Lemaur. Pero con su valiosa enciclopedia: la Vikipedia. Menos mal.