viernes. 29.03.2024

La carretera de Anievas y otros desafueros

El buen arreglo de una carretera es perfectamente compatible con la conservación de un entorno natural que tan bien hubiera venido para que se refugiaran en él todos los seres mitológicos que habitan a lo largo de los caminos para atacar o defender a los viajeros.

Al tanto de mi artículo de Opinión en este periódico relativo a las obras públicas totalmente desproporcionadas para las necesidades reales y que se están propagando en esta región tan regionalista ella, pero que no duda en acabar con su madrastra ("la maté porque era mía"), y en el que hacía referencia –además de al nuevo puente de Villanueva de la Peña– a la obra de la carretera de Anievas, han salido como respuesta en ese medio tan villano como es Facebook, diversidad de comentarios generalmente contrarios a mi opinión, pero tan en contra que a poco que se analice opinión y respuesta, están totalmente en las antípodas una de otras. ¿Cuántas de estas respuestas, han dado un argumento veraz o una opinión intentando desmontarlo con una u otra versión contraria? En su lugar, ataques personales, lenguaje soez –si fuéramos creyentes, blasfemo–, palabras malsonantes y aparentemente un odio encubierto.

Me ratifico en las acertadas palabras de Machado "de diez cabezas españolas, nueve embisten". ¿Dónde están los argumentos para defender la destrucción de un patrimonio natural, construido o histórico a cambio de ensanchar una carretera que tan solo necesitaba de un arreglo en algunas curvas y un nuevo alquitranado? Nadie iba por un camino de cabras, nadie se jugaba la vida en ella. ¿Se puede obviar la defensa del Patrimonio no dando argumentos de ningún tipo, tan solo matando al mensajero? Cuando, además, se supone por parte de los "ponentes" que intentan proteger la mitología, el mundo rural, el medio ambiente, el espacio aldeano...

Me ratifico en las acertadas palabras de Machado "de diez cabezas españolas, nueve embisten"

Este escape del personal hacia una literatura "Facebookiana" me reafirma en las palabras de Bruno Patino sobe el alarmante déficit de concentración y de análisis entre los usuarios de tales redes "sociales" (una décima por encima de los peces). Efectivamente esa red les impide entrar en un análisis medianamente consistente de mi opinión.

Espero –aunque no lo necesito– que estos mismos destinatarios den un explicación convincente: carretera desproporcionada versus Patrimonio. Es decir: "A mí me importa un ardite los árboles y las construcciones antiguas, son criaderos de bichos y piedras amontonadas, lo importante son las carreteras y cuanto más anchas mejor".

El buen arreglo de una carretera es perfectamente compatible con la conservación de un entorno natural que tan bien hubiera venido para que se refugiaran en él todos los seres mitológicos que habitan a lo largo de los caminos para atacar o defender a los viajeros (mitología, al fin, como busca la feria de las leyendas). Ahora no les quedará más remedio que refugiarse en un pseudomuseo, también compatible con la conservación del Patrimonio arqueológico o antropológico, verdadero reclamo para el turismo rural del que hablan (necrópolis, Camino Real, puentes y pontones...)

No haré más caso de estas acusaciones personales por parte de quienes usan las redes sociales. Entro por primera y única vez en esta falsa polémica no solo debido a la irritación que me produce el uso de este medio, sino lo que en él se expresa gratuitamente y sin control. Lógicamente ninguna de estas respuestas procede de un sabio, un filósofo, un paisajista o un paseante amigo de la geografía de la percepción, pongamos por caso.

Como dijo Riancho, miembro de la Asociación Alceda, ante la barrabasada de Okuda, Gobierno de Cantabria y Ayuntamiento de Bareyo que pretendían pintar de colorines el faro de Ajo: "pintemos Santillana de verde para atraer al turismo", no sin antes recomendar la lectura, si es posible, de tan solo poco más que la introducción de "La destrucción del Patrimonio Histórico español" para que después de todo esto vengan el llanto y el crujir de dientes y pasen a la posteridad los nombres de los ejecutores de esta destrucción y de quienes los apoyan. Laus Deo.

La carretera de Anievas y otros desafueros
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