Especialmente los jóvenes, y para explicárselo estamos los padres, no entienden que esta emergencia nacional que ha puesto a toda España en estado de alerta, no son vacaciones. Hay que estar en casa, no solo para prevenir el contagio. Es que lo más importante es ayudar a nuestros sanitarios, para que no tengan más trabajo del que les ocupa y satura el coronavirus; no acudamos innecesariamente a hospitales y ambulatorios. Está muy bien aplaudirles cada noche saliendo a nuestras ventanas, pero ayudar de verdad es otra cosa. Cuando entonamos lo de que somos un gran país, hay que demostrarlo con hechos. La solidaridad empieza por hacer caso al Gobierno, a las autoridades sanitarias, a nuestros padres, a nuestros hijos, a los vecinos, cuidando especialmente a nuestros mayores, donando todo lo que sea necesario para la protección de los demás que se la juegan, como nuestras Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. La batalla, porque lo es, acaba tan solo de empezar. Nos quedan muchos días por delante, mejor en casa, saliendo para lo imprescindible y justificado. Cada día serán 24 horas ganadas a la pandemia. Pero este triunfo solo se va a dar entre todos, obedeciendo, siendo los ciudadanos ejemplares que tanto nos gusta decir. Este es el momento de demostrarlo.