sábado. 20.04.2024

Confinamiento, pasotas, segunda ola Covid y Navidad

Por incumplidores es la expresión que mejor define los peores momentos del Covid, estos en que convivimos con municipios confinados, toques de queda y certificados emitidos por las empresas, por si la Guardia Civil nos da el alto. Puede que las medidas sean impopulares y motivo de queja, pero pensemos en aquellos sectores y familias que peor lo están pasando, y el panorama incierto de su futuro no pinta mejor.  

Es opinión extendida que con los escalofriantes datos actuales del Covid en este tramo final de 2020, nos vamos a comportar mayormente bien, hasta que entremos en la Navidad. Parece como si las alarmas se dispararan antes de la llegada de grandes momentos del año, como son el verano y las fiestas navideñas. Pero cuando llegamos a estos meses de asueto volvemos a perder el rumbo y los nuevos modales sociales que nos impone el coronavirus, en forma de mascarilla y distancia pertinente hacia nuestros semejantes.

En España, hasta que llegue la vacuna, estamos perdidos, por culpa de lo egoístas que somos, ya que lo queremos todo a cambio de aportar personalmente lo mínimo. Tuvimos una oportunidad en el confinamiento, y la desaprovechamos. Del veraneo “Made in Spain” es mejor ni hablar. La economía se impone, pero pueden hacerse muchísimo mejor las cosas en la calle, en los trabajos, en los bares, restaurantes, teatros y demás actos públicos y privados. Cuando queremos hacer recaer las culpas de no cumplir con las prevenciones sanitarias en los jóvenes, resulta que las familias en general somos las más propagadoras del virus. No hacemos caso, como auténticos pasotas, de los reiterados avisos contra reuniones, comidas, cenas, barbacoas, fiestas, bodas y comuniones, dando el cante como país, aunque dentro de Europa pocos son los que puedan jactarse de ofrecer auténtico ejemplo político y social frente a la temible pandemia del Covid-19.   

“Es necesaria la mentalización, machacar con ella. Que nos demos cuenta que muchas cosas han cambiado, y no van a regresar porque nos dé la real gana”

El otoño europeo, y por ende español, se ha tenido de más muertes, disparado los contagios, declarando cuarentenas, municipios cerrados a cal y canto, toques de queda, y defunción de negocios, al frente de los cuales está una hostelería herida de muerte, si las cifras de positivos no bajan, pero principalmente si los ciudadanos no decidimos actuar responsablemente en todo momento, acorde a la situación tan crítica vive el mundo. Es necesaria la mentalización, machacar con ella. Que nos demos cuenta que muchas cosas han cambiado, y que no van a regresar porque nos dé la real gana a nosotros. 

Cuando vemos las orejas al lobo, como en este noviembre, es cuando se toman medidas impopulares, que perjudican más a unos que a otros, pero nos ganamos a pulso que nos metan en casa. Recuerdo aquello que decían los sanitarios: ¡no nos aplaudáis tanto, y hacer caso a las recomendaciones! Pues habría que sugerir lo mismo ahora, acerca de no quejarnos y cumplir con todas y cada una de las prevenciones, para no perjudicar a tantas personas y negocios como está ocurriendo.

Se ha exagerado, incluso mentido, con las vacunas, y no seré yo quien anuncie si van a estar en uso en 2021. Es importante incidir en este hecho, porque lo que nos queda es ser sociedades cumplidoras, unidas, apoyando en todo lo posible a tantos sectores y familias que están sufriendo en sus propias carnes esta nueva crisis y el desempleo masivo que genera. Creo que el año que viene va a ser desgarrador en este sentido. Nunca he deseado tanto equivocarme, pero una crisis no empieza y acaba en un santiamén, y suele, desgraciadamente, alargarse en el tiempo.  

“Nos queda ser sociedades unidas, apoyando a tantos sectores y familias que están sufriendo esta nueva crisis y el desempleo masivo que genera”

Sí, el Covid está causando estragos. Por ejemplo: es pronto para plantear en qué medida el coronavirus ha hecho perder la presidencia de los Estados Unidos a Donald Trump. Tiempo habrá por delante para hallar una respuesta a este planteamiento, y de ello se tome nota en otros países ante futuras citas electorales. Frente a una fatalidad nunca antes conocida, el Covid-19, los gobernantes están haciendo lo que pueden. Aquellos que se declararon al principio negacionistas, como el citado Trump, o Boris Jhonson, que acaba de confinar a todo el Reino Unido, les vemos ahora inmersos en un futuro político incierto, por este mundo tan raro y cambiante desde que entramos en la pandemia. En todo caso, no creo que sea momento de augurar nada y sí de cumplir en el día a día con lo que tenemos entre manos, que no es poca cosa. Lo más cercano, para demostrar nuevamente que estamos en el camino de aprender de nuestros errores, son las Navidades de 2020, y decir adiós con muchas precauciones al que sin duda será recordado como uno de los perores años de nuestra historia más reciente.

   
 

Confinamiento, pasotas, segunda ola Covid y Navidad
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