jueves. 25.04.2024

Joyería Salamanca y Calzados Bermúdez, Espejos de Cantabria

La salida de la crisis ha dejado un daño colateral irreparable como es no volver a adquirir de habitual todo aquello que durante la gran debacle económica hemos señalado como mercancías de compra y uso innecesarios.

¡Últimas noticias!: cierran más negocios históricos de Cantabria como Joyería Salamanca o Calzados Bermúdez. Ocurre por dos hechos contrastados. El primero es que cada seis meses se baja la persiana para siempre de alguna firma que llevaba entre nosotros cincuenta o más años. Y el segundo motivo es más chocante si cabe. Se refiere a que precisamente ahora que se habla de salida de la crisis, es cuando más tiendas no abrirán nunca más. Que sus dueños pongan la excusa de los motivos personales, me recuerda a cuando alguien alega lo mismo para dimitir de un cargo político, cuando la verdad es que está hasta la coronilla de presiones, malos ratos y riñas familiares. Es difícil de creer, pero, en fin, si los interesados así lo quieren, ¡vamos a admitir pulpo como animal de compañía!

Sucede que la situación económica no termina de estar bien a pie de calle. La salida de la crisis ha dejado un daño colateral irreparable como es no volver a adquirir de habitual todo aquello que durante la gran debacle económica hemos señalado como mercancías de compra y uso innecesarios. Antes de la crisis, salías un domingo y pagabas el periódico, dos panes, y te tomabas el vermú y unas rabas. Se empezó por quitar la ración de calamares, se continuó por el vino, y al final sólo se compra el pan.

Puede que haya acabado la crisis (lo dudo bastante), pero el chip no, el chip de la gente no ha cambiado. Los ciudadanos retienen su dinero y se ha hecho fuerte la idea de amasar un colchón económico que nos aleje de los fantasmas del pasado. Este cambio obliga a no gastar y, en cosas innecesarias, mucho menos. Las tiendas no venden y en consecuencia cierran. A los empresarios autónomos de este país yo les hacía un monumento más grande que la Sagrada Familia de Barcelona. Lo que han aguantado durante la crisis, ventilando los ahorros de toda una vida, está aún por reconocer. En Cantabria se puede editar ya una especie de anuario de los negocios de toda vida que han cerrado en Santander, Torrelavega, Reinosa y demás lugares.  Ojo que no sólo finiquitan legendarias firmas. Ojito que nunca se podrá alegar que habían perdido fuelle porque sus mostradores tenían muchos años a las espaldas. La innovación y el desarrollo se basa también en el mantenimiento de las empresas. Hoy lo habitual es abrir más fruterías y cabinas de depilación para cerrarlas al año. Quien se atreva con una joyería o una zapatería, es como para darle una medalla al valor.

No se puede decir tampoco que, por el cierre de las firmas de siempre, el centro de las ciudades agonice. Esos buenos locales son pronto ocupados por franquicias o negocios de chinos. Pasar delante de la Joyería Salamanca de Santander y que pueda ser en adelante, por ejemplo, una tienda de ropa, ya no será lo mismo. El sólo nombre de estos negocios alude a santuarios de la pequeña empresa, del auténtico ejemplo de emprendimiento que fue inaugurarlos en su día. Ha venido siendo también su queja la apertura en domingo de los grandes almacenes, pero en realidad las pequeñas tiendas han pinchado de lunes a sábado porque las ventas dan escasamente para pagar las nóminas del personal. Ya lo he planteado atrás e insisto: hemos dicho adiós a muchos productos que nos era imposible comprar durante la crisis, porque el sueldo se dedicaba a comer, pagar las facturas y el elevado coste de la gasolina y la calefacción. Este es el espejo social, roto, en el que se vienen mirando los pequeños empresarios durante los últimos siete años. Cuando se dice que pagan justos por pecadores (la política de recortes de la Unión Europea y las malas finanzas del Gobierno), hace tiempo que el pato lo están pagando los autónomos que ya no tienen humor para asfixiarse económicamente un poco más. Una despedida a tiempo, sale más rentable.

Joyería Salamanca y Calzados Bermúdez, Espejos de Cantabria
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