jueves. 28.03.2024

Quienes pegan a médicos y enfermeras…

Una sociedad que agrede a sus médicos y demás profesionales sanitarios  es claramente una sociedad que está muy enferma. Falta educación, valores y responsabilidad, mientras sobra prepotencia y chulería, como la de los pacientes que pegan a quienes precisamente velan por su salud. ¿Hay algo más admirable que curar al prójimo? Pues así les pagan cada vez más mequetrefes.

 

Los hay que de pequeños no recibieron como lección necesaria esa regañina que dan frecuentemente los padres a los hijos sobre el “no se pega”. No se pega en la guardería, no se pega en el colegio, no se pega jugando en la calle y no se pega en el instituto. Las educación es fundamental para parar en seco las agresiones verbales y físicas. No digamos con el acoso en las aulas o en el puesto de trabajo, que son también problemas muy grandes de la sociedad actual. Una sociedad que avanza sin un rumbo preciso sobre lo que son los valores a salvaguardar, como es el respeto a los demás.

Nunca he comprendido que se pueda llegar a cualquiera de estas situaciones, que se producen de habitual en nuestro entorno. Qué puedo añadir sobre que crezcan las agresiones a médicos, enfermeros y enfermeras del sistema sanitario español, y que Cantabria se acabe de colocar en el segundo lugar nacional donde más crece este lamentable hecho. Los datos no pueden ser más preocupantes. El Servicio Cántabro de Salud tiene registradas 154 agresiones a su personal en 2018. Son el doble de las que se dieron en 2017. Al tiempo, el Colegio de Médicos de Cantabria pone  encima de la mesa el dato de que las denuncias que han recibido en el mismo sentido se han incrementado un 50 por ciento en los últimos años.

El acoso en las aulas o en el puesto de trabajo son también problemas muy grandes de una sociedad que avanza sin  valores

Leo las noticias al respecto, pero no aparecen en ellas el tipo de personas que agreden a los trabajadores sanitarios y el por qué. Lo segundo me lo puedo imaginar. Las esperas largas en urgencias, la creencia de que tu dolencia es muy grave cuando no es así, y otros pacientes cuya vida sí peligra de verdad deben ser atendidos con la debida prioridad. Contar con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo acarrea al tiempo que nos pensemos que lo aguanta todo, y en cualquier circunstancia. Para nada es así. Pero, erre que erre, acudimos a los centros hospitalarios y ambulatorios por muchas cuestiones menores, de las que oficialmente se habla de cuando en cuando, se dice que se van a hacer campañas de concienciación y tomar medidas, pero luego no se hace nada,  ya que la sanidad es uno de esas cuestiones sagradas a las que se temen en las elecciones que están por celebrarse. 

Alguien tendría que explicar qué pasa con los agresores, si se van de rositas, y lo que puede generar esta situación de impotencia en el sector sanitario, ya que crecen las agresiones, aumentan las denuncias colegiales, pero aquí paz y después gloria. El artículo 43 de la Constitución Española reconoce el derecho a la protección a la salud; asimismo, dice que compete a los poderes públicos organizar y tutelar la sanidad pública a través de medidas preventivas, y pone el foco en que la ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto de recibir las bondades de esta asistencia. Queda claro que alguien, los agresores de médicos y enfermeros, están incumpliendo la ley y que corresponde a los Gobiernos hacer algo drástico al respecto. 

Que Cantabria sea de las regiones donde más crece esta violencia, que además se da más hacia las profesionales sanitarias, ¡ya nos vale!

Los empleados sanitarios tienen todo el derecho a acudir tranquilos a sus puestos de trabajo, y a ejercer sus funciones con las máximas garantías de protección y apoyo. Si crecen las agresiones, es que todo esto que digo no se está produciendo, porque de lo contrario no estaríamos hablando de cifras tan alarmantes de agresiones físicas. Que Cantabria sea de las regiones donde más crece este tipo de violencia que, además se da más hacia las profesionales sanitarias, ¡ya nos vale! Personalmente, nunca he presenciado un problema dentro de unas urgencias. Escuchas quejas, ves a pacientes que protestan las esperas en voz alta, y que se fijan en plan detective por si a alguien que no le toca pasa por delante de ellos. De ahí a las agresiones va un mundo, y todos los usuarios de la sanidad debemos de comprometernos contra los pegones. De nada vale alardear de nuestros hospitales, profesionales y medios, si somos consentidores respecto a personas que hacen un uso prepotente del sistema asistencial. En España ya ocurre hace tiempo, y somos muchos los que esperamos que se tomen cartas en el asunto, como tan claramente queda explicitado en la Constitución, que todos debemos cumplir. 

Quienes pegan a médicos y enfermeras…
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