miércoles. 24.04.2024

Sobre el exceso de confianza

Reflexiones desde casa. Día 52.

Recabo la opinión de otras personas, y la coincidencia es unánime sobre que en la calle se percibe un exceso de confianza hacia el coronavirus, como si la gran pesadilla fuera cosa del pasado. También lo he visto con mis propios ojos, y pese a que se informa con insistencia sobre lo que está permitido hacer en las diferentes fases de la desescalada, muchas personas lo entienden como ir a su aire e incumplir la prevención más determinante para evitar el contagio: el distanciamiento social. Lo malo es que quienes así actúan, no se ponen solo ellos en peligro. También generan temor en otros ciudadanos, que pretenden efectuar tranquilamente su salida diaria y con la máxima seguridad posible. Altera la normalidad toparse con grupos organizados para el  paseo, sea a pie o en bicicleta. Regresa con ello a mi cabeza la duda de si la información facilitada desde el principio, especialmente a través de las imágines en televisión, no han sido suficientemente esclarecedoras a la hora de mostrar la auténtica cara del Covid-19, que suma casi 26.000 muertos. Somos libres de tener más o menos miedos, pero vivimos y trabajamos en sociedad, algo que multitud de ciudadanos, de todas las edades, no asumen. Hay demasiados comportamientos inadecuados, que denotan no haber entendido lo que pasa con esta pandemia mundial no concluida, ya que sigue entre nosotros, infectando. La prueba es que el Congreso de los Diputados acaba de respaldar la cuarta prórroga del estado de alarma, hasta el 24 de mayo. Lo vengo manteniendo: al tener cuidado, generamos la mayor garantía para que nuestro sistema sanitario obtenga un merecido respiro, con unos profesionales reventados por el incesante trabajo llevado a cabo. Las prisas nunca son buenas. Con el coronavirus, muy vigente y en espera de una vacuna que tardará, no se puede bajar la guardia. Se está haciendo, y nos equivocamos.  Puede que la información del inicio del Covid en España haya pecado de buenismo, evitando en todo momento las imágenes crudas de la realidad. No deja de ser una opinión, ya que muchos otros pensaran diferente. Sea como fuere, hay que redirigir a su sitio este escenario diario de tomar las calles como si nada hubiera ocurrido, y todo estuviera superado.

Sobre el exceso de confianza
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