viernes. 19.04.2024

Cerrar las brechas

Es tiempo de reivindicación, de reivindicarnos, es tiempo de escribir nuestro futuro con letras de igualdad y de respeto a las mujeres.

Este inicio de año 2017 está mostrándose trágico para las mujeres. Por desgracia este 8 de marzo tenemos más motivos que nunca para reivindicar el papel que nos merecemos aquellas que componemos más del cincuenta por ciento de la población.

Es tiempo de reivindicación, de reivindicarnos, es tiempo de escribir nuestro futuro con letras de igualdad y de respeto a las mujeres.

Son demasiadas las brechas que se han abierto en la sociedad para nosotras, las mujeres. Algunas fueron cerradas gracias a las políticas socialistas de los distintos gobiernos. Por ejemplo, una de esas brechas que tanto hemos padecido en Cantabria, esa que otorgaba un papel secundario a las mujeres ganaderas en la titularidad de las explotaciones. Es decir, el reconocimiento de la corresponsabilidad de ese trabajo sin visibilidad, ese trabajo silencioso que siempre hemos realizado las mujeres, ese trabajo imprescindible y poco reconocido. Fue un Gobierno socialista quien hizo posible que se reconociera que las mujeres compartían la titularidad de las explotaciones que sacan adelante.

Algunos de estos avances sufren los envites de la ideología más reaccionaria, que se empeña en arremeter contra la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres

Sin embargo, algunos de estos avances sufren los envites de la ideología más reaccionaria, que se empeña en arremeter contra la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

La crisis, pero sobre todo quienes la han gestionado, han dejado a las mujeres sumidas en un pozo de difícil salida. Sin apostar por la igualdad efectiva, las mujeres hemos visto cómo se reabrían brechas que ya creíamos en proceso de cicatrización. Por ejemplo la de la libertad de las mujeres de decidir sobre su propio cuerpo, de cómo y cuando ser madres o no serlo, la conciliación de la vida laboral y familiar, las políticas sociales que favorecían el reconocimiento de las mujeres cuidadoras de dependientes, las políticas de igualdad efectiva que permitieran el acceso al mercado laboral en igualdad de condiciones que los hombres.

Pero sin duda, la brecha salarial creciente en los últimos años, el reparto desigual del empleo y la precariedad laboral nos ha llevado a un terrible proceso de “feminización” de la pobreza.

Estudiamos igual que los hombres, nos titulamos igual que los hombres pero el acceso al mercado laboral es mucho más costoso por el mero hecho de ser mujeres: Haciendo el mismo trabajo que los hombres, las mujeres cobramos menos, hasta un 24% menos en el mismo puesto de trabajo. Si lo vemos de otra forma, las mujeres trabajamos 54 días gratis respecto a nuestros compañeros varones.

No hay más explicación para esta falta de igualdad en el trato que la de un machismo soterrado que sigue considerando a las mujeres como inferiores en muchos aspectos.

Estos días escuchábamos a un eurodiputado polaco verbalizar lo que piensan los conservadores de todo el planeta, que las mujeres son “más pequeñas y débiles” y por ello deben cobrar menos.

El machismo ha extendido un tupido manto que ha impedido que mujeres y hombres camináramos en paralelo en obligaciones y derechos

La respuesta de nuestra eurodiputada socialista fue tan breve como contundente: “Las mujeres –y los hombres- socialistas estamos en política para defender a las mujeres europeas de hombres como usted”.

Las mujeres cántabras hemos demostrado nuestra fortaleza y nuestra corresponsabilidad con el resto de la sociedad; sin embargo, el machismo ha extendido un tupido manto que ha impedido que mujeres y hombres camináramos en paralelo en obligaciones y derechos.

Lo cierto es que el futuro pasará por la igualdad, o no pasará. Pasará por la equiparación salarial, o no pasará. Pasará por entender que el siglo XXI debe abandonar cualquier reminiscencia medieval en la concepción de las relaciones entre hombres y mujeres.

Y para que eso pase, la educación será clave para forjar las bases de una sociedad que deje de alentar pequeños espacios de ‘micromachismos’ y repudie los ‘macromachismos’ que hoy sufrimos: las mujeres asesinadas, las mujeres que viven aterrorizadas, las mujeres oprimidas, las mujeres que trabajando igual que los hombres ganan menos, las mujeres cuidadoras que parecen invisibles, las adolescentes que son víctimas de nuevas formas de violencia de género, las mujeres que no pueden acceder al mercado laboral y un largo etcétera.
 
“Ponte en pie” es el lema elegido por el Gobierno de Cantabria para este 8 de marzo. Muy acertado porque sólo con todas las mujeres, y también todos los hombres, puestos en pie por nuestros derechos –sociales y laborales- es posible un cambio profundo y necesario de nuestra sociedad que respete la igualdad de oportunidades.

Ponerse en pie y caminar juntas y juntos hacia una sociedad igualitaria y sin violencia machista es, hoy más que nunca, la asignatura pendiente que debemos afrontar con el máximo compromiso.

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