jueves. 28.03.2024

Cuernos y mala baba

Los socialistas en el ayuntamiento no llevan remedio. Como la Feria de Santiago, que va camino de acabar siendo nada. Los toros les han dado un revolcón, y han destapado las malas artes y la peor baba que se gastan los que mueven el cotarro. Llevan años ganándose a pulso la irrelevancia que proyectan.

He pasado cinco días en Santander de vacaciones. Haciendo turismo por la provincia -cómo apura la gente el dinero que se gasta en alojamiento, trajes de baño y toallas, que a las 10 de la mañana ya están en la playa aunque esté nublado- y disfrutando de las mismas fiestas de Santiago de siempre. Los cacharritos de El Sardinero estaban mejor ordenados que otras veces -había menos-, y a la feria del pincho se le va notando el desgaste. Le pasa como a la ciudad, que los pincheros no innovan y se les va quedando viejo el invento. No he tenido la oportunidad de cruzarme con dos o tres a los que me apetecía hacer el feo de volver la cara. La satisfacción de dejar un saludo colgando llena muy bien los huecos del tedio de hacer siempre lo mismo, y le añade a la vida la emoción de lo imprevisible. Al menos me he ido con el gusto de haber vivido el enésimo ridículo del portavoz Casares y su grupo municipal. A cuenta de los toros, que tienen ese tufo a viejuno y rancio que tan bien cultivan los socialistas santanderinos. 

El abono de la feria de Santiago se les ha venido encima de mala manera. Algunos grupos decidieron devolverlas, por coherencia con la decisión del pleno de dar por acabadas las subvenciones a espectáculos taurinos. A los de Casares, así de primeras, se les pasó el gesto, un medio regional lo publicó, y entraron en barrena contra todos y entre ellos, que esto también es muy suyo. Que si no todos las habían recogido, que si recogerlas iba en contra de una decisión interna, que si los que las tenían no las usaban ellos, y al final, un comunicado en Facebook -el sitio donde se justifican los que lo hacen con la boca pequeña- asegurando que las entregaron 'vía registro'. Les ha perdido esa codicia ruin de usar lo más cutre de lo público para el postureo dominguero y para contentar miserias y miserables, sin más horizonte que su cuenta de resultados internos y un par de fotos disfrutando de la fiesta. Como siempre, estos socialistas de salón sin cultivar no se han parado a pensar en las consecuencias de una acción en contra del sentido común que marcan los nuevos tiempos. Gastarse lo de los demás está feo, y ya no queda bien. Ni eso ni pelearse por una mierda (con perdón) de entradas para los toros.

Me he ido con el gusto de haber vivido el enésimo ridículo del portavoz Casares y su grupo municipal. A cuenta de los toros, que tienen ese tufo a viejuno y rancio que tan bien cultivan los socialistas santanderinos

La movida les ha servido, además, para que les afloren los sentimientos más irracionales y las peores formas, las más viscerales, esas que están en el ADN de los mediocres cuando alguien les pisa el sembrado, que en este caso ni siquiera es suyo. Algunos, los que durante las fiestas han ido de guays en las terrazas vips y no se han perdido un concierto en la zona exclusiva a la que se entra por la patilla, para prohibir a sus compañeros manifestaciones antitaurinas, que a ver con qué cara luego se dejaban ver ellos y sus amigotes en el tendido siete, luciéndose de concejales. Y a otras, subalternas por cierto, para trincar primero abonos de quien no pensaba usarlos, y amenazar después porque se le supo la cara que gasta. Cuando la tontunez, la incapacidad, la insolvencia intelectual, la majadería y la chulería más analfabeta se junta, se tiene esto. Y unas explicaciones escondidas, a destiempo, difusas, no justifican nada de todo ello.

Los socialistas en el ayuntamiento no llevan remedio. Como la Feria de Santiago, que va camino de acabar siendo nada. Los toros les han dado un revolcón, y han destapado las malas artes y la peor baba que se gastan los que mueven el cotarro. Llevan años ganándose a pulso la irrelevancia que proyectan, que no mejoran con esperpentos mezquinos como este de las entradas. Ojalá algún día...
 

Cuernos y mala baba
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