jueves. 25.04.2024

Pancartero

Hacer pancartas está sobrevalorado, pero De la Serna no lo sabe. Ha cogido por los cuernos la liebre de su enfado y de cuatro de los suyos, los que más se aburren, a cuenta de una cosa importante pero menor. Como si la ciudad tuviera resueltos sus problemas de verdad, los del paro, la marcha de la juventud o el envejecimiento de la población.

Hace unos días, ese alcalde revenido que tiene Santander porque no prospera a ministro, ha colgado del balcón del ayuntamiento una pancarta reivindicando el MUPAC para la ciudad. Está De la Serna desatado con el tema del museo, que lo mismo concentra a una decena de fieles directivos de asociaciones vecinales -la clientela siempre está disponible y a disposición- que a empleados municipales con carné de figuras. Ha estado hasta con el presidente Revilla exigiendo que el MUPAC no se mueva de la ciudad. A ver a la gente de su partido que gestiona el ferrocarril que une Santander con la meseta y que tiene la catenaria por los suelos cada dos por tres no va, no. Este arranque suyo de preocupación por la prehistoria trasciende lo fundamental, que para qué va a acompañar él al gobierno regional a los ministerios en funciones del PP a pedir para Cantabria, que es pedir para su capital. A la vista está que Santander está servida de todo.

El MUPAC tendrá que estar donde mejor sirva a su objetivo difusor del pasado ancestral de Cantabria. Faltaría más

Hacer pancartas está sobrevalorado, pero De la Serna no lo sabe. Ha cogido por los cuernos la liebre de su enfado y de cuatro de los suyos, los que más se aburren, a cuenta de una cosa importante pero menor. Como si la ciudad tuviera resueltos sus problemas de verdad, los del paro, la falta de iniciativas culturales y de ocio -lo del circuito del incendio es un número de circo que solo merece carcajadas de tristeza-, la marcha de la juventud, el envejecimiento de la población. Esa pasividad social conservadora de la ciudad bien entrenada, y el desencanto cívico adocenado que promociona, le hacen de coartada en otra absurda pose que Santander no se merece.

El MUPAC tendrá que estar donde mejor sirva a su objetivo difusor del pasado ancestral de Cantabria. Faltaría más. Y donde mejor garanticen las administraciones públicas que son sus responsables la calidad de su funcionamiento y su accesibilidad a todo el que quiera saber. El partidismo con según qué cosas está feo, aunque esto es algo que en España no se entiende. De la Serna utiliza el museo como excusa para la confrontación, devaluando su importancia hasta la de simple argumento para la bronca. Y para el ridículo, siendo capaz al mismo tiempo de votar una cosa como diputado e impulsar la contraría como alcalde. Los santanderinos se merecen debates de más altura, dignos de sus problemas y sus reivindicaciones. Discutir dónde colocar el MUPAC está bien, pero en un contexto donde la inquina personal y el tactismo partidario no sean la motivación. 

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