sábado. 27.04.2024

Donde el miedo está ausente, siempre está presente la conquista

Hay que hacer factible, viable y creíble la política lingüística en favor del cántabru en todas las áreas y lugares en donde ésta pueda tomar forma y realidad

La “sociedad de medios”, como se denomina a veces el estadio actual de la evolución medial, esto es, la era de la comunicación electrónica, no hace sino poner de manifiesto la necesidad de la comunicación primaria: la comunicación del contacto elemental humano. Y este contacto debe de ser (para las personas que desean que el cántabru alcance notoriedad y presencia) siempre directo y sencillo, real y natural.

Para los romanos, la justicia se sustentaba en la idea platónica de la equitas, y consistía básicamente en dar “a cada cual su merecido”. Este entendimiento, de dar a cada cual lo que se merece, ha formado parte de nuestro marco común de entendimiento a lo largo de muchos siglos. Hoy, sin embargo, la idea de justicia (y, en consecuencia, su némesis, la injusticia) ha dejado de ser un concepto con un significado claro para convertirse en una oscura herramienta de transformación, no siempre adecuada y positiva.

De hecho, la idea de justicia ya no consiste en dar a cada cual lo que se merece, sino más bien en proporcionar a determinadas personas o grupos aquello de lo que, en comparación con otras, carecen. Lo justo ya no es, por ejemplo, que quienes se esfuerzan y actúan con responsabilidad vean recompensado su trabajo y su sacrificio. Sin embargo, parece ser que lo que haga cada cual es irrelevante, y ya no computa.

En verdad, y he aquí la inversión, se considera una insidiosa injusticia que cada cual reciba lo que merece, pues esto nos hace desiguales, y lo justo es que todos tengan lo mismo, lo merezcan o no. Y es precisamente esta fragante situación de no justicia la que muchas veces hoy, y con mucha frecuencia, se aplica para y a favor de colectivos y estructuras de poder varias, pero no para dar visibilidad y presencia a actuaciones o políticas en favor del cántabru. ¿Por qué?

¿Dónde está entonces y a estas alturas la “discriminación positiva” en favor de nuestra lengua nacional?

Lamentablemente, la igualdad de oportunidades no garantiza la igualdad de resultados. Y puesto que el concepto moderno de justicia consiste en que todos tendamos a ser iguales y a tener lo mismo, hemos ido un paso más allá, pues ya no es suficiente con intentar proporcionar las mismas oportunidades, sino que hay que aplicar una desigualdad de oportunidades a la inversa. Esto significaría que hay que dar ventaja a quienes lo necesiten en detrimento del resto, y a esto se le denomina “discriminación positiva”. Pero, y llegados a este punto, ¿dónde está entonces y a estas alturas la “discriminación positiva” en favor de nuestra lengua nacional?

Muchas personas no parecen querer darse cuenta de que por más que nos esforcemos en alcanzar una sociedad igualitaria, los sujetos seguirán siendo siempre esencialmente diferentes unos de otros. Y lo serán por razones muy diversas que van más allá del ambiente y del concepto nebuloso de la “opresión estructural”, ya que los seres humanos (diversos por naturaleza) no tienen la misma fuerza de carácter, la misma voluntad, la misma vocación, la misma inteligencia, y ni tan siquiera tienen las mismas aspiraciones. Y sus elecciones, por supuesto, también son distintas, por lo que sus logros tenderán a ser también, y en consecuencia, desiguales y diversos.

Ante esta situación hay, por lo tanto, que presentar iniciativas (continuas y constantes) en los órganos adecuados y competentes, al tiempo que estar muy activos y combativos en cuantos lugares y estamentos sean probables y posibles a nivel político e institucional para que esta situación sea revertida y cuanto antes modificada.

Y ya por último, hay que hacer factible, viable y creíble la política lingüística en favor del cántabru en todas las áreas y lugares en donde ésta pueda tomar forma y realidad. Y es que, donde el miedo está ausente, siempre está presente la conquista.

Por ello, y a fin de normalizar, divulgar y dignificar la lengua cántabra, sería muy recomendable (entre otras acciones), empoderar y dar cabida a las siguientes medidas y acciones:

01. Dotarse de una legislación lingüística que reconozca y recoja el bilingüismo, así como la cooficialidad de la lengua cántabra.

02. Establecer una ley de uso y promoción del cántabru, así como una Dirección General de Política Lingüística.

03. Creación de una Oficina para la Promoción, la Defensa y la Protección de los derechos lingüísticos, a fin de garantizar el derecho de las personas a utilizar la lengua oficial (cántabru y castellano) que elijan, de acuerdo siempre con el marco legal establecido; dado que (según la Constitución española) nadie puede ser discriminado por razón del idioma.

04. Instituir el Día Escolar del cántabru (con especial intención en las zonas o áreas en donde esta lengua es aún empleada) en la Comunidad Autónoma de Cantabria, así como también sugerir su celebración en los territorios de la antigua Cantabria Histórica.

05. Habilitación por parte de la Administración Autonómica y Local, de recursos y medios para enseñar y formar a los funcionarios que voluntariamente deseen estar capacitados lingüísticamente para atender a las personas que deseen expresarse en cántabru: posibilidad de y para instruir a su personal en competencia lingüística. Pues no es el personal funcionario quien debe elegir la lengua de relación con la ciudadanía, sino el ciudadano; quien en su libertad de elección usa la lengua oficial que le parece y considera más adecuada.

06. Creación de una ley de Educación Integral progresiva que facilite la implantación y el conocimiento progresivo del idioma autóctono en los centros de enseñanza.

07. Declarar como objetivos irrenunciables para los concejos, ayuntamientos, entidades comarcales menores y mayores, así como demás demarcaciones y entes provinciales o interprovinciales; programas que garanticen la extensión o la divulgación del cántabru en sus áreas de demarcación respectivas.

08. Inclusión del cántabru en la Carta Europea de las Lenguas Minoritaria, así como habilitación de personal adecuado que dé presencia y vitalidad a esta lengua en todas y en cuantas instituciones internacionales sea posible; a fin de que pueda estar ésta correctamente representada y simbolizada.

09. Conformación de una Oficina Lingüística de la Lengua Cántabra en la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, al tiempo que la creación de una Cátedra de Cántabru en la Facultad de Filología; dentro de la Universidad de Cantabria.

10. Normalizar la aplicación de un sistema electivo y justo en los colegios, que respete adecuadamente el bilingüismo en cántabru y en castellano en el conjunto de la ciudadanía.

11. Creación de la Academia Cántabra de la Lengua, o la Academia de la Lengua y la Cultura Cántabra, a fin de fomentar y estimular el estudio, el aprendizaje y la extensión de la lengua cántabra en la sociedad.

12. Difundir el patrimonio lingüístico del País Cántabru a través de charlas informativas en los colegios e institutos, eventos sociales e institucionales, y/o encuentros culturales de dentro y fuera de Cantabria.

13. Anuncios en la prensa y en la televisión, aunque también en paneles informativos en las calles y carreteras, plazas públicas y edificios oficiales.

 14. Creación de escuelas populares (nocturnas y diurnas) donde se enseñe la lengua de manera voluntaria.

15. Habilitación de medios y fondos culturales, sociales y de investigación, que estén dirigidos y enfocados a la protección y salvaguarda del patrimonio lingüístico cántabro.

16. Fomento del grafiti como una expresión cultural y de comunicación formidable que fomente valores y aptitudes positivas en la sociedad, y en la que interfiera un contenido y un mensaje con un propósito claro: la extensión y divulgación de la lengua cántabra, a fin de buscar a través de esta expresión artística (u otras parecidas) un espacio alternativo de comunicación y divulgación lo más extenso y amplio posible.

17. Creación de una Televisión Autonómica en cántabru, al igual que en castellano, para el ámbito y el conjunto cántabro: la Cantabria Histórica. A esto se sumaría la petición de horas en las televisiones estatales en cántabru, según el dictamen de la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias.

18. Facilitar la concesión de licencias de radio que permitan emitir en cántabru.

19. Creación de un Día de la Lengua Cántabra, que podría ser rotatorio y abarcar no solo a la hoy y actual Comunidad Autónoma de Cantabria; sino también a los antiguos territorios de la antigua Cantabria Histórica.

20. Posibilitar que en los colegios públicos y centros concertados, y en horario no lectivo y opcional, profesores habilitados puedan enseñar el cántabru a las personas que así lo deseen.

El apartado número 21 sería para virilizar una pancarta con el lema: Cántabru, uficialidá ya (Cántabro, oficialidad ya).

No hay nada como una buena pancarta en las calles con el siguiente lema en cántabru: cántabru, uficialidá ya, a fin de que de esta manera se pueda llegar al mayor número posible de personas. Quien dice pancartas en las calles puede decir también: camisetas, gorras, presencia en la Internet, en los estadios de fútbol, conciertos, ferias locales y gastronómicas, etc. La imaginación aquí no tiene porque conocer límites y barreras. El objetivo final es llegar al mayor número posible de colectividades y personas de manera que haciendo una adecuada y buena campaña, la población sepa y tenga conciencia y constancia del valor que debe de tener hoy en día nuestra lengua cántabra en todos los aspectos y facetas de nuestra vida. 
 

Donde el miedo está ausente, siempre está presente la conquista
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