lunes. 20.05.2024

El puto amo

La política es cada vez más poliédrica, como determinados rostros, y, en el caso de Sánchez, una centrifugadora con los programas cada vez más cortos

Desde que Pep Guardiola se refirió a Mourinho como “el puto amo de la rueda de prensa”, ningún puto amo se había floreado con tanta fuerza como Pedro Sánchez, nominado así por ‘Puenting’ sin tentarse las meninges. Los socialistas jamás han tenido vocación de ser amos porque eso siempre lo dejan para la fachosfera: prefieren filosofar con gusto de los de arriba, los de abajo, los poderosos y los pobres para miccionar de manera más selecta en la herida de Podemos. Si Sánchez es ahora “el puto amo” según la adjetivación tan profunda y particular de Óscar, siempre repartiendo estatuillas, ¿dónde queda el carácter socialdemócrata del líder del PSOE con semejante bautismo?

Sánchez se tomó cinco días para pensar -ni Platón necesitó tanto tiempo-, pero volvió por las de Pavía

Quizá es que Sánchez sea el puto amo contra bulos y periodistas díscolos que, lejos de bailarle el agua, le arrean un meneíto en sentido inverso a las agujas de su reloj. Y llegados a este punto: ¿cambiar de opinión sobre la rebelión, la sedición, la malversación, los indultos y los acuerdos con Bildu puede considerarse un bulo? En hipótesis: si Sánchez y su guardia de tiralevitas rechazan un referéndum catalán, como parece que lo hacen, y después se acaba celebrando, como por otra parte dan por hecho los independentistas -hay precedentes que otorgan su credibilidad en este campo-, ¿puede deducirse que eso también fue un bulo?

Sánchez se tomó cinco días para pensar -ni Platón necesitó tanto tiempo-, pero volvió por las de Pavía. Control a los medios, a los columnistas de cuernos y rabo, enmascarado en la caza de bulos, y poco después en plena campaña catalana lanzó un alegato contra los poderosos. ¿A quiénes llamará Sánchez ‘poderosos’, a los mismos que Pablo Iglesias o esto es otra situación que se verá con el tiempo? Desde luego, mucha gente no conocerá a nadie más poderoso que él. Claro que siempre puede cambiar de opinión y volverse pobre de solemnidad: la política es cada vez más poliédrica, como determinados rostros, y, en el caso de Sánchez, una centrifugadora con los programas cada vez más cortos. El puto amo nunca falla ni se cae, sólo baja las escaleras como quiere.

El puto amo
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