sábado. 27.04.2024

Generación nativa digital frente a la nativa mayor que no cuenta

Andando por la calle, terminaremos todos siendo invisibles al prójimo que solo mira e interactúa con su móvil, en el escenario que sea, ya que no se salva ni el cine. Hay más teléfonos que número de españoles, y lo mismo sucede en el resto del mundo. Incluso sabiendo que nos tienen super controlados, la tentación de poseer un smartphone de última generación, tiene abducidos a niños, jóvenes y mayores. Con estos últimos, entre los que me encuentro, no se cuenta para nada. Incluso si no sabemos hacer algo con el móvil, porque nadie nos ha enseñado, hemos pasado a ser el pelotón de los torpes dentro de esta horrenda sociedad. ¡Alucinante!

Me he hecho eco de muchas frases sobre el teléfono móvil en las que el verbo matar aparece en todas ellas. Que si mata la infancia, la conversación, la lectura, la creatividad e incluso las relaciones. Arturo Pérez-Reverte, referente en muchas cuestiones por su claridad al hablar y escribir, tituló así un artículo sobre los móviles: “Me tenéis acorralado, cabrones”. Con toda razón, el afamado escritor español criticaba que “el teléfono de última generación se ha convertido en herramienta imprescindible, incluso para quienes no quieren o saben utilizarla. Si deseas viajar, gestionar algo, moverte por la vida, debes abrirte paso en una maraña de aplicaciones, viviendo en un mundo virtual de mensajes, claves y dependencias”.

Poco antes de ponerme con esta columna tengo que llamar al banco para pedir una aclaración de cómo proceder en su web y app. No sin pocas preguntas por parte de una voz grabada, finalmente llego a la operadora, y se lo digo todo super rápido, no vaya a ser que se corte la llamada y tenga que volver de nuevo con las explicaciones. Al terminar de hablar, me pregunta qué opino de la atención recibida, y no puedo por menos que contestar: la atención humana muy bien y la robotizada una porquería. No crean que ofendo a nadie, ya que la trabajadora en extinción manifiesta comprenderme. 

“Con el móvil nos han alelado, sin recibir educación digital que no querría viendo lo que se ha llevado por delante 56 millones de móviles en España”

Esta nueva sociedad virtual, desde el Gobierno a las multinacionales, pasando también por los jóvenes denominados nativos digitales, nos han situado a los mayores en el pelotón de los torpes e inútiles. Así, porque les ha dado la gana. Hace 30 años, cuando en España penetró de lleno la informática y aquello de la Sociedad del Conocimiento y las Ciudades Digitales, me puse a hacer un curso de un año. También aguante estoicamente que cada vez que manejaba ya bien un programa, al poco lo cambiaban por otro, y vuelta a empezar de nuevo. Pero, ahora, con el móvil, nos han alelado de la noche a la mañana, también sin preguntarnos antes, ni mucho menos recibir una debida educación digital, que hoy no querría tener viendo todo lo que se ha llevado por delante los 56 millones de móviles que hay solo en España, un 87,2% de ellos con acceso a Internet. En el mundo, el número de usuarios únicos de telefonía móvil alcanza los 5.000 millones. ¿Cómo no nos van a tener controlados al tiempo que entretenidos para que no pensemos ni en amnistías ni en nada?

Si hombre, con el móvil, al igual que con los ordenadores, nos vigilan. Y menuda millonada, casi todos los habitantes del planeta, que hemos caído en la gran trampa que será algún día nuestra tumba. Hoy vivimos el desprecio de aguantar que, por no saber manejar una determinada aplicación del móvil o la tablet, seamos tachados de tontos y retrasados digitales. Con tu banco, el que tiene tu dinero, ya no hay cartilla ni cheques que valgan. Si no estás registrado en su app móvil, tienes menos derechos que otros clientes que se manejan en su vida con el teléfono, hasta para pagar 50 céntimos de unos caramelos. 

¡Qué pena! El móvil al levantarte, el móvil en la mesa a la hora de comer y el móvil en la cama antes de dormir, si es que puedes con el sonar de los mensajes que te puedan entrar de madrugada. Con la mala situación actual de España, lo del wasap es una locura. O te pasas el día viéndolos o contestándolos. En el buen o mal sentido, es la mejor propaganda y lugar de quejas que hay, dado que los medios de comunicación y su veracidad no están pasando precisamente por su mejor momento. De hecho, van a peor. 

Primero han bautizado esta nueva sociedad como digital y ahora van a por la inteligencia artificial, en la que los robots serán los nuevos amos. Hacen lo que quieren con todos nosotros, pero están errando de tal manera, con nuestro permiso y pasividad, que propician una ruptura brutal dentro de la sociedad. La riqueza, los privilegios y las tecnologías aumentan más para unos que para otros. Es el peor momento de la historia contemporánea en este sentido. La educación y la cultura se debilitan formidablemente, porque la mayoría se inclina solo por el móvil. Ahí está todo, dicen, y es cierto en gran parte por su poder de llegar a todas partes vía Internet, desde el juego a la pornografía, y los niños y jóvenes abducidos por tan poderosa red. 

“Rechazo esta educación digital y me posiciono contra la inteligencia artificial, escenario en el que habremos perdido la crítica constructiva”

Lo que si tengo que reconocer es que hay cierta esperanza respecto a este tenebroso panorama. Han empezado a escucharse voces, y quiero sumar la mía, contra la presencia del móvil en determinados escenarios como son las aulas o lugares para las artes, donde nunca falta el sonido de un móvil no apagado que interrumpe la obra de teatro, la película o al ballet que interpreta El lago de los cisnes. Ya que los Gobiernos no intervienen, al ser parte interesada, es el momento de los ciudadanos para reclamar la supervivencia de una educación y una cultura que nunca pierda de vista el factor humano. Rechazo de plano esta pésima educación digital y de igual forma me posiciono contra la cantinela ya iniciada de la inteligencia artificial, territorio inhóspito en el que ya habremos perdido los libros, la conversación y la crítica constructiva. 
 

Generación nativa digital frente a la nativa mayor que no cuenta
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