viernes. 03.05.2024

SIEMPRE HACIA EL SUR, SIEMPRE HACIA EL ESTE

Desde el lago Urumiyeh es necesario conducir por polvorientas carreteras hacia el sur y luego hacia el este en dirección a Takht-e-Soleyman, uno de los lugares más hipnóticos del viaje.

Itinerario
Itinerario

El Kurdistán no tiene unas fronteras definidas, pero aquí los pastores ya se tocan con pañuelos con flecos y visten amplios pantalones con faja, mientras los estampados  multicolores de las mujeres iluminan los soñolientos pueblos de adobe.

EL FASCINANTE ENEMIGO

Oriente y Occidente. Dos hermanos que se necesitan tanto como se odian. Comparten los mismos genes –Mesopotamia y Egipto– pero acentúan sus diferencias mientras se espían a escondidas para apoderarse de eso que tanto les atrae del otro.

Griegos y persas adaptaron la herencia común a su manera, y luego rivalizaron por imponérsela al otro. Cuando los primeros dominaron el mundo bajo Alejandro, desde Anatolia a la India el helenismo laminó la antigua cultura de Zoroastro.

El lago de Takht-e-Soleiman
El lago de Takht-e-Soleiman

Pero Asia tiene un corazón arisco. Sus viejos mitos volvieron lentamente. Primero con los Partos, enemigos acérrimos de los romanos. Luego con los Sasánidas, enemigos íntimos de los bizantinos. Más tarde la cristiandad luchó contra un Oriente materializado en el Islam.

¿Es muy diferente en la actualidad? No lo parece. Nos detestamos tanto como nos necesitamos. Quién sabe si  al final el odio no es otra cosa que una aberración del amor.

TAKHT-E-SOLEYMAN, EL PODER DEL FUEGO Y EL AGUA

En un perdido collado de Persia, a dos mil metros de altura, hay una pequeña meseta en cuyo centro  un lago artesiano mana  aguas termales  bajo un escenario de montañas de más de tres mil. El ojo azul cobalto de la laguna  y la intensidad del lugar ya habían atraído a los primeros adoradores, hace 3.000 años. Pero fue bajo la dinastía de los sasánidas, entre los siglos III y VII, cuando el lugar se convirtió en Azargoshnasb,  la sede del fuego zoroastriano más sagrado de los tres que existían en el imperio.

3 LA ENTRADA A LA MESETA AMURALLADA DE TAKHT E SOLEYMANLa entrada a la meseta amurallada de Takht e Soleyman
 La entrada a la meseta amurallada de Takht e Soleyman

La meseta se rodeó con murallas de 12m de ancho  y en torno al lago fue construido un templo del fuego junto a otros edificios, que incluían probablemente un templo budista y otro dedicado a la diosa acuática de la fertilidad y la guerra, Anahita.

En las coronaciones y tomas de posesión, reyes y nobles sasánidas rendían homenaje ante el poder del fuego y el agua del lugar, al que también acudían miles de peregrinos para hacer ofrendas y peticiones. La codicia bizantina por el tesoro que acumulaba el conjunto –parte de la cual eran los tributos pagados por los propios bizantinos a los sasánidas–  figura en los libros de la época. Y algo tuvo que ver con que, en la incursión bizantina del año 627, Takht-e-Soleyman fuera atacado y demolido por estos.

BIENVENIDO AL KURDISTÁN

Llego al atardecer. Alejado de las rutas trilladas, al lugar solo acuden excursionistas locales, pero no por eso dejan de hacer monerías mientras se fotografían junto al lago. Una buena oportunidad para recorrer en soledad las ruinas, que incluyen un enorme circuito ceremonial abovedado, restos de edificios y los templos. Aún se encuentra la plataforma que albergaba el fuego sagrado, alimentado por unas conducciones que traían gas desde las lejanas montañas.

Ya queda poca luz cuando retorno al lago, al fin vacío.

A dos mil metros hace un frío que pela. El crepúsculo tiñe de rojo las montañas del fondo mientras el lago adquiere un azul oscuro y profundo. Es la hora bruja. Ese momento en el que las puertas se entreabren y nos es dado evocar la oscilante luz de las llamas iluminando  los barbudos rostros de los Magi, tocados con sus altos sombreros mientras cantan salmodias y  beben el haoma junto al fuego sagrado.

EL recuadro que contenía el fuego sagrado en el templo de fuego
EL recuadro que contenía el fuego sagrado en el templo de fuego

Enseguida anochece y los vigilantes me sacan del recinto para cerrarlo. Afuera acaba de aparcar un coche del que sale un grupo de kurdos que ponen una música étnica a todo volumen. Han venido a bailar junto al santuario y, cogidos de las manos, sus figuras danzantes  se recortan contra la última luz. Ríen con una risa franca cuando les pido unirme a ellos, y me hacen un hueco. Bienvenido al Kurdistán.

LOS KURDOS NUNCA TUVIERON AMIGOS SALVO LAS MONTAÑAS

Eso dice un refrán local, y no le falta razón.

Nadie sabe con precisión de dónde vienen los kurdos. La palabra kurdo aparece por primera vez en la tardoantigüedad describiendo una etnia ubicada donde aún reside y mayoritariamente nómada hasta el siglo XIX. Con el reparto de los despojos del imperio otomano,  las potencias vencedoras prometieron la creación de un Kurdistán independiente en el tratado de Sévres, luego esfumado por la presión turca en los acuerdos de Lausana en 1923. El soñado Kurdistán se despiezó entre Turquía, Irán, Siria e Irak. En los cien años que siguen hasta hoy sus intentos de ganar autonomía han sido duramente castigados. Especialmente por la brutal represión del gobierno turco, con 37.000 muertos solo desde 1984. Le secundó el genocidio iraquí en tiempos de Sadam Hussein, con 4.000 aldeas destruidas y entre 50.000 y 182.000 asesinatos en 1988.

El vacío de poder consecuencia de las guerras en Siria e Irak ha permitido una autonomía kurda en el primero y un estado kurdo confederado en el segundo, aunque con un futuro muy comprometido. En la medida que en que Siria e Irak recuperen el control intentarán reabsorberlos. Y para complicarlo más está el juego de intereses geopolíticos del imperialismo norteamericano, el neo-otomano , el iraní y el neo-zarista. Demasiados lobos para dos pobres ovejas.

El kurdistan Iraní
El kurdistan Iraní

SI LO SÉ NO VENGO

El Kurdistán más genuino se encuentra aquí, en torno a una carretera que discurre hacia el sur, separado por las montañas del país de los kurdos iraquíes.

Cielo rabiosamente azul. Conduzco entre resecos cerros cubiertos de los rastrojos dorados, casi naranjas, del primer otoño. Tras pasar Sanandaj, la capital del inexistente país, un valle cerrado se abre a mi derecha entre impresionantes montañas. Me desvío por la carretera que lo atraviesa en dirección a la frontera. Los montes se aprietan como si se abrazasen y el estrecho camino cruza collados inverosímiles sobre precipicios de vértigo. He reservado una habitación en una casa rural  en la aldea de Dulab. Pero el navegador se contradice y los locales me señalan pistas impracticables. Cuando la tarde declina, al superar el hombro de un risco  aparece una aldea como atornillada en la verticalidad de la montaña. Es Dulab.

Mujeres kurdas
Mujeres kurdas

SAL POR PATAS SI APRECIAS TU VIDA

La frontera iraquí es hoy una de las vías de escape para los que huyen de la represión de los ayatolás. El Ministerio de Trabajo y Bienestar Social  iraní divulgó el año pasado un informe en el que un tercio de la población del país vivía en una pobreza extrema. También que entre 2020 y 2021 el número de pobres de solemnidad se había duplicado –en  contraste con los 250.000 millonarios iraníes– consecuencia de una ruina económica que el gobierno atribuye a las sanciones internacionales, mientras que desde el exterior se culpa a la corrupción de sus élites.

Sin duda que la miseria creciente tiene mucho que ver  con el retorno de las revueltas sociales inflamadas con el asesinato de la muchacha kurda Mahsa Amini y el movimiento Mujer, Vida y Libertad. Pero Mahsa no es la única víctima del régimen, ni mucho menos. Aparte de los bien publicitados ahorcamientos y persecuciones, torturas y asesinatos se llevan a cabo cada día  con total impunidad y sin trascendencia pública. Cuando los acosados no soportan la presión o los golpes, o se les cita para un juicio cuyo resultado ya conocen de antemano, solo queda escapar cruzando las montañas kurdas. Y aún así, los fugitivos  tienen que cambiar continuamente de escondite porque siguen siendo perseguidos por agentes del gobierno infiltrados en Irak.

La aldea kurda de Dulab
La aldea kurda de Dulab

Quizá debido a que los extranjeros ofrecemos la garantía de no ser agentes del régimen, los iraníes se desahogan conmigo con una franqueza que no esperaba “El régimen no va a cambiar”, me dice el empleado de una gasolinera. “No abandonarán sus privilegios  hasta que les echemos. Y eso requiere otra revolución... Hará falta mucha hambre para provocarla después del fracaso de la anterior…Aquí no hay salida”.

SOHEILA

La joven que ha rehabilitado con gusto una casa familiar como alojamiento rural en Dulab me recibe con una cena de dolmeh –primo del dolmu turco o la dolmathia griega–   hecho con hierbas, arroz y guisantes envueltos en paquetitos de hojas de parra, y  un yogur licuado y ácido que aquí llaman doogh y en Turquía ayran.

Soheila en su Guesthouse de Dulab
Soheila en su Guesthouse de Dulab

Soheila  me explica que tiene que ir a Sanandaj mientras me enseña una habitación sin cama, en la que se duerme al modo iraní sobre una estera encima de la alfombra y cubierto con una manta. Luego me deja solo en el hotel. Qué extraño. Y qué privilegio disfrutar del silencio de la noche estrellada entre montañas.

MAKE PERSIA GREAT AGAIN

A medida que los reinos helenísticos heredados de las conquistas de Alejandro en Asia Central se debilitaban, nuevas dinastías de reyes nativos los iban sustituyendo. Primero los partos y luego los sasánidas trataron de resarcirse de la derrota recuperando su sometida cultura  frente a la del enemigo occidental. Ambos no dejaron de guerrear, contra romanos primero y contra bizantinos después, a la vez que retomaban sus viejas tradiciones y el culto de Ahura Mazda, el dios único de Zoroastro. Era el retorno a una añorada seña de identidad.

Los sasánidas reconstruyeron el imperio que sus antepasados aqueménidas habían perdido ante los griegos medio milenio antes,  y que abarcaba desde Anatolia hasta China.

Es en este tiempo cuando se desarrolla esa maravilla estética que es el estilo persa. Motivos florales, filigranas y animales estilizados con una gracia que influyó en el arte de sus enemigos bizantinos y desde ahí en la Europa medieval. Pero que sobre todo fue absorbido por los árabes. La arquitectura  y estética musulmana son esencialmente persas, y desde allí la extendieron por el Cercano Oriente y el Mediterráneo, llegando a la península ibérica. Ahí tenemos la Alhambra.

VIDAS EN PENUMBRA

Bajo la primera luz de la mañana recorro las intrincadas callejas, siempre en cuesta, de Dulab, con casas de adobe y piedra, balconadas azules y puertas adornadas con forjados.

Improviso un trekking hacia las cimas orientado por los campesinos, que me van señalando el camino y me regalan sus nueces recién recogidas. Pero cuando desaparecen las sendas, ascender resulta cada vez más incómodo. Arriba, frente a mí hay un laberinto de cumbres y resecas cresterías. Debajo brilla el verdor entre las apretadas casas de la aldea.

Familia kurda comiendo en un Takht (trono)
Familia kurda comiendo en un Takht (trono)

Soheila ha regresado. Harto del omnipresente arroz con pinchos morunos de los restaurantes, le pido una comida vegetariana.

–Aquí lo llamamos comida de viudas –me dice con una sonrisa. La primera, porque percibo en ella una pesadumbre que no conocí el día anterior.

Tras la comida, Soheila se sienta a mi lado junto a una taza de té. Sabe que voy a entenderla  y se desahoga contándome las dificultades de una mujer sola para llevar adelante un negocio en un país de hombres que tratan de controlarla. Es una joven libre, de mente occidental,  con seguridad objeto de las iras del régimen. Deduzco que no tiene pareja, pero ¿A quién tiene que atender en Sanandaj por las noches? Tal vez un padre enfermo. O un hijo de soltera ¿Quizá una personación policial? Percibo su aflicción, pero ella no la concreta y nunca podré saberla.

Jóvenes Jurdos
Jóvenes Jurdos

Dejo a Soheila con su drama y conduzco para llegar a dormir Kermanshah, la segunda ciudad del país kurdo.

CORÓNAME SOBRE EL CADÁVER DE MI ENEMIGO

Un lugar magnífico. Un remanso con abundante agua, el poder telúrico de una montaña, el fuego sagrado. Los sasánidas buscaban las fuerzas de la naturaleza para construir sus santuarios, y Taq-i-Bustan, junto a la ciudad de Kermanshah no es una excepción.

Varios reyes esculpieron aquí, en la pared de roca, la ceremonia de  su coronación simbolizada en la entrega  por Ahura Mazda del anillo del poder real. En uno de ellos, el resentimiento antioccidental muestra al nuevo rey pisando el cadáver del emperador romano Juliano el Apóstata, muerto y derrotado en combate, y cuyos rasgos –dicen–  están copiados de una moneda entonces en curso.

Grabados sasanidas, montañas y lago en Taq-q Bustan
Grabados sasanidas, montañas y lago en Taq-q Bustan

Sin embargo, dos ángeles –y del odiado estilo bizantino– bendicen la escena ¿No son los ángeles entidades cristianas?

EL ENEMIGO DENTRO DE UNO MISMO

No. Ángeles y demonios pertenecen a la mitología dualista de Zoroastro. De entre los judíos deportados de Jerusalén por los babilonios en el 597 a.C. , muchos decidieron no volver, y se establecieron por Mesopotamia y Persia. En los siglos siguientes, las creencias de Zoroastro fueron impregnando su mentalidad reflejándose en los últimos libros de la Biblia, entonces aún en proceso de redacción. Así que la cosmovisión persa se infiltró en el cristianismo a través de la herencia judía: ángeles y demonios, la resurrección de los cuerpos  y la vida eterna, la lucha entre el Bien y el Mal con el triunfo final del primero, la figura de Satanás, el cielo y el infierno. Nada de esto existía en el judaísmo… El mismo Mesías que llegaría con el fin de los tiempos para salvar a la Humanidad es una copia de las creencias persas bajo el nombre de Saoshyant. Así como la innovadora idea de un Final del Tiempo, clave en el primer cristianismo. También el libre albedrío, fundamento de la responsabilidad individual y uno de los pilares de Occidente.

Ahura Mazda corona al Rey en el centro mientras pisa el cadáver romano de Juliano el Apostata
Ahura Mazda corona al Rey en el centro mientras pisa el cadáver romano de Juliano el Apostata

¿Cuánto de lo que somos pertenece a nuestros enemigos? A veces parece que lo que nos une es precisamente lo que nos separa.

LA PIEDRA ROSETTA DE ASIA

Junto a Taq-i-Bustan está Behistún, otro curso de agua junto a un imponente acantilado sobre el que, en el VI a.C. el rey aqueménida Darío I hizo esculpir una gigantesca inscripción detallando sus hazañas en babilonio, persa y  elamita. El texto fue una valiosa piedra Rosetta para descifrar los escritos de Mesopotamia.

Bishotun, con un andamio sobre la inscripción de diario
Bishotun, con un andamio sobre la inscripción de diario

Quedan más de 400kms hacia el sur hasta Shushtar, mi próximo destino. Cruzo la remota región de Lurestán para dormir en Khorramabad (Jorramabad), su capital de sonoro nombre. Después la carretera desciende entre riscos desde la meseta iraní a las tierras bajas del Juzestán, una fértil llanura también llamada Arabistán por su población. No lo es en vano: empiezo a ver los primeros turbantes mientras el calor alcanza los 40 grados a mediados de octubre.

La famosa inscripción de dario en Bishotun
La famosa inscripción de dario en Bishotun

LO QUE ROMA ELUDÍA CONTAR DE SÍ MISMA

Shapur I, segundo shah-in-shah (rey de reyes) sasánida también se hizo retratar esculpido en una pared de roca, bajo el mismo acantilado que contiene las impactantes tumbas de los reyes aqueménidas. Representado sobre su caballo con la arrogancia de un héroe de comic, dos emperadores romanos de los tres vencidos por él, le rinden sumisión: Filipo el Árabe sujeta las bridas como un criado, mientras enfrente Valeriano aparece de rodillas.

No es para menos. Shapur no solo derrotó a Valeriano en el 256 d.C. Además lo apresó junto a una buena parte de su ejército. Los soldados prisioneros eran útiles como mano de obra esclava, pero apoderarse del conocimiento de los ingenieros militares de Roma era como ganar la lotería sin comprar el décimo.

Complejo hidrológico de Shushtar
Complejo hidrológico de Shushtar

Shapur los puso a trabajar sobre el caudaloso  río Karún, junto a la ciudad de Shushtar. El resultado es la quizá más impresionante obra de ingeniería hidráulica de la Antigüedad. Un complejo arquitectónico en el que el agua del río se acumula para luego enviarse a presión por túneles que accionan un conjunto de molinos, en lo que se considera “Un sistema industrial de producción de harina antes de la era industrial”.

La visión del conjunto es asombrosa. En medio de un secarral, músculos de agua brotan de los túneles formando cascadas que brincan y se arremolinan entre los diques, contagiando su energía al espectador.

EL ENEMIGO DE MIS ENEMIGOS ES MI AMIGO

Nada deja de existir del todo. Hay ciudades que nos encandilan precisamente porque ya no existen. Al imaginarlas, sus ruinas se recubren de nuevo con el brillo de los sueños. Y la realidad, aparentemente tan sólida, fluctúa entre lo que vemos y lo que imaginamos.

Shapur construyó una ciudad para alojar a miles de griegos deportados de Antioquía, una de las ciudades más populosas del imperio romano, que había conquistado. La llamó Gundeshapur. En ella ubicó también a los soldados romanos cautivos junto al emperador Valeriano –que terminaría allí sus días– y edificó un palacio real para sí mismo.

Cuando la intransigencia cristiana alcanzó el poder en Roma, Gundeshapur fue el refugio de los disidentes. Allí llegaron los científicos y teólogos nestorianos de Edesa excomulgados en el siglo V. Y los científicos y filósofos expulsados de Atenas por paganos según el decreto de Justiniano en el VI.

Dos emperadores romanos se humillan ante Shapur, Rey Sasanida
Dos emperadores romanos se humillan ante Shapur, Rey Sasanida

Mientras Occidente agonizaba intelectualmente por su fanatismo, Gundeshapur  se convertía en una ciudad griega en Asia y un faro de cultura helenística en el corazón del enemigo persa. En la que sería la segunda ciudad sasánida nació la Academia de Gundeshapur, la institución formativa más importante de aquel tiempo en el  cultivo de las ciencias, las artes y la medicina.

A ratos perseguidos, a ratos consentidos, aquí convivieron paganos, zoroastrianos, judíos y cristianos. También los seguidores de Mani, el fundador de la olvidada religión maniquea. Mani perdería la vida en las mazmorras de la ciudad tras presentarse en la corte para pedir al shah-in-shah que revirtiese la prohibición de difundir su doctrina.

Gundeshapur mantuvo el prestigio más allá de la llegada de los árabes, hasta el siglo IX. Entonces el tesoro de sus bibliotecas y el de su prestigioso hospital basado en medicina helenística mezclada con tradiciones chinas e indias fue trasladado a Bagdad. Desde allí, la flor del conocimiento occidental retornaría para enriquecer de nuevo Europa. Precisamente a través del enemigo musulmán, entrando por la península ibérica gracias a los traductores de Toledo.

SUNTUOSOS PALACIOS BAJO CAMPOS DE TRIGO

Deseaba pisar Gundeshapur con todas mis fuerzas. Pero Gundeshapur no es un lugar visitable. Ni siquiera figura en los mapas. Tampoco pude encontrarla en ningún navegador. Finalmente conseguí las coordenadas UTM de sus ruinas, y tras visitar el complejo hidrológico de Shushtar, me dirigí hacia ellas con el Maps.

Se había hecho demasiado tarde. El día declinaba cuando llegué a una enorme extensión llana, en la que los tractores roturaban los campos levantando nubes de polvo. “¿Gundeshapur?”, pregunté a un agricultor. Milagrosamente me entendió señalando una pista de tierra.

La luz se apagaba, y con ella mi tiempo. Y por aquel firme ya era imposible correr. Al cruzar los surcos de acequias secas, los bajos del coche de alquiler crujían como si les doliese.

Otro agricultor volvió a orientarme en el laberinto de pistas. Luego dos adolescentes subidos en una moto me dijeron que les siguiera a cambio de una propina.

Era casi de noche cuando el vehículo ya no pudo seguir. A mi alrededor solo había una interminable llanura de cultivo salpicada de algunas pequeñas colinas.

Colina expoliada en Gundeshapur y campos de cultivo sobre la antigua cuidad
Colina expoliada en Gundeshapur y campos de cultivo sobre la antigua cuidad

¿Dónde está la ciudad? Los chicos me instaron a que les siguiera. Cruzamos una acequia y subimos a uno de los promontorios. Estaba horadado por varios sitios, y entre la tierra superficial asomaban restos de cerámica.

En ese momento llegó una moto, de la que descendió un hombre vestido de negro con una barba tipo ayatolá. Lanzó una fuerte reprimenda a los chicos y a mí me miró con fiereza. Mientras empezaba a hablar por un teléfono móvil modelo año 1990, los adolescentes me dijeron que el hombre creía que yo estaba expoliando y llamaba a la policía.

Cuando reparé otra vez en los agujeros del túmulo, entendí que eran el resultado de robos del patrimonio arqueológico. También que el hombre era un comisario del régimen y que hasta los chicos pensaban que yo había venido a expoliar.

¿Cómo explicar a aquel fanático que solo me atraía visitar las ruinas y, sobre todo, que si estaba allí en plena noche era una casualidad indeseada?

Imposible. En Irán el paso de admirado turista a torturado delincuente puede darse en un suspiro. Intenté explicarme, pero me respondía con desprecio. Ante mi insistencia, señaló el maletero y me dijo que lo abriese. Temblé. Junto a mi mochila había dos piezas irrelevantes de cerámica antigua encontradas días atrás, pero suficientes para inculparme. No las vio. Expresé con gestos que no tenía picos ni palas ni detectores de metales, y se calmó un poco.

La policía tenía que estar a punto de llegar. Subí al coche y salí tan rápido como pude. Los dos bribonzuelos de la moto me guiaron hasta una carretera.

Cuando por fin llegué al hotel, empecé a comprender que los seis kilómetros cuadrados de calles, palacios, mercados, tabernas y viviendas que ocupaba Gundeshapur estaban bajo los campos de cultivo. Que los promontorios eran los restos de los edificios más altos. Y que debajo de los trigales, esparcidos entre armas, joyas y objetos cotidianos, aún los sueños resisten al olvido.

CONOCER A NUESTROS ENEMIGOS PARA ENTENDER QUIÉNES SOMOS    

El amor compacta el mundo, pero es el odio el que lo mueve. Aparte de la rivalidad por poder o poseer, nuestra percepción del adversario tiene que mucho que ver con lo que tememos o no soportamos en nosotros mismos.

En su enemistad, bizantinos y persas lucharon durante siglos tan encarnizadamente que quedaron exhaustos. Cando llegaron los árabes –el primer islam era tan parecido al cristianismo que algunos expertos lo consideran una herejía de éste–  el imperio sasánida se desmoronó ante sus tropas.

Los musulmanes sustituyeron el monoteísmo de Zoroastro por el de Alá, absorbieron la cultura persa y pasaron a ser los nuevos enemigos de Occidente. Y vuelta a la casilla de salida.

¿Cuánto del enemigo hay en nosotros? La pregunta del millón.

El Irán profundo (III): Buscando al enemigo
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