domingo. 05.05.2024

Nula consideración con los autónomos, máxime si cierran

Vamos camino de un segundo año donde cierran muchos pequeños negocios, con las tiendas o comercios de nuestra infancia siempre a la cabeza. Si les preguntas la causa, te dirán que no les ayudan y que solo les tienen en cuenta para pagar altos impuestos. En cambio, la respuesta oficial es que no hay crisis alguna de la que preocuparse. Pero nos quedamos sin autónomos, porque sus costes resultan inasumibles. No digamos para el consumidor, que al final es el que da la espalda a comprar con normalidad, no vaya a ser que, cuando menos lo espere, entonces sí le digan que la crisis es verdadera y profunda.  

Es significativo, para llegar a conclusiones, el dato de los autónomos, correspondiente al primer mes del nuevo año, dejado ya atrás. Diariamente, la afiliación a la Seguridad Social perdió 671 trabajadores de este tipo. Sí, han oído bien, cada día, siendo el montante de todo el mes 20.800 personas. En este sector productivo, es el peor dato desde enero de 2012. No hace falta ser muy avispado, aunque tendré en cuenta lo que piensan los representantes del empleo autónomo, para señalar al encarecimiento de todas las materias primas. No se libran ni las empresas de Internet, de la subida disparatada que está teniendo todo, y lo peor es que no hay cortafuegos oficial al respecto, y tampoco lo esperen, ya que no se sabe dónde está la frenada final de este gigantesco aumento de precios.   

Siempre que hablamos de autónomos, introducimos a continuación lo bonito que es el emprendimiento (de emprendedores). Pese a ello, seguimos a vueltas con las muchas trabas burocráticas que aún hay, para montar un negocio de lo que sea. Es una promesa incumplida en el tiempo, y no creamos que la digitalización y poder hacer rápidas gestiones por Internet ha subsanado este viejo problema. Aunque sea solicitada a través de una web, te vuelven loco pidiéndote información innecesaria, ¿para qué la querrán de verdad?, sobre la ayuda concreta que demandas. Se anuncian muchas subvenciones, aunque luego, llegar a ellas, es otro cantar. Del descenso del trabajo autónomo, hay otros dos hechos a calificar como alarmantes, porque lo son. Por un lado, tenemos que son los comercios, tradicionales o negocios abiertos más recientemente, los que echan la persiana. Todo se les pone caro, pero no llegan a vender lo suficiente, son más las facturas, como para seguir luchando dentro de tiendas vacías. 

En el inicio de este año, ya tenemos 6.682 autónomos menos en el comercio. Sorprende lo que pasa también dentro de la hostelería. Muchos son los clientes habituales que dicen ver en buen ritmo de actividad a hoteles, restaurantes, bares y cafeterías, pero ya no cotizan en la Seguridad Social 2.817 de sus trabajadores. Igualmente, la tendencia es mala en la industria, la agricultura e incluso los transportistas, 1.102 menos al cierre del pasado año. ¿Tendrá que ver el precio de la gasolina? 

Los fondos europeos habría que utilizarlos esencialmente para echar un cable a emprendedores y negocios ya asentados que las pasan canutas

Además de los costes, se critica a la par la subida de impuestos y de cotizaciones sociales. Cuando la economía va mal, es un hecho que diferentes gobiernos, del signo político que sea, cargan presión fiscal sobre los autónomos. No iba a dejar de ocurrir ahora, aunque una crítica generalizada es que los fondos europeos habría que utilizarlos esencialmente para echar un cable a emprendedores y pequeños negocios ya asentados que, en cambio, por falta de ayudas rápidas, las pasan canutas hasta terminar por tirar la toalla. 

Cuando se habla de que hay más confianza que desanimo entre nuestros empresarios, no hay que perder de vista todos estos abandonos de negocios que, antes del Covid, tenían un futuro. Con las ayudas europeas nos las veíamos felices y satisfechos, pero su gestión y reparto está dejando mucho que desear, unido a la entrada en escena de una inflación que no remite e impulsa al alza todos los precios. En conclusión, las carteras no están para fiestas. Pese a que desde el Gobierno se habla de ligero crecimiento, y se rehúye constantemente el término crisis, otra cuestión es la actitud de precaución que han tomado los trabajadores respecto a sus gastos, por lo que pueda venir. 

Para salir adelante todos debemos aportar y entre todos nos debemos ayudar, trabaje uno en una cuestión y el de enfrente en otra

En este escenario de cierre de negocios, no deja de ser curioso lo que sucede actualmente en España. Un amplio sector del empresariado, digámoslo finalmente, no se ve suficientemente apoyado y defendido por el Gobierno. Mucha culpa de ese sentir lo tienen las críticas que cada poco se vierten sobre sectores y nombres concretos del empresariado. Allá quien escoge este camino de saber que vivimos del turismo, y atacarlo como forma de vida de un país. Miren, yo en cambio echo en falta más crítica hacia los desproporcionados balances de beneficios con los que han cerrado 2022 energéticas y banca en general. Y eso que se quejaban de que venían para ellos malos tiempos. Ya se ve que no, que eso le pasa a los autónomos. Somos los españolitos de a pie los que estamos pagando todo lo feo que nos está trayendo esta crisis, y lo que aún tendremos que pechar. Este es el auténtico problema, que para salir adelante todos debemos aportar y entre todos nos debemos ayudar, trabaje uno en una cuestión y el de enfrente en otra. Las envidias sobre el éxito ajeno no deberían tener hueco en esta historia de tanta tragedia económica de los pequeños. Lo contrario, enorgullecerse de los proyectos y nuevas ideas que salen adelante, sí es cultura del emprendimiento, de la que no dejemos de hablar y sacar a la palestra como salida a nuestros problemas. Cuestión distinta es que verdaderamente todos actuemos en defensa de nuestro tejido industrial, empresarial, agrícola, ganadero, pesquero, turístico, hostelero, de transportes o de pequeños negocios familiares. Me temo que, siempre, no es así, ni siquiera por parte del Gobierno. 

Nula consideración con los autónomos, máxime si cierran
Comentarios