jueves. 02.05.2024

¿Podría funcionar hoy el mundo sin columnistas?

El opinador o el articulero o columnero tiene como finalidad, citar y concertar y conceptualizar datos y argumentos y razones y hechos, pero es libre en dar su opinión

Existen unos trece o quince mil oficios y profesiones en el mundo, una, una muy pequeñita, que quizás, no esté mencionada en ningún directorio es la de columnista de opinión.

Ciertamente que si está y existe la de periodista. Pero un periodista puede ser columnista o articulista de opinión, pero un columnista o articulista no tiene porqué ser, en sentido general y específico, periodista. No es menoscabar una carrera frente a otra, no es mencionar una como más importante que otra. Sino que existen dos sensibilidades: la del periodista que busca y rebusca por todos los lados del mundo, y, utiliza unos géneros, los seis o siete, generales que existen o están catalogados en el periodismo.

La sociedad ha otorgado, y los periódicos, un derecho que ciertas personas, en determinadas columnas periodísticas o en blogs, expresen su opinión, siempre con la máxima verdad

Y, en segundo lugar, personas que no desean o no saben o no quieren ser periodistas, sino que son columnistas o articulistas de opinión, y, este oficio, como un pequeño nicho de la realidad o de entendimiento de la realidad, o, cómo un género más de la literatura.

Mi modesto entender y comprender y opinar, es que hoy, las redes sociales, además de los vecinos y amigos y compañeros de trabajos, te citan, en cualquier momento que han dicho o que no han dicho de tal o cual. Y, el periodismo hoy, tiene la gran labor, de demostrar que ese hecho es verdadero o no lo es. Segundo, interpretaciones posibles con datos y argumentos, e, incluso explicarnos los fines de dichas palabras o dichos hechos, diríamos la esencia del presente de ese dato y la esencia de la finalidad hacia la que se dirige ese hecho y ese dato...

El opinador o el articulero o columnero tiene como finalidad, citar y concertar y conceptualizar datos y argumentos y razones y hechos, pero es libre, en dar su opinión. Debe escribir lo que crea es verdad, pero el sistema le permite, como el abogado defensor de un reo, que la justicia y la sociedad, le permite que defienda a esa persona, por el sistema de derechos y derechos humanos y de justicia y de equidad.

Pues la sociedad ha otorgado, y, los periódicos, un derecho que ciertas personas, en determinadas columnas periodísticas o en blogs, expresen su opinión, siempre con la máxima verdad, pero pueden expresar quizás, elementos que en otros lugares no se indicarían. Alguien puede indicar que un alto ejecutivo no está rigiendo bien los destinos de tal ministerio, porque no sabe o no entiende o no conoce o no tiene buena voluntad. Pero un columnista podría indicar, siempre con respeto, es que además de todo ello, se le ve, muchas noches a altas horas de la no-luz, acompañado de varias personas con ganas de alta sensualidad... Y, eso hace que no realice bien su trabajo...

Si cito a otros articulistas, es primero, por respeto y homenaje, segundo, para que el lector perciba, que sobre cualquier punto de vista, pueden existir diversas opiniones, para que seamos conscientes de la riqueza del columnismo español, al menos, en estos tres últimos siglos, y la diferencia con otros tipos de artículos de datos y análisis del mundo. También, porque pienso que hay que dar al César lo que es del César, y, si un articulista, su columna, me sirve a mí, como incentivo para escribir la mía, lo menos es darle las gracias, citándolo, aunque posiblemente lo que escriba dentro, no esté en contra de ese columnista, pero tenga otras dimensiones...

Por eso, el señor Jorge Fernández Díaz, en El ABC, del 13 de mayo del 2023 titula una columna: Un mundo sin columnistas. Que a su vez dentro cita a varios columnistas, el eterno Umbral, el eterno Cuartango, hay que ser agradecidos en vida y en la no-vida, que pienso que son dos postes y pilares que tienen la misma categoría queLarra...

Pienso, mirándome al espejo con modestia y humildad, que yo, estoy ya en la categoría de articulistas, después de publicar tres mil, aunque no he recibido por ninguno, ni un céntimo de peseta, ni un céntimo de euro, ni un céntimo de dólar. Pienso que estoy en ese grupo de los columnistas profesionales –existen dos grupos, unos que reciben dínares-dólares-euros, y, otros, la mayoría, como es mi caso, que solo recibimos las gracias, y, unas docenas de visitas-, pero en todo existen, pasteleros que hacen los dulces de la boda del emperador, y, pasteleros, que solo medio venden en un puestecito en una esquina de su pueblo, esperando el turismo internacional. Bueno, pues yo soy de los segundos, y, de este grupo, somos el noventa por ciento, quizás más... -Reitero, hagan un directorio para saber, cuántos columnistas existen, por regiones, por provincias, a nivel nacional-.

¿Qué haríamos sin columnistas hoy, qué haríamos sin articulistas, divididos en dos grupos, los de análisis y datos, y, aquellos de opinión literaria o personal? ¿Qué haríamos hoy, sin ambos tipos de columnistas...?

¡Pienso que el mundo sería más gris y más obscuro y con más frío y con menos entendimiento y menos comprensión...! ¡Cierto que a los columnistas merecen ser más verídicos, más verdaderos, más verosímiles, más bondadosos en sus palabras y sus juicios y sus frases y sus conceptos...!

¡Al final, un buen columnista, es la persona que quiere, quitar un trocito de sufrimiento de algún corazón humano, que se deje acariciar y besar por esas palabras...!

¿Podría funcionar hoy el mundo sin columnistas?
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