jueves. 02.05.2024

Han tenido que pasar 18 años para que a uno de los descubridores de la ermita prerrománica o románica en San Juan de Raicedo (Arenas de Iguña), Alberto Alcubilla, se le reconozca el premio que legalmente le corresponde por un hallazgo, y que el Gobierno de Cantabria le ha negado todo este tiempo por el descubrimiento de los restos de un edificio de “valor histórico y artístico singular”. Ha sido el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria el que, en una sentencia que ya es firme, haya condenado al Ejecutivo regional a abonar dicho premio.

Estas palabras pertenecen al que fuera consejero de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria en 2006, Francisco Javier López Marcano. Fue en ese año cuando se hizo público este descubrimiento en un acto promovido por el propio Ejecutivo, y al que asistió tanto Alcubilla como el otro descubridor de los restos arqueológicos, Eduardo Álvarez. Aquel fue un “día feliz para el Patrimonio de Cantabria”, según el propio Marcano, pero desde entonces, Alcubilla ha luchado legalmente por lograr un premio en metálico que contempla la ley en este tipo de hallazgos, y que consiste en la parte correspondiente del valor que en tasación legal se le atribuya al descubrimiento.

De este modo, se desbloquea un caso que se remonta al 5 de febrero de 2006, cuando Alcubilla descubrió, durante un itinerario ambiental en el valle del Besaya, entre Cervatos y Santillana del Mar, los restos de una edificación en ruinas, en concreto, de una ermita románica en San Juan de Raicedo. Con la sentencia, además, se pone fin al limbo jurídico en el que se encontraba el descubridor, que ha contado con la asistencia legal del bufete Ramón y Cajal Abogados.

En concreto, la sentencia del TSJC apunta que Alcubilla cumplió diligentemente en forma y plazo con las obligaciones de comunicación que impone la normativa en este tipo de casos, es decir, a quienes descubren por azar bienes del Patrimonio Histórico o Cultural. Por ello, estima que cumple con todos los requisitos para recibir el premio por descubrimiento de los restos comentados al no incurrir en ninguna excepción, obligando al Gobierno a entregarle el premio en el montante que corresponda según la tasación de todas las piezas halladas en las intervenciones arqueológicas en la zona donde se produjo el hallazgo.

Los motivos por los que durante casi 20 años el Gobierno de Cantabria no ha respondido a la petición de Alcubilla todavía no han quedado claros. Según el comunicado de la representación legal del descubridor de las ruinas, este cumplió con todos los pasos legales en tiempo y forma, comunicando en un primer momento al órgano de la Administración autonómica competente el hallazgo. Posteriormente, se realizaron diferentes visitas al lugar y diferentes actuaciones arqueológicas y de seguimiento ante el riesgo de expolio.

Tras comprobar que su descubrimiento cumplía con los requisitos que marca la normativa de patrimonio histórico y cultural tanto a nivel nacional como autonómico, y realizarse diversos informes que valoraban el interés histórico-artístico del hallazgo, el descubridor se dirigió, en 2011, a la Administración autonómica para solicitar el mencionado premio en metálico que contempla la ley. Sin embargo, a partir de este momento no recibió respuesta alguna por parte de un Gobierno que unos años antes había anunciado a bombo y platillo el descubrimiento.

De hecho, según detalla la defensa jurídica de Alcubilla, hubo una “presunta desestimación” de la primera petición, y tras ella “varios silencios por parte de los órganos a los que se dirigía”. Es por eso que se optó por iniciar varios recursos por vía administrativa y judicial que duraron diez años, y que ahora culminan con la sentencia del TSJC.

Alberto Alcubilla, junto al arco de medio punto que descubrió en San Juan de Raicedo
Alberto Alcubilla, junto al arco de medio punto que descubrió en San Juan de Raicedo

RUINAS    

Las ruinas fueron descubiertas cuando Alcubilla y Álvarez estaban trazando y preparando una de las rutas del programa de marchas 'Cantabria paso a paso', también organizadas por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte.

Las ruinas corresponden a un pequeño edificio, ubicado en los márgenes de la vega fluvial, al pie de una ladera de acusada pendiente por la que discurre la carretera que asciende a Bostronizo. Además de su interés histórico, la ermita se emplaza en un paraje de excepcional valor ambiental, rodeada de chopos y junto a una cascada. La alta maleza y el relativo aislamiento del lugar permitieron la salvaguarda de los restos durante todo este tiempo.

La edificación conserva algunos lienzos murarios de más de un metro de altura. De planta rectangular y unos 15 metros cuadrados, posee un vano de entrada de considerable anchura y otro vano de menor amplitud. En el espacio situado delante de la entrada se observaron restos de derrumbe y alineaciones de muros que podrían pertenecer a un avance del edificio o delimitar un espacio sagrado vinculado a este templo, donde podría situarse una necrópolis.

Entre las 43 piezas halladas se encuentran numerosos elementos constructivos en piedra arenisca que presentan una profusa decoración. Impostas, cimacios, posibles dovelas y otros elementos cuidadosamente labrados en piedra arenisca que demuestran la riqueza ornamental del edificio original.

Se da la circunstancia de que muchos de estos elementos decorativos son similares a las piezas decorativas de los capiteles y cornisas de la Colegiata de Santillana del Mar. Dichas formas y elementos decorativos apuntan a cronologías románicas de la primera mitad del siglo XII, aunque algunos rasgos formales y temáticos podrían ser de origen prerrománico.

Parte de este descubrimiento es un arco de medio punto que actualmente está colocado en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC).

ALBERTO ALCUBILLA

El nombre de Alberto Alcubilla no está vinculado únicamente a este descubrimiento. Fue también, durante la legislatura 2015-2019, concejal en el Ayuntamiento de Cieza en representación de la formación Zieza. Fue él quien presentó una denuncia en 2016 ante la Guardia Civil contra el entonces alcalde, Agustín Saiz, por amenazas  y coacciones.

Según constó en la denuncia, los hechos ocurrieron en las dependencias del Ayuntamiento cuando el concejal aprovechó la presencia del alcalde para solicitar la copia de un expediente sobre una nave agrícola.

Fue entonces cuando, según explicó Alcubilla, el alcalde "reaccionó de forma abrupta", advirtiéndole "... no te metas con mi mujer, ni con mi familia, porque si no ya verás..." al tiempo que "hacía signos ostensibles pasando el dedo índice por el cuello de parte a parte, como indicando que le iba a cortar el cuello".

Tras 18 años, la Justicia obliga al Gobierno a premiar al descubridor de la ermita...
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