domingo. 28.04.2024

El hombre acusado de agredir sexualmente a su hijastra desde los siete hasta los 17 años ha negado los tocamientos y penetraciones alegados por la víctima, con la que se llevaba "bien". Además, ha asegurado que presentó la denuncia debido a su entonces novio, que se quería ir a vivir con ella, pero su madre se opuso y "todo cambió".

Sin embargo, la joven se ha ratificado en lo manifestado en su día, relatando que los abusos empezaron con tocamientos, primero por encima de la ropa, y siguieron después, con penetraciones vaginales y anales, hasta que ella denunció los hechos antes de cumplir los 18.

Previamente, "no sabía realmente si era bueno o malo. No sabía poner nombre a lo que estaba pasando", ha expresado, para señalar que no fue "consciente" de que lo que ocurría constituía "un problema" hasta que se dio "un golpe de realidad".

"Se aprovechó de ella cuanto pudo y como pudo", ha enfatizado este testigo

La chica ha declarado así este martes en el juicio contra la pareja de su madre, que se ha celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, y en el que el fiscal ha elevado a definitiva su petición de 14 años de cárcel y 24.000 euros de indemnización. Se trata de la misma pena que solicita la acusación particular, ejercida por la propia víctima, al entender ambas partes que los hechos han quedado acreditados y que es creíble el discurso de la chica, que "nada gana" con todo esto, sino que "todo son pérdidas".

Por su parte, la defensa ha interesado la libre absolución de su cliente, y ha apuntado como motivo de la denuncia que la madre y el padrastro le pusieron "límites" en un momento "crucial" de su vida: cuando quería emanciparse con su chico. También ha llamado la atención sobre el hecho de que la interpusiera tras relatar lo ocurrido en una carta a su psicóloga, un "manuscrito previo" con el que arrancó "una máquina que no se puede parar".

Según la Fiscalía, el hombre aprovechaba cuando se encontraba a solas con la niña para realizarla tocamientos, "llegando a penetrarla vaginalmente cuando alcanzó los nueve años y, a partir de que cumpliera once, también de forma anal".

En su testifical, la joven (que presenta síntomas compatibles con un trastorno de estrés postraumático y sintomatología ansioso-depresiva) ha expuesto que debido a que el padre biológico residía en otra comunidad autónoma, veía en el procesado -con quien convivía- "una figura paterna" y tenía con él "un rango más afectivo que con una persona de la calle".

Sobre los abusos, ha dicho no recordar la edad o fecha exacta en que comenzaron, pero sí que fue algo "progresivo", desde tocamientos y hasta llegar a la penetración "por ambas partes", antes de cumplir los doce años. También tiene recuerdos de darse cuenta en el colegio que a veces no llevaba ropa interior, o que había manchas en ella, así como notar mojadas sus partes.

Ha añadido que los abusos tuvieron lugar "muchas" veces, principalmente en el salón del domicilio familiar, a mediodía, cuando salía del colegio e iba a comer a casa, y otras los sábados por la mañana, "mientras mi madre trabajaba". Ha apuntado que era "frecuente" que ambos estuvieran a solas, pero podía haber más gente, lo que daba pie a "situaciones inesperadas", aunque él "nunca se bajaba el pantalón a tope, sino lo justo".

SE LO CUENTO A TU MADRE

También ha rememorado que su padrastro le dijo un día: "Si te portas mal, le voy a contar esto que estás haciendo a tu madre", y ha justificado que tardara en denunciar por "miedo" a que no la creyeran o a que su hermano pequeño "se quede sin su padre" como le pasó a ella, ha comparado.

La joven, que contó por primera vez los abusos a un amigo suyo, también presenta daño o lesión social con repercusiones negativas en diferentes ámbitos de su vida personal, familiar, social y afectivo sexual, y sigue en tratamiento en la actualidad.

El acusado, que ha negado los abusos, ha indicado que trabajaba en la construcción y después en la hostelería, por lo que se pasaba muchas horas fuera de casa. También, que la niña comía en el comedor escolar, y que era la madre la que solía ir a buscarla al colegio, donde sufría acoso y 'bullying', por lo que la cambiaron de centro.

Además, ha manifestado que en un par de ocasiones que su mujer le echó de casa, fue la menor la que intervino para que regresara al domicilio. Y que era la madre quien "ponía las normas" y a él a quien la adolescente contaba sus cosas. Asimismo, ha aseverado que cuando pasaba los fines de semana con su padre biológico, regresaba con una actitud "prepotente".

INVIABLE

En la vista han comparecido diferentes testigos, como la madre de la víctima -con la que tenía una "buena" relación- y mujer del procesado, que ha señalado que denunciante y denunciado se llevaban "normal", con sus "tira y aflojas". "Ella le veía como un padre", ha remachado. Ha explicado que no cree a su hija porque le parece "inviable" lo denunciado por lo que ella ha "vivido en casa", en un piso -ha indicado- en el que "desde la puerta ves toda la casa". Y porque él, debido a sus empleos, se pasaba "la vida fuera de casa" y no solía coincidir con la menor.

Un amigo de la familia ha confesado que no tuvo "ni la más mínima intuición" de los hechos denunciados, ya que "nunca" observó un gesto de ella hacia él que le hiciera sospechar algo así. De la relación de la niña con su progenitora ha destacado que era "buenísima". Y el amigo al que la joven contó lo ocurrido, y que sí había notado "bastantes cosas raras", ha explicado que le relató que había sufrido abusos desde que era "bastante pequeña" y que fue algo progresivo, que comenzó con tocamientos, señalando a su padrastro como autor de los mismos.

A su entonces novio le manifestó que había sido "acosada, violada y maltratada" por este hombre, "desde pequeña", pues la obligaba a mantener relaciones "no consentidas", ya que "él insistía y ella no quería".

"Se aprovechó de ella cuanto pudo y como pudo", ha enfatizado este testigo, que ha detallado que los hechos denunciados se producían cuando ambos estaban "a solas" en casa y él abusaba "de todas las maneras posibles". También ha considerado que su entonces pareja tenía problemas o dificultades al mantener relaciones sexuales.

Extremo este último negado por una prima de la víctima a la que contaba sus "confidencias", y que ha dicho que fue testigo de una relación de la denunciante con un chico "en el baño del hospital a los trece años".

PÉRDIDAS

La psicóloga de la menor que supo de los hechos denunciados ha explicado que tuvo conocimiento de los mismos a través de una carta manuscrita que le entregó un día en mitad de su consulta, a la que había sido derivada por el médico de cabecera por "malestar inespecífico". Ha destacado de su relato que es "coherente" y que carece de "contradicciones". Previamente, había sido atendida durante seis años por otra profesional, de la unidad mental, y a la que "para nada" manifestó algo de los abusos ni ella lo sospechó tampoco.

Otra psicóloga que la vio cuando ya había contado los hechos y quería denunciarlos, ha aludido a sentimientos de "miedo, culpa o vergüenza" para no haberlo hecho antes, los mismos que han puesto de manifiesto las dos forenses que la examinaron y han coincidido asimismo en que su relato es "creíble", descartando motivos espurios para interponer denuncia: "todo son pérdidas".

Han detallado que cuando la menor accedía a las relaciones sexuales, el hombre la llamaba "hija" y la trataba con "cariño", pero cuando empezó a entender lo que estaba pasando y a resistirse, entonces ponía "distancia" y ella lo sentía como "una gran pérdida". El juicio ha quedado visto para sentencia.

El acusado de agredir a su hijastra lo niega, pero ella se reafirma: “No sabía poner...
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