domingo. 28.04.2024

Correos ha presentado este viernes, en el Centro Cultural de Quijano de Piélagos, un sello dedicado a la pintora santanderina María Gutiérrez Cueto, más conocida como María Blanchard (1881-1932), pionera del cubismo y otras vanguardias.

La emisión de este sello se incluye dentro de la serie Mujeres en el arte y pertenece a la colección de #8MTodoElAño, dedicada a mujeres emblemáticas en la lucha por la igualdad. Todos ellos han sido diseñados por la artista Isa Muguruza. El sello dedicado a María Blanchard se puede adquirir en las oficinas de Correos, a través de Correos Market, contactando con el Servicio Filatélico en el e-mail [email protected], o llamando al 915 197 197.

Al acto de presentación han asistido, entre otros, la directora de Relaciones Institucionales y Filatelia de Correos, Leire Díez, la alcaldesa de Piélagos, Verónica Samperio, y el presidente de la Federación Filatélica de Cantabria, Constantino Ruiz Matanzas. Al finalizar, se ha llevado a cabo el tradicional matasellado de honor.

Blanchard nació en el seno de una familia de la nueva burguesía montañesa, acomodada y culta, con una deformidad física en la columna, una cifoescoliosis, por lo que padeció continuas burlas desde la infancia que le afectaron psicológicamente durante toda su vida y encontró en la pintura su gran evasión.

En 1903 se trasladó a Madrid para comenzar su formación con los pintores Emilio Sala, Fernando Álvarez de Sotomayor y Manuel Benedito. Tras obtener la Tercera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con Los primeros pasos, la Diputación de Santander le concede una beca en 1909, para completar sus estudios en París, donde recibió clases del pintor español Anglada Camarasa y de Kees van Dongen.

En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, regresó a Madrid, donde asistió en el Café Pombo a la tertulia de Ramón Gómez de la Serna y participó en la polémica exposición de Pintores íntegros organizada por el escritor. Después, se dedicará a la enseñanza como profesora de dibujo en Salamanca, hasta que en 1916, cuando finaliza la guerra, vuelve definitivamente a París.

En la capital francesa se relaciona con artistas como Lipchitz, Metzinger, Diego Rivera, Picabia, Picasso y Juan Gris con quien entabla una gran amistad y que ejercerá una profunda influencia sobre ella. Formó parte del grupo cubista parisino y desarrolló una pintura cubista introduciendo elementos personales, como el tratamiento del color. Poco a poco abandonará este estilo y se inclinará por la figuración, en la que hay cierta influencia constructiva del cubismo y se caracteriza por colores dramáticos, dibujos duros y violentos contrastes.

El dolor físico y las necesidades económicas acompañaron en sus últimos años, en los que uno de sus consuelos fue la religión. Sus pinturas y ella misma adoptaron algo de místico, de tránsito hondo, desprovisto de apariencias. En 1927, cuando muere Juan Gris, Blanchard se recluye en sí misma y pierde el contacto con los demás artistas. Su salud empieza a deteriorarse pero no deja de pintar. Finalmente, fallece en 1932.

Correos dedica un sello a la pintora cántabra María Blanchard
Comentarios