jueves. 02.05.2024

He intentado mostrar con naturalidad y sinceridad la gran experiencia que sientes cuando realizas el Camino Lebaniego, pero ahora déjame decirte que Cantabria es, aparte de un lugar donde la belleza de sus paisajes surgen, con el mar Cantábrico a un lado y las cumbres de los Picos de Europa al otro, mires a donde mires, ya que los tesoros que salen al paso son muchos, como asimismo es una tierra donde se disfruta con la gastronomía, porque para ello hay realmente opciones para todos los gustos, ya que Cantabria, más allá de su peregrinar y sus sugerentes ofertas de turismo, también invita a iniciar un camino gastronómico de primer orden, en base a experiencias gastronómicas y enológicas de categoría, conociendo los atractivos turísticos y culturales de los diferentes lugares escogidos por su excelencia y calidad.

En esta tierra, donde puedes pasar de la playa a la montaña en muy poco tiempo, la gastronomía cantábrica es una maravilla del sabor, donde encuentras muchísimos productos que son tan buenos que cuentan con denominación de origen protegida, es decir que solo se preparan en el lugar que la denominación de origen especifica, donde entre muchos otros hallarás los quesos, quesadas y sobaos de los valles pasiegos, pasando por las anchoas de Santoña, los mariscos y pescados de la costa cantábrica, las sabrosas carnes autóctonas de Raza Tudanca, y hasta los aguardientes y orujos de Liébana, y es que cada zona de Cantabria tiene su producto estrella, y bien vale probarlos todos, porque ninguno te va a defraudar, un lujo del que pocos lugares en el mundo pueden presumir. 

Quizás un plato no muy conocido para muchas personas y, cuando llegan a la costa cántabra descubren, es el sorropotún, que con su nombre tan llamativo y atrayente hasta ya nos indica sabor y emociones intensas. Plato marinero tradicional de Cantabria, y más concretamente de la villa costera de San Vicente de la Barquera, que cuenta con el pescado y el marisco más apetecibles, y donde la elaboración del sorropotún sigue siendo un referente de su gastronomía, en base a una sencilla receta pero con sabores fuertes e intensos en la que la preparación en el cocinado es fundamental, ya que consiguiendo mimar cada uno de sus sencillos ingredientes como son el bonito, las patatas, cebolla, algo de tomate y pan puede llegar a conseguirse un resultado más que increíble. Este plato de tradición marinera es uno de los protagonistas de la fiesta barquereña denominada El Mozucu, celebración que tiene lugar cada 9 de septiembre en San Vicente de la Barquera, donde se cocina este plato para miles de personas dentro de una jornada festiva de comida popular.

Y por supuesto, hablando ya en palabras mayores, una tentación convertida en cocido es para mí personalmente uno de los estandartes de esta tierra, porque es uno de los mejores platos que te pueden ofrecer y que no podrás rechazar, porque es un manjar muy tradicional y contundente de cuchara, antiguamente más centrado en las zonas montañosas, al ser el plato típico de esta zona cántabra que se basa en productos que había en las casas todo el año, como los garbanzos, el hueso de jamón, la costilla, la oreja, la cecina o el chorizo, plato ahora ya extendido por toda la geografía, elaborado artesanalmente siguiendo las tradicionales recetas de antaño con productos de calidad como son los garbanzos, patatas, berza, chorizo, morcilla, tocino y zancarrón de ternera, ingredientes que lo llenan de sabor, elaborado a fuego lento y con el cuidado y esmero que luego podrás comprobar al saborearlo en cualquier época del año, dividido en un primer plato de sopa con fideos y un segundo con la parte más contundente, porque quienes conocen el sabor de un buen cocido, tampoco lo desprecian en época de verano, saben de qué estoy hablando. Y por supuesto, digo esto con el beneplácito del cocido montañés, el otro ilustre plato de cuchareo de la comunidad, pero que lleva alubias blancas en vez de garbanzos. En este recién terminado Camino Lebaniego que he realizado y disfrutado, en San Vicente de la Barquera disfruté comiendo cocido montañés, mientras que el cocido lebaniego lo reserve ya para Potes, una vez finalizado mi caminar, porque si te lo metes entre pecho y espalda no quieras caminar mucho después.

¿Y qué decir respecto de la excelente carne de raza tudanca?, producto que cuenta con el certificado IGP, Indicación Geográfica Protegida Carne de Cantabria, indicador de raza autóctona y de un animal nacido, criado y sacrificado en Cantabria, y que por la crianza del ganado a base de una técnica y entorno naturales a base de pastos y con una dieta sin químicos ni aditivos, le otorgan a la carne una sabrosa textura y sabor, que no olvidarás en cuanto pruebes el primer bocado.

En esta ruta gastronómica por Cantabria otras paradas, entre muchas, deben ser Tresviso, donde podrás encontrar quesos con Denominación de Origen Protegida como el Queso Picón Bejes-Tresviso, un queso azul suave pero de sabor intenso. De la misma forma, también podrás degustar los quesucos, quesadas y sobaos de los valles y montes pasiegos, elaborados con leche de oveja, vaca o cabra. O igualmente, en Potes no dejes de probar su famoso chorizo, ahumado con leña de encina y que aparte de la carne magra de cerdo, la panceta y el pimentón, incluye también como especias el orégano, el tomillo y la pimienta. Y si tienes suerte y lo buscas bien podrás disfrutar del borono, producto totalmente natural en la zona de Liébana, aunque en Asturias también se elabora. El borono es parecido a la morcilla, ya que consta prácticamente de los mismos ingredientes (sangre, cebolla y diversas especias) pero a diferencia de la morcilla, el borono no se embute dentro de una tripa de cerdo, ni lleva arroz, ya que el producto se amasa junto con harina de maíz y un poco de grasa de cerdo hasta obtener una masa, la que se cuece en forma de bolas alargadas al igual que las morcillas hasta logra el punto adecuado, pero como ya he citado, no están envueltas en tripa. Es un producto realmente exquisito para acompañar el chorizo y un poco buen pan. Me contaron que algunas veces suelen acompañarlo también con unas rodajas fritas de manzana, e incluso con miel, pero a día de hoy todavía no lo he probado de esa dulce manera, pero todo llegará con el tiempo. 

¿Y acaso se puede decir algo más, aparte del buen marisco y pescado, de las anchoas de Santoña, famosas por su calidad, sabor y por su elaboración tradicional?

Y por supuesto no te olvides de unos sabores que si estás en esta tierra no pueden faltar –a mí no me faltó ningún día- después de una buena comida o, quizás en una buena velada, como son los orujos y licores artesanos que se elaboran en muchos lugares, entre ellos la comarca de Liébana, donde como en otras localidades que hacen celebraciones, la localidad de Potes centra su Fiesta del Orujo en el segundo fin de semana de noviembre, que por cierto fue declarada como fiesta de Interés Turístico Nacional. La peculiaridad de la elaboración de los orujos de esta zona está en que elaboran el producto utilizando principalmente alquitaras, que son mucho más antiguas que los alambiques, a pesar de no ser tan conocidas como los alambiques. Las alquitaras producen bebidas de calidad superior, en virtud del mayor periodo de tiempo exigido para cada destilación, por lo que el sabor es realmente excelente, y es que no hay que olvidar que la producción de orujo lebaniego se remonta a la cosecha de viñedos y su antigua y artesana elaboración en los monasterios en la Edad Media.

Podíamos estar hablando de la gastronomía de Cantabria largo rato, pero espero que mis palabras hayan expuesto una parte importante de ella, aunque lo mejor siempre será venir a esta bella tierra, sacar al descubridor sibarita que llevas dentro y unirte a una experiencia que pondrá a prueba tus sentidos hasta el máximo disfrute, porque Cantabria es mucho más que bellos paisajes.
 

Gastronomía de Cantabria, no podrás olvidarla…
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