sábado. 27.04.2024

Es un hecho: la inteligencia artificial está redefiniendo la forma en que consumimos la información. A lo largo de los últimos meses, hemos visto como la mayoría de medios están haciendo sus esfuerzos para adaptarse a esta nueva tecnología. Mientras tanto, Google está empezando a penalizar con sus algoritmos aquellos resultados cuyo contenido ha sido generado íntegramente con este tipo de recursos. Ahora bien, ¿cambiará la IA la forma en la que consumimos la información? Ese es el interrogante que se nos plantea ante semejante panorama.

UNA HUIDA HACIA  ADELANTE DE LOS PRINCIPALES MEDIOS DE INFORMACIÓN

Ejemplos hay muchos y la mayoría se han ido sucediendo desde la adopción masiva de plataformas como ChatGPT, Dall-E o Midjourney. Gizmodo, reconocido medio de tecnología y cultura, ha recurrido a estas soluciones para traducir directamente sus artículos a diferentes idiomas, incluyendo el español. Si bien abre la puerta a un acceso más globalizado a la información, la mano de obra humana se ha visto afectada en gran medida. Para prueba, un botón: todos los trabajadores de la división española fueron despedidos fulminantemente. Pero no es la única.

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Axel Springer, dueña de medios como Computer Hoy o Business Insider en España, ya ha anunciado una colaboración con Open AI para acotar sus resultados en ChatGPT. Incluso algunos casinos online están recurriendo a esta tecnología para posicionar resultados en varios de los principales buscadores. Por su parte, el gigante tecnológico Samsung ha apostado por integrar la IA directamente en sus dispositivos móviles. De esta forma, los usuarios pueden recibir resúmenes concisos de noticias e información relevante, alineándose con la creciente demanda de contenido condensado y fácilmente digerible en la era digital.

LOS PELIGROS DE DEJARLO TODO EN MANOS DE LA IA

El uso de la inteligencia artificial no está exento de polémica. Por un lado, las IA generativas, alimentadas por enormes conjuntos de datos, pueden modificar apariencias, crear obras de arte y transformar imágenes con un realismo impresionante. Desde luego, la posibilidad de generar material audiovisual que puede pasar por genuino plantea preguntas éticas relacionadas con la autenticidad de las imágenes y la facilidad de manipular una opinión.
 

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Lo mismo sucede a la hora de recrear la información. Los algoritmos utilizados en las IA generativas pueden verse afectados por sesgos inherentes en los conjuntos de datos con los que fueron entrenados. Estos sesgos pueden reflejar prejuicios culturales, políticos o sociales, lo que lleva a la generación de contenido parcial o sesgado que refleja únicamente ciertas perspectivas o agendas. Asimismo, la generación automatizada de contenido también aumenta el riesgo de propagación de noticias falsas y desinformación.

Algunas de las plataformas anteriormente mencionadas ser utilizadas para crear historias inventadas que se distribuyen rápidamente a través de las redes sociales y otros canales, aprovechando la credulidad del público y socavando la confianza en las fuentes de información legítimas. En última instancia, la ética y la regulación deben evolucionar al mismo ritmo que la tecnología para garantizar que la IA se utilice de manera responsable, además de preservar la integridad de la información que consumimos.

¿Cambiará la IA la forma en la que consumimos la información?
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