sábado. 27.04.2024

Galicia tiene algunas de las tierras más fértiles de España, y por eso nuestra agricultura y nuestra ganadería se consolidan año tras año en posiciones de liderazgo no solo en el país, sino en toda Europa. Gran parte del secreto es la extraordinaria riqueza mineral de nuestro suelo, que no se encuentra en otras partes de España, y que hace que nuestras verduras y cereales tengan un componente nutricional extraordinario.

Por supuesto el uso de fertilizantes contribuye a mejorar aún más las características nutricionales de nuestros cultivos. Pero en Galicia tenemos una dependencia ligeramente menor con respecto a estos fertilizantes cada vez más escasos, ya que nuestro suelo sigue presentando una composición mineral bastante rica.

Sin embargo, nada es para siempre. Cultivar una y otra vez en la misma tierra agota sus propiedades químicas, por buenas que estas sean en primera instancia. En Galicia, las principales granjas están tomando medidas de análisis del suelo para determinar cuáles son los minerales que conserva mejor tras cada cosecha, y cuáles son los minerales que más hace falta reponer. Esto permite adquirir fertilizantes más específicos a un mejor precio.

LA VALORACIÓN QUÍMICA OFRECE LA INFORMACIÓN MÁS PRECISA

Aquí es donde la valoración química desempeña un rol fundamental. A través de la valoración química, el personal técnico puede hacer un análisis preciso de la composición del suelo para determinar cuáles son las necesidades exactas de los cultivos. Las carencias más habituales en las tierras gallegas son el nitrógeno y el fósforo, pero además, dependiendo del cultivo, puede hacer falta incluir diferentes micronutrientes como el zinc, el boro o el molibdeno.

Tras analizar la tierra se procede a adquirir los fertilizantes necesarios para devolverle toda su riqueza mineral de cara a la nueva cosecha. De este modo se evita la compra de fertilizantes genéricos que no incorporan la suficiente cantidad de minerales necesarios, y es posible centrarse en la adquisición de fertilizantes que sí cuenten con los minerales que la tierra de cada granja está pidiendo a gritos.

Además, la valoración química también puede utilizarse para comprobar que efectivamente los fertilizantes adquiridos cuenten con la proporción mineral solicitada. De esta manera, nuestras granjas pueden asegurarse de la calidad de los fertilizantes, y, además, pueden volver a analizar el suelo tras fertilizarlo para comprobar de qué manera el fertilizante está actuando en la tierra. Esto permite detectar cualquier desajuste y corregirlo a tiempo.

EL ANÁLISIS DE LOS CULTIVOS TAMBIÉN ES BENEFICIOSO

Tras la cosecha, la valoración química vuelve a utilizarse para analizar la riqueza nutricional de los diferentes cultivos. Esto es especialmente importante a la hora de comprobar cuáles son las semillas que absorben mejor los nutrientes presentes en la tierra. Las granjas pueden elegir así las semillas que se adaptan mejor al suelo y producen los cultivos más ricos en minerales. Serán éstas las que se cultiven la siguiente vez.

Este proceso continuo de análisis del suelo, análisis de los cultivos y análisis de los fertilizantes permite a las granjas gallegas mejorar de forma permanente la calidad de sus cultivos, manteniéndolo siempre entre los cultivos de referencia en la Unión Europea. Y no solo se trata de una cuestión de calidad, sino que además estas mejoras permiten ahorrar muchísimo dinero que luego puede invertirse en otros aspectos de la industria.

LA REINVERSIÓN EN ENERGÍAS LIMPIAS

La reinversión de este dinero en paneles solares para las granjas, por ejemplo, permite ahorrar todavía más dinero en la factura de la luz, y, paralelamente, hace que resulte más sencillo instalar una calefacción adecuada para mantener al ganado en mejores condiciones. Un alimento más nutricional y una temperatura adecuada favorecen a su vez a la salud del ganado, mejorando así la calidad de nuestra carne y nuestra leche, y reduciendo las emisiones de CO2.

Poco a poco, nuestras granjas están renovándose continuamente para obtener cultivos que siempre mejoran la cosecha anterior. Todas estas mejoras serán esenciales para mantener la calidad y la cantidad de nuestras cosechas de cara a los próximos años, en los que se espera que el cambio climático juegue en nuestra contra.

El calentamiento global puede dificultar cada vez más la producción agrícola, algo que ya se está notando especialmente en las granjas de Castilla y Andalucía. Pese a que en Galicia tenemos un clima un tanto más favorable, el calentamiento global difícilmente perdonará a nadie. ¡Por eso, siempre es mejor prevenir que curar!

El campo gallego se beneficia de la valoración química
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