lunes. 29.04.2024

1. ¿Por qué nos atraen tanto las tumbas antiguas? Sus propietarios las construyeron para prolongar su importancia por una ficticia eternidad y esconder en ellas sus miserables y ya inútiles riquezas.

Y a los vivos nos fascina romper sus sellos en un vano intento de descubrir ese misterio que tanto nos desconcierta. Observar los despojos y llevarnos el oro. Somos tal para cual.

MASSOULEH, RODEADO DE MONTAÑAS
1 MASSOULEH, RODEADO DE MONTAÑAS

2. RUMBO AL CASPIO Y MÁS ALLÁ

He dormido en el pueblo de montaña de Masuleh, un popular destino turístico entre los iraníes por el verdor de sus montañas. Desayuno ash reshteh, una espesa sopa con garbanzos, alubias, verduras y fideos  que se complementa con el  sabor ácido de un fermentado lácteo llamado kashk y un puñado de cebolla muy frita por encima. Mi destino es el lago Orumiyeh,  tan fascinante en sí mismo como por contener la aún no encontrada tumba de Hulagu Khan, el caudillo mongol que acabó con la secta de los Asesinos.

3. EL VERDADERO TOTALITARISMO ES DIVINO

En una soleada mañana de otoño conduzco entre verdes campos de arroz hacia la orilla del Caspio. Pero antes me detengo en la pequeña ciudad de Fuman buscando una tienda de telefonía. Me he quedado sin datos y, sobre todo, mi VPN no funciona. En Irán hay muchos sitios de internet censurados, una restricción que todo el mundo se salta instalando una tecnología llamada VPN en sus móviles. De la misma manera, el país entero recurre a cadenas de televisión extranjeras para eludir las moralistas emisiones gubernamentales. Bajo los negros chador, las chicas visten vaqueros con rotos y, apenas se cruza la puerta de las casas, la fiebre por lo occidental se manifiesta en vestidos de última moda y fiestas en las que las mujeres bailan –¡prohibido!– y el alcohol –¡estrictamente prohibido!– corre como el agua.

Todo en este país tiene dos caras: la oficial, acartonada e hipócrita, y la de verdad, clandestina y ansiosa de libertad.

Mientras en la tienda de telefonía resuelven mi problema, un cliente me aborda en su inglés mínimo. Como todos, pregunta qué me parece su país. Luego me lleva a la ventana y señala con desprecio al otro lado de la calle, hacia los omnipresentes carteles con las caras de Khomeini y su sucesor Jamenei. Después une sus manos como si estuvieran esposadas y me mira con un gesto que me desarma.

Los carteles de los dos clérigos me han traído a la memoria las parejas enmarcadas de Franco y José Antonio de mi infancia, los murales soviéticos de Lenin junto a Stalin y las fotos de Hitler y el Duce jugando a compis vistas en los libros de Historia. Un relámpago de lucidez me hace entender cómo el  totalitarismo perfecto es el sostenido por la palabra de Dios.

Mi móvil está arreglado. Pago la cuenta y estrecho efusivamente la mano al hombre deseándole mucha, mucha suerte para él y para su país. Qué no le habrán hecho, pienso. Sus ojos se han humedecido. Los míos también.

4. DE CÓMO MATAR SIN DERRAMAR SANGRE

En 1256 Hulagu Khan, nieto del temido Gengis, llega a Persia con un inmenso ejército. Su objetivo es arrasar el centro neurálgico del Islam. Tras destruir los castillos de la secta de los Asesinos, asedia y saquea Bagdad. Apresa al califa pero, supersticioso, teme derramar su sangre sobre la tierra, y no se le ocurre algo tan sencillo como el estrangulamiento, qué va. Solución mongola: lo envuelve en una alfombra que después pisotean a conciencia sus jinetes. Y continúa hacia Siria, masacrando a los musulmanes pero perdonando a los cristianos. Aliado con los cruzados y los armenios, toma Damasco. Cuando se dirige a terminar la tarea aplastando a los mamelucos del Cairo, una disputa sucesoria le obliga a regresar a Mongolia.

¿Quién era este tío tan simpático?

MAPA DE LA RUTA
4 MAPA DE LA RUTA

5. CUANDO ENTRE CONSTANTINOPLA Y CHINA PUDO HABER MILES DE IGLESIAS

Bien educado, amante de la astronomía y la astrología, Hulagu era animista como sus antepasados, pero el cristianismo nunca le fue ajeno. Su madre era cristiana nestoriana, así como Dokuz Khatum, su esposa preferida, y también su amigo el general Kitbuga, quien se encargaba de la parte fea en las batallas.

Esa influencia favorable le llevó a enviar misivas a los monarcas europeos y en especial al rey francés Luis IX buscando alianzas contra los musulmanes, que desgraciadamente fueron interceptadas por sus enemigos. También desde Europa, donde se creía que  los mongoles estaban muy cerca de convertirse al cristianismo, se intentó vanamente una alianza para crear una tenaza contra el Islam. Si esa esperanza se hubiese materializado, Estambul aún se llamaría Constantinopla y el imperio bizantino –o al menos su cultura– llegaría hoy desde Anatolia hasta China.

6. CASPIO, LA COSTA AZUL DE LA CASPA

Cuando por fin alcanzo el Caspio solo encuentro aguas turbias y playas de fango. La carretera, entre bosques que descienden de los montes Elburz y la costa, me lleva a Astara, ciudad balnearia fronteriza con Azerbayán, donde pasaré la noche.

Allí el agua sigue turbia. Paseo por deprimentes y sucias playas de arena oscura en las que las mujeres solo pueden bañarse vestidas incluyendo el velo, y en áreas separadas de los hombres. Sombras femeninas vestidas de negro apenas se mojan los pies ¿Esto es una playa? Lo que de verdad os hace falta, pienso,  es una semana en la de  Ipanema.

UNA PLAYA EN ASTARA
UNA PLAYA EN ASTARA

7. PAX MONGOLICA, PAZ DE LA SEDA

Todo sucedería por la seda. Hulagu Khan no pudo volver con sus tropas a Siria y acabar con el poder islámico, que sobrevivió en el Egipto mameluco. En su lugar gobernó un territorio que iba  desde Anatolia hasta Pakistán, inaugurando una dinastía –supeditada a su hermano Kublai Khan– que vio casi un siglo de paz en Asia Central.

En un par de generaciones, los salvajes mongoles habían caído bajo el embrujo de aquel tejido fino como telarañas de intricados diseños, que daba brillo y realce a las formas del cuerpo y resultaba irresistible cuando vestía una piel desnuda. Tres capas de la más fina seda, aseguraban, aún permitían ver un lunar sobre el pecho de una doncella. Las toscas yurtas de los antiguos pastores se hacían ahora de seda, con anclajes y postes de plata.

No era solo la seda, aunque nada como ella para significar el comercio y la opulencia. Junto con el preciado tejido llegaban a Europa, además del invento de la pólvora, canela, pimienta, nuez moscada, alfombras, algodón, perlas y piedras preciosas. La economía de todas las regiones involucradas mejoró sensiblemente. Y para mantener el ya imprescindible lujo, los mongoles establecieron una red de caminos seguros protegidos por fortalezas y caravasares que permitían que “una joven púber con una corona de oro pudiese viajar solitaria entre Pekín y Constantinopla sin que peligrase su virtud ni su corona”.

TECHOS DEL MAUSOLEO SAFI AL DIN EN ARDEBIL
TECHOS DEL MAUSOLEO SAFI AL DIN EN ARDEBIL

8. UN CLAVO SACA OTRO CLAVO Y UNA TRAGEDIA OLVIDA LAS ANTERIORES

Desde Astara, la carretera asciende entre verdes montañas, inseparable de la frontera azerí, hasta llegar a un alto en el que me detengo. Allí un hombre insiste para que comparta con él su táper de patatas guisadas. Las devoramos a la sombra de un gran cartel de propaganda militar que asegura que defender las fronteras es un deber divino, mientras mi nuevo amigo, que está esperando a que vengan a recoger su vehículo averiado, me habla de su tienda de artículos de hogar.

Al otro lado del alto el paisaje se vuelve llano y polvoriento. Al fondo se divisa la ciudad de Ardebil, con su magnífico mausoleo del Jeque Safi al Din. Pero quiero llegar esa noche a Tabriz, y cruzo altísimos puertos de montaña dejando a mi derecha la mole de 4.811m del monte Sabalan.  

Hacia el norte se ubica la parte de Azerbayán que contiene el territorio de Ngorno-Karabaj, recién arrebatado a la vecina Armenia, que a su vez se interpone entre Azerbayán y su provincia desgajada de Nachijevan. Fronteras siempre móviles, caudillos sanguinarios, persecuciones religiosas y etnias desplazadas y vueltas a reubicar una y otra vez. Tragedias que tapan tragedias.

VIVIENDAS TROGLODITAS EN KANDOVAN, CERCA DE TABRIZ
VIVIENDAS TROGLODITAS EN KANDOVAN, CERCA DE TABRIZ

9. EL PROBLEMA NO ES SALIR DE IRÁN SINO ENTRAR EN EUROPA

Dedico un día a Tabriz, por cuyo bazar medieval y punto neurálgico de la Ruta de la Seda el trajín de los comerciantes se mezclaba con las pláticas de filósofos y astrónomos entre una babel de razas y lenguas. Al salir del laberinto de calles cubiertas con bóvedas y  cúpulas de ladrillo, un pequeño grupo de fieles junto a una mezquita ofrecen galletas y té bajo altavoces que distorsionan cánticos religiosos. Hoy es el aniversario del Profeta. Pero nadie les hace caso.

Al anochecer me aborda un hombre entrado en años. Quiere saber qué tiene que hacer para ser acogido en Europa. No puedo darle detalles claros. En sus preguntas asoma la desesperación.

BAZAR DE TABRIZ
BAZAR DE TABRIZ

Pero no para todos. Tabriz está en la ruta que siguen familias acomodadas y prebostes políticos en sus escapadas de unos días a la cercana Turquía, donde pueden beber, bailar y olvidarse del asfixiante régimen que ellos mismos alimentan.

PUERTOS DE MONTAÑA EN TORNO AL MONTE SABALAN
PUERTOS DE MONTAÑA EN TORNO AL MONTE SABALAN

10. BEBAMOS DE LA COPA DE LA DESTRUCCIÓN

Hulagu Khan murió en 1265 a los 48 años, dejando 30 hijos, 14 esposas y 21 concubinas. Se hizo enterrar secretamente en una isla del lago Orumiyeh, junto a los tesoros de sus saqueos y sus concubinas, que fueron sepultadas en vida para atenderle por toda la eternidad. Genio y figura.

Fue el último khan enterrado a la manera mongola siguiendo la estela de su abuelo Gengis, que hizo realidad la hermosa frase del epígrafe superior,  asesinando a un número estimado entre 6 y 40 millones de personas.

Gengis fue enterrado en 1227 junto a 40 doncellas y 40 caballos en un lugar secreto de Mongolia. Cualquiera que presenciase el paso de la comitiva era ejecutado en el acto. Y se dice que los militares que llevaron a cabo la misión, fueron igualmente asesinados por otros enviados hasta el lugar, quienes lo serían a su vez a su regreso.

Los 800 años transcurridos desde la muerte de Gengis acumulan una larga lista de intentos fallidos por encontrar su tumba. Recientemente, Pierre Henri-Giscard, uno de los padres de la arqueología mongola, parece haberla localizado en Burkhan Khaldun, un dédalo de montañas en el remoto nordeste de Mongolia.

Cómo nos atraen las tumbas. Las ajenas, claro.

LA INMENSIDAD SALADA DEL LAGO ORUMIYEH
LA INMENSIDAD SALADA DEL LAGO ORUMIYEH

11. UN OCÉANO DE SAL

Desde Tabriz, el día se ensombrece al llegar al lago salado Orumiyeh, con una superficie equivalente a la de la comunidad autónoma de Cantabria, pero ya solo una décima parte del agua que una vez tuvo. La intensa desecación ha decantado enormes depósitos de sal en sus riberas.

La visión del lago sobrecoge. Bajo una lívida luz de tormenta, lo que fue el lago se extiende por una interminable planicie cubierta de sal, de la que emergen algunas de sus 102 islas, muchas conectadas ya con la orilla. En algún lugar de Shahi, la más montañosa, se encuentra la perdida tumba de Hulagu Khan.

Una autovía pasa sobre la parte más estrecha del lago, que abarca 140x55 kms, para llegar a la ciudad homónima de Orumiyeh.

Todo Irán es una ensalada de etnias. Una quinta parte del país habla dialectos turcos, y en el norte, especialmente en Orumiyeh se mantiene una significativa presencia cristiana. Aquí convivieron durante siglos kurdos, zoroastrianos, musulmanes, judíos y cristianos armenios, asirios y nestorianos. Los locales aseguran que en una antigua iglesia de la región están o estuvieron enterrados los Reyes Magos tras su regreso de Palestina.

EL LAGO SALADO CON LA ISLA DE SHAHI AL FONDO, LUGAR DE LA TUMBA DE HULAGU
EL LAGO SALADO CON LA ISLA DE SHAHI AL FONDO, LUGAR DE LA TUMBA DE HULAGU

12. ENCONTRAR LA TUMBA

En 1939 un arqueólogo había buscado la tumba de Hulagu Khan en una meseta de la montañosa isla de Shahi sin ningún resultado. Fue entonces cuando escuchó a los locales que estaba más al oeste, labrada en los acantilados de la isla junto al lago, y prometió regresar. Pero de él nada más se supo, y desde entonces no hubo nuevos intentos.

En los primeros años de este siglo el viajero y escritor Colin Thubron, partiendo de esa información volvió a intentarlo según describe en su libro La sombra de la Ruta de la Seda. Tras caminar durante todo un día entre incómodos barrancos de roca, descubrió casualmente unos trozos de cerámica mongol. La pista le condujo hasta un escarpe por el que empezó a trepar hacia lo que parecían unas cuevas. Pero no lo eran. Se trataba de un conjunto de cisternas, escaleras y habitaciones, algunas aún enlucidas de yeso, que conducían a una profunda cámara circular ¿La tumba de Hulagu Khan? ¿Y el tesoro de sus botines?

Thubron también relata que una guarnición de mil hombres protegía el lugar en las décadas que la dinastía de Hulagu se mantuvo en el poder. Y que, como todo, después cayó en el olvido. Y en la codicia ajena.

13. UNA BODA NOCTURNA

Al anochecer, recorriendo la parte vieja de la ciudad de Orumiyeh, encuentro varias iglesias. Pero todas, como sucede en Oriente, están defendidas por formidables muros. En uno, una puerta abierta da acceso al interior del recinto. La iglesia no está cerrada. Me adentro, y para mi asombro doy con una boda.

Finalizada la ceremonia, el sacristán, que habla inglés, quiere saber quién soy. Y así me entero de que se trata de una iglesia católica. En la ciudad hay otra, protestante, y una más, siríaca, me dice.

–Somos 4.000 cristianos aquí, entre las tres confesiones –explica el sacristán. Todos iraníes salvo el sacerdote que es francés.

He oído que las autoridades permiten el cristianismo con reticencias y prohíben la creación de escuelas y organizaciones religiosas, y le pregunto al respecto.

–El gobierno nos trata bien. Muy bien –se apresura a responder.

UNA BODA CATOLICA EN ORUMIYEH
UNA BODA CATOLICA EN ORUMIYEH

14. AY, LAS TUMBAS

Salgo temprano de Orumiyeh para conducir hacia el sur, bordeando la orilla occidental del lago. Aquí no hay depósitos de sal y, muy al fondo, el agua brilla con un azul profundo a la luz de la mañana. En torno al lago se desarrolló el todavía poco conocido reino de Mannea mencionado en la Biblia, que existió en el IX A. de C. Y en las montañas próximas se descubrieron unos recipientes que pudieron contener el vino más antiguo conocido: 8.000 años.

Me desvío atraído por un promontorio que se adentra sobre la inmensa llanura que fue el fondo del lago. Es un lugar especial. Sobre la cima, con vistas al horizonte azul salpicado de islas, resisten los cimientos de una vieja construcción con aspecto de templo del fuego. Más allá hay unas lápidas modernas con caracteres cúficos, y después piedras desperdigadas señalan las tumbas de un cementerio musulmán mucho más antiguo. Un camino desciende hasta la base del acantilado. Y en esta, mirando al lago, un túnel se adentra unos metros por un estrecho pasadizo. No puede ser otra cosa que una tumba. Finalmente gira para desembocar en una estancia mínima en la que no cabría un cuerpo. Pero es la medida de los osarios en los que los seguidores de Zoroastro guardaban los restos después de haber expuesto los cadáveres a los buitres.

PROMONTORIO SOBRE EL LAGO EN CUYA BASE HAY UNA ANTIGUA TUMBA
PROMONTORIO SOBRE EL LAGO EN CUYA BASE HAY UNA ANTIGUA TUMBA

Ay, las tumbas.

Irán profundo (II): La tumba perdida de Hulagu Khan
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