viernes. 03.05.2024

LA VANIDAD COMO ORIGEN DE TODAS LAS COSAS

Tres poderosas mujeres discutían sobre quién era la más bella, y recurrieron a un joven pastor que vivía alejado del mundo para que lo decidiera. Cada una intentó sobornarlo a espaldas de las demás. Una le ofreció todo el poder que pudiera desear. Otra, inteligencia y sabiduría. La tercera el amor de la mujer más hermosa del mundo. ¿Por quién se decidió el pastor? Qué pregunta tan estúpida. Paris, que así se llamaba el pastor, eligió a la tercera. De modo que Helena, la mujer más guapa del mundo –y parte del extranjero– se enamoró de él apenas lo vio. Pero Helena estaba casada con el rey Menelao. París la raptó y se fugaron. A Troya.

Así empezó la madre de todas las guerras. Faltaba decir que las tres mujeres eran las diosas Hera, Atenea y Afrodita. Y Paris, hijo del rey troyano Príamo. Pero eso es solo el envoltorio de la historia.

ARMADURA Y CASCO MICÉNICO DEL SIGLO XV AC. Foto Wikipedia
ARMADURA Y CASCO MICÉNICO DEL SIGLO XV AC | Foto: Wikipedia

LA ILÍADA NO ES LA CANCIÓN DEL VERANO

El viaje empieza frente a la imponente y maciza fortaleza de Micenas, que parece recién acabada pese a que supera los tres mil trescientos años de existencia. El más conocido de su linaje de reyes, Agamenón, comandó las tropas aqueas en la guerra de Troya si hemos de creer lo que nos cuenta Homero en sus poemas.

¿Hemos de creerlo? Los arqueólogos siempre sacudieron la cabeza. A pesar de que los niveles VI  o VII de las ruinas de Troya muestran cómo hacia el 1250 a.C. la ciudad fue incendiada por un asalto.

No han aparecido documentos escritos en Troya. Pero en los archivos  de Hattusas,  la capital del reino hitita que entonces dominaba Anatolia, una carta coetánea del soberano hitita restablece relaciones con el rey de los Ahhiyawa –interpretados hoy como aqueos, un sinónimo de micénicos– tras un conflicto por Troya, su ciudad vasalla. También se menciona al rey aqueo Attarisiya, probablemente Atreo, padre de Agamenón o quizá uno de sus antepasados, así como a Paris.

Las epopeyas, al contrario que las canciones del verano, se construyen sobre un núcleo de realidad, como más tarde sucede en los cantares medievales del Cid o de Roldán. No es descabellado pensar que los personajes principales de la Ilíada, más o menos idealizados, hayan existido. La Ilíada no es Un rayo de sol.

RECONSTRUCCIÓN DEL INTERIOR DE UN PALACIO MICÉNICO. Museo de Antioquía
RECONSTRUCCIÓN DEL INTERIOR DE UN PALACIO MICÉNICO. Museo de Antioquía

PIRATAS PIJOS

Micenas era la ciudad más poderosa de Grecia en aquel tiempo. Su nombre dio lugar a una civilización  diseminada en palacios fuertemente amurallados y bien comunicados entre sí, centralizada en el Peloponeso. Sus habitantes desarrollaron una clase alta y amante del lujo, heredera de la cultura minoica de Creta y enriquecida con la piratería, la guerra y el comercio. En sus minuciosos registros contables figuran activos como el cultivo y exportación de aceite de oliva a los países del Oriente Medio, donde se cocinaba con aceite de sésamo. El de oliva era  un artículo cosmético y de lujo. Y es que el pasado es lo más parecido al futuro.

MÁSCARA FUNERARIA DE ORO DURANTE UN TIEMPO ATRIBUIDA A AGAMENÓN, EN MICENAS
MÁSCARA FUNERARIA DE ORO DURANTE UN TIEMPO ATRIBUIDA A AGAMENÓN, EN MICENAS

LA MADRE DE TODAS LAS GUERRAS

Tanto nos influyó Troya que aún vivimos en su posguerra. Y ha marcado nuestro rumbo desde entonces: Occidente contra Oriente. Persas contra griegos, romanos contra partos, bizantinos contra turcos… ¿Occidente y ucranios contra rusos? Tras engullir el imperio bizantino con la toma de Constantinopla, el sultán otomano Mehmet se acercó a Troya. “He vengado a los troyanos”, dijo. Para qué seguir.

IMAM BAYILDI
IMAM BAYILDI

NUNCA NOMBRES ESTAMBUL ANTE UN GRIEGO

Y de aquellos polvos aún quedan lodos. Casi 600 años más tarde, la pérdida del imperio bizantino sigue irritando a los griegos, que se sienten sus herederos. Ceno en una taverna local  Imam Bayildi, un exquisito plato de berenjenas al horno con cebollas y tomate, cubierto de queso feta. El nombre, de origen turco, significa imán desmayado (de placer).

Griegos y turcos se disputan esta y otras delicias de la cocina mediterránea probablemente nacidas hace siglos en Anatolia, un territorio que aquellos habían colonizado desde los tiempos de Micenas, y en el que formaban una élite comercial y culta.

Hago saber al camarero que me ha sorprendido el delicado sabor a canela del Imam, y se presenta el cocinero. El comedor está vacío, así que charlamos animadamente sobre Grecia y su comida. Le recuerdo la película Un toque de canela, que entre mesas con manjares helenos muestra el drama de la  expulsión de los griegos de Estambul en 1964.

–¿Estambul? –me increpa con un gesto de desprecio. –¡Querrás decir Constantinópolis!

Cómo no caí en la cuenta. Frente a mí hay un poster gigantesco de Santa Sofía, abandonada a su suerte en esa ciudad de nombre prohibido, flanqueada de minaretes y humillada en su condición de mezquita. La he cagado.

EL TESORO DE ATREO
EL TESORO DE ATREO

¿GUERRAS? DESDE EL PRINCIPIO SOLO HUBO UNA. LA MISMA DE SIEMPRE

Sucedió hace 3.300 años y se escribió hace 2.700, pero la descripción que la Ilíada hace de lo que es la guerra puede aplicarse perfectamente a los conflictos de hoy en día: la gloria militar y la codicia dando la espalda al espectáculo de devastación, sufrimiento y horror ante tanta muerte innecesaria.

La Ilíada describe solo unos pocos días de la guerra de Troya, cuando los griegos llevan ya 10 años de asedio infructuoso. Aquiles, el mejor de los guerreros, discute con su líder Agamenón y se plantea abandonar, sumiendo a sus desmoralizados compañeros en la tesitura de aceptar la derrota y volver a casa.

El tema central del poema quedaría espléndido en una película bélica situada en un escenario actual: el dilema de Aquiles entre asumir su papel acatando las órdenes del inepto Agamenón o abandonar una guerra que realmente no le concierne. Aquiles sabe que si lucha morirá en la batalla. Y se debate entre aceptar su destino –hoy lo llamaríamos deber– o atreverse a ser libre de sí mismo.

ITINERARIO DEL VIAJE
ITINERARIO DEL VIAJE

AGAMENÓN, OTRO LÍDER QUE NO SUPO ESTAR A LA ALTURA

Micenas se desparrama desde la cima de una colina como un vasto campo de ruinas entre el que destacan sus estructuras funerarias, grandes cúpulas que soportaban túmulos  a los que llaman tholos.

“He visto el rostro de Agamenón”, escribió Schliemman, el descubridor de Troya, al encontrar aquí una máscara funeraria de oro sobre el cráneo de un rey micénico. Hoy se sabe que perteneció a un tricentenario antepasado de Agamenón. Pero es probable que uno de los enormes tholos de Micenas haya albergado su cuerpo. El más grande de todos, El tesoro de Atreo, con una cúpula de más de 13 metros de altura y otro tanto de diámetro, fue construido en torno al tiempo en que pudo vivir.

Agamenón no resulta un personaje simpático. Le pierden la codicia y la soberbia. Y a su retorno de Troya, al gran rey le espera la muerte. Clitemnestra, su mujer, harta de sus adulterios, se ha enredado con Egisto en su ausencia. Y entre los dos deciden asesinarlo en la bañera. El mismo día en que vuelva de Troya.

MYSTRAS, CORONADA POR UN CASTILLO CRUZADO
MYSTRAS, CORONADA POR UN CASTILLO CRUZADO

FANTASMAS BIZANTINOS

Una hora y media separa Micenas de Esparta, en cuyas inmediaciones reinaba Menelao, hermano de Agamenón y marido de la bella Helena, origen de la epopeya.

Pero me detengo en Mystras, una ciudad bizantina en ruinas que trepa a lo largo de 300 metros por la ladera de una montaña.  

En 1204, durante la cuarta cruzada, los representantes de la cristiandad toman y saquean Constantinopla. En una orgía de terror, asesinatos y violaciones, profanan Santa Sofía y esparcen los huesos de Constantino mientras las prostitutas bailan sobre su altar mayor.

Lo que sigue es el reparto –en católica fraternidad– del imperio bizantino ortodoxo entre nobles europeos sin tierras, los venecianos y las órdenes militares de Tierra Santa.

Los francos construyeron aquí en 1240 un castillo cruzado sobre la cima que repetía la vida feudal de occidente, con sus trovadores, damas y torneos. Después pasó a manos venecianas, bizantinas y turcas, para ser abandonada en 1832.

Mystras es hoy un fantasmal laberinto de arcos semiderruidos, callejas, palacios en ruinas y una decena de hermosas iglesias de estilo bizantino.

Aconsejado por la dueña de mi hotel, en un local familiar ceno Yemistá, otra delicia grecoturca: pimientos y tomates con un relleno de arroz. El fresco aroma a hierbabuena con el que lo aderezan es insuperable. Pero tras la experiencia del día anterior, cualquiera abre la boca.

YEMISTTÁ
YEMISTTÁ

LA GUERRA POR EL AMOR O EL AMOR POR LA GUERRA

Según Homero, 1186 naves al mando de 44 caudillos vararon en la arena de las playas de Troya, sobre las que se extendieron después las tiendas y hogueras de sus campamentos.

Una expedición de castigo de una confederación liderada por Agamenón, rey de Micenas ¿Para vengar que Paris le había birlado la señora su hermano, el rey Menelao? Conociendo a los micénicos, piratas consumados, más probable parece que el motivo fuese el botín del saqueo. O que el comercio griego se viera entorpecido –o tributado– por Troya,  que situada en el estrecho de Dardanelos controlaba el acceso a los recursos del Mar Negro.

EL MELANEION CON EL TAIGETOS AL FONDO
EL MELANEION CON EL TAIGETOS AL FONDO

¿DÓNDE DESCANSAN LOS HERMOSOS HUESITOS DE HELENA?

Muchos siglos antes de que el espartano Leónidas y sus 300 culturistas se hiciesen famosos, en algún lugar cercano a la ciudad de Esparta Menelao y Helena reinaron en un palacio micénico. Se desconoce su ubicación. Pero hay un santuario llamado Menelaion, que se construyó siglos más tarde para honrar su memoria. Cerca debería estar el palacio. O la tumba.

El camino que conduce al santuario es impracticable para el coche, y tengo que seguir andando. En la soledad de la montaña me pregunto qué coño hago yo allí, solo y sin saber bien lo que busco. Pero me encuentro con una pareja de profesores universitarios norteamericanos con el mismo objetivo. Ser un friki es triste. Un friki acompañado de otros frikis ya tiene otro color.

Solo queda el promontorio sobre el que se alzaba el templo, pero no decepciona. Situado en una cima frente a los 2410m del monte Taigeto, las vistas son magníficas. Y rezuma esa atmósfera que altera el ánimo, propia de algunos lugares míticos. Cerca hay restos de un edifico micénico, pero los norteamericanos me dicen que no era un palacio. Y me dan una pista: Pellana, 25 kms al norte.

ENTRADA AL THOLOS REAL DE PELLANA, POSIBLE TUMBA DE MENELAO Y HELENA
ENTRADA AL THOLOS REAL DE PELLANA, POSIBLE TUMBA DE MENELAO Y HELENA

DE LA GLOBALIZACIÓN AL REVENTÓN

Se han descrito los últimos años de la Edad del Bronce como la primera globalización. Un tiempo en el que el comercio y la riqueza fluían entre griegos micénicos, hititas, asirios y egipcios. Apenas una generación tras la guerra de Troya, aquel mundo se derrumba bruscamente. Micenas y el reino hitita desaparecen ante lo que parece una mezcla de hambrunas climáticas e invasiones de pueblos hambrientos.

Los aqueos supervivientes huyen a las islas. Se llevan consigo la nostalgia de una época dorada que durante los siguientes tres siglos de oscuridad gestaría los poemas épicos de la Ilíada y la Odisea.

Pasada la Edad Oscura empiezan a despuntar nuevas ciudades-estado en Grecia. Nace otro mundo que dará lugar a la siguiente globalización, cuando las conquistas de Alejandro extiendan el griego y la cultura helenística desde Europa hasta las fronteras con China e India pasando por el norte de África y Mesopotamia.

En la Ilíada, los troyanos se consuelan pensando que algún día los bardos cantarán su gloria. Para nuestro mundo globalizado y a punto de pinchazo es toda una incitación a poner a remojo las barbas. Esperemos que lo hayan oído en cocina.

UN MAUSOLEO EN LAS RUINAS DE MESSENIA
UN MAUSOLEO EN LAS RUINAS DE MESSENIA

A HELENA NO LE GUSTABA ESPERAR

Pellana es una aldea que cuesta encontrar en el mapa. Perdida entre los olivares hay una verja en torno a una colina de arenisca bajo la que se ve un gran tholos. Como es de rigor en Grecia, el yacimiento está cerrado. También es de esperar, y este es el caso, que alguien haya practicado un agujero en el cierre, por el que puedo colarme.

Sin duda se trata de una tumba real. Avanzo penosamente rodeando el macizo debido a la maleza y aparecen uno, dos, tres tholos más pequeños, con sus cúpulas horadadas en la roca.

Cerca hay una acrópolis que alberga un palacio micénico aún por excavar. No debería ser otro que el de Menelao y su linaje. Una mujer me señala el camino, pero la alta vegetación de mayo impide ver nada. Qué más da. Siento la emoción de haber llegado. Aquí estoy, Helena, he venido a por ti. Aunque me temo que un poco tarde.    

MOUSSAKA
MOUSSAKA

CASTILLOS, ACEITUNAS Y UNA CIUDAD SECRETA

Ahora en dirección a Pylos, me acerco a una costa trufada de castillos disputados entre cruzados, venecianos, bizantinos y turcos. Más allá de Kalamata, famosa por sus aceitunas, se llega a Messenia, una joya de la arquitectura griega casi desconocida.

Entre océanos de olivares paro a comer, bajo el castillo de Methoni, una Moussaka: capas de berenjenas intercaladas con carne picada y tomate, cubiertas luego por una espesa bechamel enriquecida con pimienta. Se gratina con una pizca de queso y nuez moscada. El resultado bien podría explicar la invencibilidad de Aquiles.

RECONSTRUCCIÓN DEL PALACIO DE NÉSTOR
RECONSTRUCCIÓN DEL PALACIO DE NÉSTOR

LA CÓLERA DE AQUILES EN UCRANIA

Curiosamente la Ilíada no finaliza con la toma de Troya, sino con la muerte de Patroclo, amigo íntimo –al modo griego– de Aquiles. La tragedia saca a este de su estado depresivo y lo catapulta a un episodio de cólera asesina que no deja troyano con cabeza. Esa fiebre de destrucción, consecuencia de la muerte traumática de allegados está bien documentada en los psiquiátricos militares norteamericanos desde la guerra del Vietnam. Lo llaman síndrome Berserker en honor a la locura asesina de los guerreros vikingos.

El final de la guerra de Troya y sus antecedentes se describen en 4 poemas, hoy perdidos y conocidos por referencias de autores clásicos. Junto a la Ilíada y la Odisea forman lo que se llama el ciclo Troyano. Tanta literatura justificaría un hecho de gran significado. Sin embargo los arqueólogos no dan relevancia política a esta guerra, un tema central del mundo griego, y por herencia del nuestro. ¿Nos falta alguna pieza del puzzle?

FRESCOS DEL PALACIO DE NÉSTOR
FRESCOS DEL PALACIO DE NÉSTOR

HACIA EL NORTE POR ARCADIA

He llegado a Pylos, luminosa bahía en torno a un puerto natural, residencia según Homero de Néstor, el viejo y sabio consejero de los griegos en la Ilíada. 17 kms hacia el interior se encuentra un gran centro de poder micénico, con el llamado palacio de Néstor, tumbas y enormes tholos. El palacio está muy deteriorado, pero los frescos que decoraban sus paredes tienen un color y una gracia que enamoran.

De aquí hay que desviarse hacia el norte. Parto al amanecer. A pesar de la costumbre del país de cortar el mayor número posible de carreteras, consigo llegar a la garganta de Lousios a tiempo para hacer una excursión. Lousios es un agreste paraíso de verdor, lleno de rutas senderistas. Hay varios monasterios, cuyos amables monjes reciben al caminante con café y pastelillos. Lo nunca visto.

Luego continúo, a través de cientos de curvas, por una región de verdes montañas y hermosos pueblos construidos sobre los riscos. Estoy en Arcadia, la región de Grecia cuyo nombre es un sinónimo de lugares de belleza edénica. No le falta razón.

PLAYA DE VOIDOKLIA, EN PYLOS
PLAYA DE VOIDOKLIA, EN PYLOS

CÓMO GANAR LAS OLIMPÍADAS HACIENDO TRAMPAS

Al anochecer llego a Olimpia. Durante mil años consecutivos, hasta su prohibición por el cristianismo en el 393, aquí se albergaron los juegos más importantes entre los otros muchos que se realizaban en Grecia.

Para el ganador no había copas de oro ni premios en metálico. Solo la gloria, materializada en una corona de ramas de olivo, cortadas por un niño con un cuchillo de oro.

Por la gloria se compraron jueces y por ella hasta el emperador Nerón quiso participar en la carrera de carros. Como el tramposo que era, compitió con 10 caballos frente a los 4 del resto, se cayó dos veces del carro y no llegó el primero. Pero ganó la prueba ¿Quién era el guapo que le negaba la corona?

Las ruinas de Olimpia estaban anegadas por un cambio en el curso de un río, y la excavación supuso desviarlo y retirar 3 metros de lodo.  Así fue emergiendo una vasta ciudad ceremonial, deportiva y diplomática, en la que impresionan los colosales tambores de las columnas del templo de Zeus, desmoronadas unas sobre otras como fichas de dominó. Aún se conserva la pista sobre la que corrían los atletas. Y un museo que contiene alguna de las piezas más hermosas del mundo.

GARGANTAS DE LOUSIOS CON EL MONASTERIO FILOSOFOU AL FONDO
GARGANTAS DE LOUSIOS CON EL MONASTERIO FILOSOFOU AL FONDO

LA SAGRADA TREGUA

“Se ha roto el espíritu Olímpico”, me dice Giorgos, que regenta el hotelito familiar que he reservado para la noche. “Durante un milenio”, continúa, “aquí las guerras se detenían durante los juegos, y los contendientes se veían las caras. Era la sagrada tregua. Los juegos representaban un tiempo de encuentro, armonía y conciliación. Entonces ¿Por qué hoy los atletas rusos no pueden participar? ¿Impidió alguien a los norteamericanos y sus aliados que fueran a los juegos en 2004, después de invadir Irak?”

EL PAISAJE DE ARCADIA
EL PAISAJE DE ARCADIA

POR QUÉ LOS GRIEGOS NO TIENEN ABUELA

Le pido a Giorgos una cena consistente y me trae un horneado de patata, cebolla, berenjena, pimientos y tomate, al que llaman Briam. Por encima, el inevitable queso feta con orégano. No diré más.

Giorgos habla por los codos, y le invito a que se siente a mi lado mientras devoro la cena. Como buen griego, no deja de exhibir los méritos de su patria. Intento bajarle los humos argumentando que los Juegos fueran solo para hombres.

LA AUTÉNTICA PISTA DE ATLETISMO DE OLIMPIA
LA AUTÉNTICA PISTA DE ATLETISMO DE OLIMPIA

–No es así– me interrumpe. –en Olimpia se celebraban también los Juegos Hereos. Una variante exclusivamente femenina, en la que cada 5 años las mujeres competían en la misma pista que los hombres, vestidas con una túnica corta que dejaba al aire el pecho y el hombro derechos. Fíjate, desde el siglo VI a.C...

–Giorgos, tienes respuesta para todo.

–Claro, es que soy griego. Ya sabes que nosotros inventamos la retórica.

RUINAS DEL TEMPLO DE ZEUS EN OLIMPIA
RUINAS DEL TEMPLO DE ZEUS EN OLIMPIA

EL GRAN EMBAUCADOR

Todo viaje termina en alguna Ítaca. Desde Patras, en el extremo norte del Peloponeso, un ferry recorre en casi cuatro horas los 120 kilómetros que lo separan de la isla de Ulises. 

En el barco, frente a los vibrantes azules batidos por el viento de Jonia, me siento a repasar los personajes cuyos palacios han marcado el viaje. Solo me queda Ulises.

Ulises es un personaje ambiguo y fascinante. Tanto  como para que, tras figurar en la Ilíada, reaparezca como protagonista en la Odisea. Un encantador de serpientes. Un genio de la fabulación y la astucia. Sus palabras se adaptan a tus oídos para que escuches lo que deseas mientras él va desplegando su oculta estrategia.

Su idea de simular la retirada griega dejando un enorme caballo de madera relleno de guerreros para que los troyanos lo tomen –como hacen– por una ofrenda a Atenea, y lo introduzcan dentro de su ciudad es de una genialidad que roza el delirio. Y la única forma de traspasar las murallas troyanas y abrir desde dentro sus puertas.

PAISAJE DE ÍTACA
PAISAJE DE ÍTACA

ALUBIAS CON TOMATE FRENTE AL MAR

Sentado en la terraza de una taverna en Vathí, capital de Ítaca, descanso de mi búsqueda de los rastros de Penélope y Ulises por la isla. Sobre la mesa ensalada griega, un plato de las enormes alubias locales en salsa de tomate llamadas Gyganda, y esa crema milagrosa de yogur, pepino rallado, limón, aceite y pimienta llamada Tzatziki. Frente a mí está el puerto, bañado por el resplandeciente mar de Jonia.

Poco queda de los reyes a cuyo linaje perteneció Ulises. No se han encontrado tumbas. Solo las ruinas de un recinto palacial micénico, que en tiempos de la Ilíada era un poblado amurallado en torno a una residencia real. Sin duda, su palacio.

GREEK SALADE
GREEK SALADE

TRES MUJERES DE LA EDAD DEL BRONCE

“648 litros de aceite.

Un escabel taraceado con cabezas de leones.

Mujeres de Troya…”.

Lo anterior es un inventario contable de activos, encontrado en un palacio micénico.

La esposa aquea tenía asignado el papel de mujer florero, relegada al lecho marital y al telar. Pero hace ya más de tres milenios se rebelaban contra él. Penélope es la abnegada esposa que durante 20 años soporta el acoso de quienes codician su patrimonio aprovechándose de la ausencia del marido, quizá muerto. En contraste, Helena cede al amor romántico y se fuga con Paris para, arrepentida volver al hogar conyugal cuando Menelao la rescata en la toma de Troya, y con el que retoma un matrimonio feliz. Clitemnestra va más allá: harta de infidelidades se busca un amante y entre ambos asesinan al marido a su regreso.

¿Algo nuevo bajo el sol?

SIEMPRE NOS QUEDARÁ TROYA

Como en aquellos anuncios de turrón de Navidad, llegar a Grecia tiene algo de volver a casa. El mundo lleva décadas convirtiéndose en un lugar cada vez más envilecido y violento. Los regímenes autoritarios avanzan frente a las democracias mientras la transparencia de estas se oscurece con el cáncer de los populismos. El cambio del clima sobrecoge, y las consecuencias que anticipa en la economía, las migraciones y la inestabilidad social y política mundial no ayudan precisamente a dormir bien.

En medio de esta locura, de vez en cuando conviene apearse del mundo. Para algunos, nada como dejarnos llevar por el ensueño de un tiempo  en el que héroes y hombres hablaban de tú a tú con los dioses, en guerras ya solo de papel. Y sentir su latido en los lugares que se atribuyen esas historias.

Siempre nos quedará Grecia. El último refugio.

Para posguerras, la de Troya
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