domingo. 28.04.2024

Camina y mientras camines, sonríe a menudo, por lo que sea, por esa caricia del viento, por ese paisaje, por ese trino de los pajarillos, porque escuches buena música o el sonido del silencio, por lo que quieras y sientas, ya que todo sirve para ello y no hay un propósito definido cuando miras  al cielo y te das cuenta de la eterna belleza del mundo que te rodea…

Si, eso pensaba, entre un millón de cosas más, en el año 2017 cuando realicé este bello Camino Lebaniego por primera vez, y ahora en el 2023 cuando mis pasos me van a llevar a recorrerlo de nuevo, sigo pensando lo mismo de este pequeño pero bello e intensísimo Camino, pequeño porque en dos o tres días lo puedes hacer, e intenso porque su trazado, belleza, diferencia, fuerza, singladura, experiencia y dureza en alguno de sus tramos no te deja indiferente, porque recorrerlo es cortito pero concentrado y fuerte como un trago de orujo artesano, de ese que no venden en las tiendas y, alguna vez, te lo ofrecen los paisanos del lugar si les caes bien. 

Con motivo del Año Jubilar Lebaniego vamos a realizar este Camino de valles profundos y montañas gigantes, paredes de roca y estrechos desfiladeros. Un lugar casi cerrado donde se gestó la fe y la cultura en la lejana Alta Edad Media española, y donde este  año 2023 está declarado como Año Jubilar Lebaniego, considerado por su valor  como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, siendo una histórica ruta de peregrinación que discurre por preciosos enclaves naturales desde San Vicente de la Barquera a Santo Toribio de Liébana, monasterio que tiene el privilegio de albergar, ateniéndonos a la tradición, la creencia, la historia y la leyenda, el mayor fragmento conservado de la Cruz de Cristo, el Lignum Crucis.

El Año Jubilar Lebaniego se conmemora en si desde 1512, siempre que la festividad de Santo Toribio (16 de abril) coincida en domingo, y se caracteriza por la indulgencia de todos los pecados, aunque eso ya es otra historia. Decir eso si, que este lugar se trata de uno de los cuatros lugares santos de todo el mundo como importante centro y destino de peregrinación, junto a los de Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela, en los que se puede ganar el Jubileo, sean cuales sean tus creencias, porque lo importante es que todo es una aventura mística, espiritual, en la que no sólo serás capaz de encontrarte a ti mismo, sino que disfrutaras cruzando increíbles valles, ríos y montañas y encontrarte con un patrimonio arquitectónico de incalculable valor.

Aparte, en esta singular ruta de peregrinación junto a los siempre maravillosos Picos de Europa, tiene la particularidad de unir el Camino Francés y el Camino del Norte hacia Santiago de Compostela, convirtiéndose en una encrucijada de caminos, por lo que todo convierte a Cantabria en la única región del mundo por la que transcurren dos caminos jubilares, el Lebaniego y el de Santiago. Y así hasta hoy, donde este “Camino Lebaniego”, desde San Vicente de la Barquera hasta Santo Toribio de Liébana, cerca de Potes, lleva en principio un trazado común con el "Camino de Santiago del Norte o de la Costa" hasta su salida y desvío en la localidad de Serdio, donde ambos caminos se separan definitivamente, ya que el del Norte seguirá por la costa hacia Oviedo, Gijón, Ribadeo y Santiago y el Lebaniego seguirá por el interior hacia Potes, para finalizar en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana.

Es por ello que la señalización en principio es conjunta y por tanto, en el tramo común hasta Serdio, nos encontraremos las típicas flechas de dirección y vieiras amarillas del "Camino de Santiago", junto con la Cruz Lebaniega y la flecha de dirección, ambas de color rojo, del "Camino Lebaniego". Igualmente decir que los pequeños mojoncillos de señalización en este "Camino Lebaniego" son de base cuadrada y de una altura bastante más reducida que en el Camino de Santiago, con solo unos 40 cms. de altura, por eso los llamo mojoncillos, ya que a veces parece como si quisieran esconderse entre las hierbas.

Mojoncillo
Mojoncillo

Y comentar igualmente qué, a lo largo de todo el “Camino Lebaniego” aún después de Serdio, también veremos muy de vez en cuando, flechas amarillas típicas del Camino de Santiago, lo que es debido a que el trazado de este “Camino Lebaniego” forma parte también de la “Ruta Jacobea Vadiniense”, una antigua ruta jacobea que transcurre desde San Vicente de la Barquera cruzando Potes, Espinama, Portilla y Riaño hasta llegar a Mansilla de las Mulas (León), enlazando con el “Camino de Santiago Francés”.

Bueno, vamos al Camino, que nuestros pies quieren caminar. Así que como iniciamos en la localidad de San Vicente de la Barquera,  siguiendo las señales podemos iniciar la etapa desde la iglesia de Santa María de los Ángeles, situada en la parte alta del lugar, construida al final del estilo románico, y por lo tanto mezclándose con el inicio del gótico, algo que se observa claramente en su mezcla de estilos en su estructura, una edificación que realmente comprobaras como gana más en su interior que en su exterior, por lo te aconsejo que merece la pena visitarla. También en esta zona alta encontraras el Castillo de San Vicente, conocido también como Castillo del Rey, del siglo XIII, aunque desde el siglo VIII ya había edificación en el lugar.

San Vicente de la Barquera
San Vicente de la Barquera

Pero bueno, nos habíamos quedado en la iglesia, donde tras ello bajamos una cuesta por la calle José María de Pereda  para luego tomar otra en subida, la calle Fuente el Hayedo, por la cual vamos saliendo de San Vicente y ganamos altura rápidamente entre urbanizaciones, hasta llegar a una carretera local sin tráfico, desde donde ya se nos ofrecerá el paisaje por donde caminaremos e iremos tranquilamente entre campos, prados y vaquitas hasta cruzar la autovía por un puente y entrar en el pueblo de La Acebosa, que cruzaremos para pasar junto a la pequeña Iglesia de San José, que aunque fue inaugurada en el año 1900 y se ha rehabilitado hace varios años para reforzarla, desde hace siglos ya existía un templo en dicho lugar. Junto a ella, las señales te indicaran que vayas a la izquierda, y así siguiendo las indicaciones llegaremos en poco tiempo hasta el pueblo de Hortigal, donde podrás seguir por la ruta que llevamos hacia la senda fluvial o tomar la alternativa por el antiguo trazado, que te llevaría por Gandarilla y Bielva hasta Cades, pero perdiéndonos la senda fluvial del río Nansa, que es hacia donde nos dirigimos.

Llegando a Acebosa
Llegando a Acebosa

Así pues, una vez llegados a Hortigal y decidido ir por la senda fluvial, pues seguimos las indicaciones y nos encaminamos hacia Estrada, que tiene una buena torre medieval, siendo la actual del siglo XIV, a día de hoy en buen estado todavía, pero que ya en el siglo VII existía aquí una torre, ya que según se cuenta, uno de los capitanes que luchó junto a don Pelayo en la batalla de Covadonga contra los musulmanes fue Anean de Estrada, señor de esta torre, datos que toman fuerza, teniendo en cuenta la zona y la fecha en la que se data la torre desde el siglo VII.

Una vez admirada la Torre, seguimos hacia Serdio, donde por una pista de montaña y en aproximadamente dos kilómetros llegaremos a la localidad de Muñorrodero, donde antes de llegar al lugar los Caminos se separan, ya que nuestra ruta sigue por la senda fluvial y el Camino Lebaniego hasta Santo Toribio, y la otra sigue por la Costa, por el Camino del Norte. Y como nosotros vamos caminando por el Lebaniego, así que a seguir flechas e indicaciones rojas. Desde Muñorrodero iniciamos prácticamente la Senda Fluvial del Nansa, de aproximadamente unos siete kilómetros, la cual discurre junto al río Nansa entre encinas, hayas, otros árboles, pasarelas y escaleras de madera aquí y allá, aprovechando en su mayor parte antiguas sendas de pescadores y cazadores, así como con algún tramo de pista.

En la senda y en un momento dado podréis optar por una variante llamada “Aguas Bajas”, la cual discurre mucho más cerca del río, pero que es posible esté embarrada o lo que es peor, inundada, y tengáis que desandar lo andado si la tomáis. Yo aviso por si acaso, así que en caso de lluvias o de buen caudal del río Nansa, mejor que olvidéis esa opción.

Hortigal
Hortigal

Disfruta del lugar, disfruta de tu tiempo, de ese tiempo que en el Camino jamás debe resultarte nada de nada, porque dada su relatividad, lo mejor es que disfrutes siempre sin mirar el reloj, porque estás en un camino de peregrinación, no en una vulgar carrera, competición, prueba lo que sea, estás aquí para sentirte bien, no para competir contra nada parecido y mucho menos contra el tiempo. Lo que quiero decir es que tanto nuestros pasos como las palabras y los pensamientos son energías, vibraciones que forman puentes espirituales, cargados de emociones e intenciones, positivas o negativas, y que será nuestro ánimo y actitud lo que determine en gran manera el resultado final de nuestro caminar.

Finalmente, la senda termina en la zona de Camijanes (al parecer ahora hay una opción para continuar otra parte de la senda, sin señalizar y no es oficial) pueblo que nos queda fuera del camino, y aunque tiene bar no puedo asegurar que esté abierto si os desviáis para comprobarlo y tomar algo, como tampoco tendréis ningún bar en Cabanzón, estamos en una zona profundamente rural, donde la belleza es grande pero los servicios son escasos.

Y así pues continuaremos, y a la altura de Puente Arrudo está cerca el Hotel Restaurante Casona del Nansa, que seguro si que está abierto (yo me tomé una cervecita y comí algo) porque cuando lleguéis a Cades no habrá ningún sitio para tomar algo. Y quien se quede aquí, en Cades, pues depende si tendrá que hacerlo según cual albergue esté abierto, si el de Cades o el de Puente Arrudo, ante ello aconsejo llamar con tiempo y preguntar antes para que no os pille el toro, porque quizás entonces tendréis que volver los pasos hacia Puente Arrudo. Yo como sigo hacia el albergue de Lafuente/Los Pumares pero el de Puente Arrudo también está abierto.

Muchas personas suelen terminar aquí la primera etapa, algo totalmente factible y seguro si así lo desean, quizás porque así lo indican algunas guías o las distancias están más proporcionadas para quienes no estén muy acostumbrados a caminar muchos kilómetros, pero para quienes preferimos seguir otro tipo de pautas pues cambiamos casi siempre el final de etapa, así que aunque vuelvo a decir que aquí en Cades o Puente Arrudo terminaría “oficialmente” la primera etapa, yo continuo hacia Lafuente/Los Pumares, porque lo importante tanto en este como en cualquier camino es que tienes siempre que idearte un recorrido a tu gusto y nunca al de nada ni nadie, pero eso sí, ateniéndonos a nuestras necesidades físicas reales y las de alojamiento.

Y al igual que la Senda Fluvial del Nansa te ha ofrecido excelentes paisajes que se quedaran en tu memoria más adelante te esperan otras distintas pero bellas vistas. Dejando atrás Cades continuaremos por la carretera, la cual ya no dejaremos, y el trazado nos irá poco a poco encajonando entre las paredes de piedra a un lado y el río Nansa unos metros mas abajo. Pero tranquilos, el lugar parece más peligroso de lo que realmente es (aunque por supuesto guardad siempre todas, repito, todas las precauciones debidas y posibles) ya que os puedo asegurar que el tráfico es realmente muy escaso, así que estando atentos podréis disfrutar de este tramo bastante peculiar y de extraña belleza, todo hay que decirlo, a mi al menos me encantó, donde más adelante el río Nansa nos abandonará y tomará su lugar el río Lamasón, ya que entraremos en el valle del mismo nombre.

Cades
Cades

Pasaremos por la aldea de Venta de Fresnedo y luego llegaremos a un cruce, donde el Camino sigue a la derecha para llegar a Lafuente, lugar enclavado en todo el verde Valle del Lamasón, donde nos recibirá la pequeña pero bella iglesia de Santa Juliana, del siglo XII, una joyita en bruto que espero conserven mucho tiempo, ya que es una delicia contemplar su tosca pero bella estructura.

Tras disfrutar admirando la iglesia, seguiremos unos cientos de metros más, y decir que aquí si deseamos continuar caminando por ejemplo hasta Cicera nos saldrá un desvío a la derecha para subir hacia Burio, recomendable para quienes se hayan quedado alojados en Cades o Puente Arrudo, y si no pues recto llegaremos enseguida a Los Pumares, que en realidad digamos es un barrio junto con Lafuente, donde se encuentra el albergue y donde yo me quedo, ya que es un buen lugar dirigido por la agradable y simpática Marta, que te hará fácil tu estancia y podrás descansar, aparte de que te servirá una buena cena y si tienes suerte disfrutaras de su música tocando el violonchelo, del cual es toda una consumada artista.

El próximo sábado volvemos con más, ahora toca descansar de todo lo caminado, contemplado y disfrutado, algo que enriquecerá siempre nuestro espíritu a través de todas esas pequeñas maravillas que se ocultan a veces tras lo que consideramos realidades cotidianas, donde no debes olvidar vivir la vida que amas y amar la vida que vives…

Camino Lebaniego día 1
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