sábado. 27.04.2024

El juicio por el caso del 'cráneo de Castro Urdiales' ha comenzado este viernes, 4 de noviembre, en la Audiencia Provincial de Cantabria con la constitución del tribunal del jurado que enjuiciará los hechos, y que ha quedado conformado por un hombre y ocho mujeres más dos suplentes, que han sido elegidos en una sesión a puerta cerrada. La vista oral continuará el lunes, día 7, y se prolongará hasta el 18 en la Sección Tercera de la AP, con la declaración de Carmen Merino, acusada de decapitar a su pareja, Jesús María Baranda, banquero bilbaíno jubilado de 67 años en el momento de su desaparición.

Su cabeza fue encontrada hace tres años dentro de una caja que la sospechosa había entregado meses antes a una amiga suya para que se la guardase, alegando que guardaba en ella juguetes eróticos que no quería que viera la Guardia Civil en los registros domiciliarios por la búsqueda de su compañero sentimental, y que esa mujer abrió ante el mal olor que desprendía.

Él desapareció en febrero de 2019, aunque sus familiares no interpusieron la correspondiente denuncia hasta abril, y su cuerpo aún no ha sido encontrado. El cráneo estaba en una caja de cartón, dentro a su vez de una bolsa de plástico y recubierta asimismo con una página de periódico con un pasatiempos -crucigrama- rellenado. Y ella, natural de Sevilla, llevaba varios años conviviendo en la localidad cántabra con la víctima. Afronta el plenario "con la ansiedad propia de quien lleva tres años en prisión" provisional -está en el centro penitenciario de El Dueso, en Santoña, desde el macabro hallazgo, en septiembre de 2019-.

Pero también, con el deseo de que el juicio empiece ya y termine "cuanto antes", con un veredicto "favorable", pues siempre se ha declarado inocente. Así lo manifestó la única vez que ha roto su silencio hasta ahora, para asegurar al juez instructor que no tenía "nada que ver" con la desaparición y muerte de su novio. Al tiempo que negó su participación en los hechos, indicó que no tenía "ni idea" de qué había "podido ocurrir" al hombre, con el que llevaba siete años viviendo en un piso de la calle Padre Basabe de Castro Urdiales, y que ambos "se querían muchísimo".

Además, de acuerdo con la testifical de una mujer -hermana de la que abrió la caja con el cráneo- la procesada le había asegurado tras el descubrimiento que había podido "guardar" la cabeza de su pareja y el "secreto tan gordo" de lo ocurrido meses antes "gracias a las pastillas". El hallazgo del cráneo desató todo tipo de conjeturas sobre lo sucedido y su identidad se determinó días después de su aparición por las pruebas forenses que se practicaron.

Durante las jornadas siguientes, la Guardia Civil de Cantabria, con apoyo de especialistas de Madrid y con ayuda de perros, inspeccionó el piso de la pareja, terrenos que tenía el fallecido en la zona, y hasta se desplazó al vertedero de Meruelo, el más grande de la región, para informarse sobre tratamiento de residuos. Todavía quedan por despejar muchas dudas en torno a este suceso, como el motivo del crimen, dónde se produjo o dónde se encuentra el resto del cuerpo del fallecido. La sospechosa se enfrenta a 25 años de cárcel por asesinato que pide la Fiscalía y prisión permanente revisable que reclaman los familiares de la víctima.

Un hombre y ocho mujeres en el tribunal que enjuciará el caso del 'cráneo de Castro'
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