domingo. 12.05.2024

Andaba yo celebrando efeméride con el veinticinco de abril en la mente y su Grandola Vila Morena en el oído además de los claveles rezumando memoria, cuando me salta la noticia (maldita cosa ese avisador de noticias que llevo colgado como la medallita del Niño Jesús) de la posibilidad de dimisión del presidente Sánchez… La primera impresión fue de incredulidad. Será un farol, me dije, más cuando leí la noticia con sobresalto, quizá por haber conocido y entrevistado a gente que ha padecido lawfare, se me erizaron los pelos. Este lawfare es otro más, solo que este va directo a la línea de flotación de un gobierno que no es el ideal -ninguno lo es para una libertaria- pero la disyuntiva es letal.

He escuchado varias veces a víctimas de lawfare, alguna cercana, puedo asegurarles que la vida se destroza. Se desgaja la vida cotidiana entre murmullos de gente vecina o extraña, juicios paralelos y ejecuciones vejatorios y destrozantes. Levantarse cada mañana con la prensa aireando hechos infames e infamantes es terrible porque, aunque se mantenga la moral en alto, lentamente se socaba al comprobar como los/as cercanas sufren sin medida ni causa.

Pedro Sánchez ha pedido tiempo y amaga con la posibilidad de una posible dimisión y no podemos preguntarnos por qué, porque lo sabemos.

La ultraderecha española es inclasificable, lo que no gana con las urnas lo quiere conseguir implicando a la bajeza patria más alcantarillera que encuentra

La ultraderecha española es inclasificable, lo que no gana con las urnas lo quiere conseguir implicando a la bajeza patria más alcantarillera que encuentra. Jueces corruptos, jueces que practican lawfare, medios infames que llaman fachosfera y yo apodo ratas de imprenta, junto a políticos mediocres que aprovechan la tesitura, incapaces de crear nada, de articular un discurso mínimamente coherente se prestan a los manejos de intereses ocultos.

Recapitulemos. Caso Koldo, el PSOE reacciona rápido obligando a la dimisión del ministro sin imputaciones pero bajo la sospecha de una implicación poco decente. Seguidamente, se descubre el pastel del novio de la señora Ayuso, que salta como una víbora al ser pisada defendiendo lo indefendible, con Miguel Ángel Rodríguez ejerciendo de lo que mejor sabe hacer: matonismo feroz contra los periodistas que han descubierto la trama del desfalco del presidento. Con pruebas concluyentes, con datos y con informes fehacientes. La respuesta del PP nos suena mucho… “es una campaña contra mí, Sánchez me odia, quieren acabar con Madrid…” Como en la Gurtel, ¿recuerdan aquellos días que se decía que todo era una campaña contra el PP y cuando Cospedal lanzaba finiquitos en diferido mientras los martillos descuajaringaban PCs en Génova? Lo mismo.

Seguimos con la cronología. Al sacar a relucir los escarceos delictivos del presidento, como antes del hermano que bien caro pagó Casado el desmán, las turbas judiciales y fachosferiles, se lanzan a destrozar la reputación, no del presidente Sánchez, sino de su compañera. Con mentiras, falsedades incalificables como confundirla con una empresaria de Santander y no pedir disculpas, escudriñando en su vida laboral con arteras intenciones y al fin, recurriendo nada menos que a ¡Manos Limpias!, esa cloaca fachosa que jiede nada más nombrarla para, en base a unos artículos de ¿prensa? se ejecuta la denuncia y el juez de turno (turno facho, naturalmente) admite a trámite dicha denuncia.

Es su forma infame de girar la rueda política, como malos jugadores saben que jamás ganarán sin trampas

Tal como se hizo con Mónica Oltra, con el consiguiente desgajamiento del gobierno del Botanic. Luego todo se demostró que era una gran mentira, una enorme falacia que destrozó la vida política de Mónica Oltra y la pérdida de un gobierno que no era perfecto, pero en comparación del pactado entre PPVOX, miel pura. Ocurrió algo similar en Portugal, no tan abyecto es cierto pero con idénticos resultados. Costa, fue acusado de lo que pocos días después se demostró falso, dimitió y ha ganado la derecha. Como pasó con el juez Garzón, al que echaron de la judicatura destrozándole, además, la vida… Es su forma de asaltar al poder. Es su forma infame de girar la rueda política, como malos jugadores saben que jamás ganarán sin trampas.

Estas infamias con ataques calumniosos, públicos y enjuiciados antes de tiempo, jamás deberían ser parte de la política. Jamás. Y menos implicando a las familias. La política se judicializa porque ahí la ultraderecha navega en mar seguro. Por eso se niegan en redondo al cambio del CGPJ. Saben que necesitan a sus amigos, los jueces, cuyo deporte es el lawfare generalizado. Contando con el apoyo inmenso de esa prensa debidamente encerada por los fondos de la alcantarilla que tan bien maneja el troll malvado que es MAR.

La denuncia a Begoña Gómez, no tiene trayectoria ninguna, expertos legales son unánimes en admitirlo, se basa en recortes de prensa (que penoso es nominar prensa a eso) maledicencias publicadas en un país que está confundiendo la maquinaria de propaganda del doctor Goebbels, con hacer crítica política. No tiene recorrido, pero es un tiro en la sien presidencial. Y lo saben. Y puede que les salga bien porque Pedro Sánchez, como antes otros/as, está harto de soportar la barbarie y el ataque a su compañera puede ser la guinda de una dimisión que nos produce susto o muerte.

¿Pueden ganar la jugada? Sí, si les dejamos, si la ciudadanía permite que se salgan con la suya porque para cuando salga la sentencia absolutoria de Begoña Gómez, es altamente probable que en España gobierne PPVOX y nos estemos aproximando al abismo ultraderechista.

Lo que no dan los votos quieren robarlo a base de mentiras, de prensa comprada (deleznable prensa) y jueces prevaricadores que se han pervertido si es que alguna vez fueron decentes y que juegan el partido antidemocrático mientras permanecemos impasibles ante el descalabro.
 

Lawfare o tiro a la sien del gobierno
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