jueves. 02.05.2024

Llevamos la magia en los genes.

No podemos vivir sin crear mundos diferentes al que nos muestran los sentidos. Nos encanta  dejarnos arrastrar por ensueños y fantasías que sabemos irreales. En plena era científica triunfan las películas de tema fantástico, terror o ciencia ficción mientras  terraplanistas y  conspiranoicos retornan cada poco con nuevos adeptos y delirios.

SERPIENTES MARINAS Y SUBMARINOS SOVIÉTICOS

Pongamos un ejemplo: el tilacino o Tigre de Tasmania, extinto desde 1936, es uno de los animales más avistados del mundo. Y otro más: en la primera mitad del siglo XX se dio una gran oleada de observaciones de la Gran Serpiente Marina en Escandinavia. Pero con la llegada del clima angustioso de la guerra fría, desaparecieron las serpientes para ser sustituidas por avistamientos de submarinos soviéticos. El trasunto no es ya lo que vemos, sino cómo lo convertimos en algo que exprese nuestros miedos, necesidades o expectativas.

¿POR QUÉ NO VEMOS LO QUE HAY SINO LO QUE QUEREMOS –O TEMEMOS– QUE HAYA?

El antropólogo Ignacio Cabria (Santander, 1955) lleva toda la vida estudiando, desde el punto de vista de las Ciencias Sociales, las creencias y mitos contemporáneos. Tras dedicar tres libros a describir y analizar el significado del fenómeno OVNI, aprovechó el parón de la pandemia para investigar los avistamientos de monstruos y seres míticos. Así creamos monstruos, el libro en el que las resume, es un catálogo de decenas de criaturas, algunas muy divertidas, repartidas por la geografía y el tiempo. Pero sobre todo es una reflexión  sobre qué nos empuja a interpretar lo que vemos como lo que queremos –o tememos– ver.

NADA MÁS ADICTIVO QUE LA MEZCLA DE ATRACCIÓN Y RECHAZO

“Hay muchas clases de monstruos”, explica Ignacio. “En general, obedecen a un sentimiento contradictorio de atracción y rechazo. Nos atraen y nos repugnan. Los monstruos, como los sueños, siempre representan algo. Son un desahogo de la sociedad que los observa ante una situación difícil, o la expresión de un miedo, también de un anhelo. Y son inseparables de la cultura y del momento histórico de la gente que los encuentra”.

NESSIE ERA DE PLÁSTICO

Cabria explica que Nessie, el monstruo del lago Ness, es uno de los montajes más paradigmáticos que existen de lo que es un monstruo moderno. “La gente empieza a ver monstruos de cuello largo a partir de 1846, cuando se descubre el plesiosaurio. Y esa imagen prefabricada en sus mentes dio lugar a una interminable colección de avistamientos bienintencionados y pruebas falsas, que culminan con los rastreos electromagnéticos del área. En ellos sí apareció un monstruo en el fondo del lago. Pero se trataba de un ejemplar de plástico que se había hundido diez años antes durante el rodaje de una película”.

RECREACION DE NESSY EN EL MUSEO DE UNA CIUDAD EUROPEA
RECREACION DE NESSY EN EL MUSEO DE UNA CIUDAD EUROPEA

EL YETI, TAN ELUSIVO QUE NI EXISTÍA

Ignacio describe al yeti en la categoría de monstruos que satisfacen ese anhelo del hombre civilizado por la naturaleza salvaje. “Representa la nostalgia de lo que hemos perdido”, detalla. “Pero es el resultado de una confusión. El yeti de los sherpas es una criatura espiritual perteneciente a la mitología y cultura del Himalaya. Sobre esa base se superpone la interpretación cultural de los colonizadores, que busca un animal físico perteneciente a una clasificación zoológica, en un contexto de ciencia materialista occidental. Así que nunca se encontró, y las muestras de pelo y excrementos, así como la mayor parte de las huellas, pertenecían a otros animales, fundamentalmente osos”.

RECONSTRUCCION DE UN BIGFOOT
RECONSTRUCCION DE UN BIGFOOT

UN MAR DE MONSTRUOS

El mar, con su inmensidad y misterio, es una fuente inagotable de leyendas y monstruos. “También de significados”, explica Ignacio. “El kraken o pulpo gigante, que es uno de los pocos que puede tener como base un animal real, el calamar gigante y, en general todas las criaturas enormes, representan la monstruosidad moral. También las sirenas, siempre descritas con formas que los testigos habían visto dibujadas previamente, nos hablan de la conexión entre la fascinación de la belleza y la muerte. Los monstruos son lo que rechazamos y tememos,  el desafío a las normas y la razón. Lo oscuro, que en realidad está dentro de nosotros mismos”.

ILUSTRACIÓN ANTIGUA DE LA CAPTURA DE UN KRAKEN O CALAMAR GIGANTE
ILUSTRACIÓN ANTIGUA DE LA CAPTURA DE UN KRAKEN O CALAMAR GIGANTE

JENNY HANIVER

“En las historias de monstruos modernos siempre hay una mezcla de buenas intenciones, ingenuidad y el fraude de algunos”, continua Cabria, “que tratan de conseguir atención mediática o atraer el turismo a una localidad. Hoy día existen cientos de lagos en zonas turísticas que anuncian tener un monstruo tipo Nessie, con fotografías falsificadas y muñecos hinchables. Como existe una industria para vender sirenas disecadas, a las que se llama Jenny haniver. Muchas se hacen con un ejemplar de raya, que tiene ojos y boca con aspecto humano,  recortando el cadáver previamente desecado para dotarle de extremidades. Otro truco consiste en una labor de taxidermia que conecte la parte superior de un animal con aspecto humano, habitualmente un mono, con la cola de un pez”.

FALSIFICACION TIPO JENNY HANIVER DE UNA MOMIA DE SIRENA A PARTIR DE UN MONO Y UN PEZ
FALSIFICACION TIPO JENNY HANIVER DE UNA MOMIA DE SIRENA A PARTIR DE UN MONO Y UN PEZ

MONSTRUOS Y RACISMOS

Una vertiente del significado de lo monstruoso enlaza con el racismo. Es el terror que inspira lo diferente. “El origen de los monstruos mitológicos de la antigüedad europea”, describe Ignacio, “se basa en la fealdad de lo diferente para fomentar la afirmación del grupo frente lo extranjero. Monstruos como expresión del miedo a la impureza, a la contaminación y la pérdida de identidad de las etnias. Por eso mismo, miedo al mestizaje, físico o cultural. Ya en la edad Media, la pureza (también étnica) del caballero le permite vencer al monstruo y matarlo. Estamos hablando de exclusión. Nada diferente de lo que está sucediendo hoy ¿verdad?”.

VISIONES IMAGINADAS O IMAGINACIONES VISUALIZADAS

Parece increíble que el avistamiento de criaturas acreditado por infinidad de testigos –pero siempre sin pruebas concluyentes– pueda resultar falso. No hay duda de que los observadores vieron algo, quizá lejano o confuso. Pero que no era lo que creyeron ver. Cuesta aceptar que, en ciertas áreas de la experiencia, un gran número de testigos no constituye una prueba válida.

EL CHAMÁN QUE PUDO CONVERTIRSE EN OSO

“Recuerdo un caso muy representativo”, argumenta Ignacio, “de un antropólogo que participó en una ceremonia esquimal en la que un chamán se convertía en oso. Todos los participantes vieron al oso excepto el antropólogo.

La conclusión no es tan simple como parece, porque toda cultura modula lo que perciben sus integrantes. Y es muy probable que la nuestra también lo haga. Algo que no podemos saber, porque estar dentro de ella nos impide analizarla desde fuera. Y una cultura solo puede ser observada desde la óptica del interior de otra. ¿Podemos estar seguros de lo que sucedió en aquella ceremonia esquimal?”.

¿CÓMO SE FABRICA UN MONSTRUO?

“Antes se daban sucesos o avistamientos sobre una base mitológica”, explica Ignacio, “que iban enhebrando leyendas de las que salían los monstruos. Hoy, se apoyan en teorías o conocimientos científicos devaluados, como es el caso de los dinosaurios, de los que sale el suceso o avistamiento. Suele influir también el cine, que es nuestra nueva mitología: la película King Kong, en 1933, dio soporte a la idea de animales monstruosos y repercutió en muchos avistamientos de estos.

“Luego, la prensa, muchas veces por interés comercial, divulga el primer suceso, que genera una oleada de avistamientos que a su vez se retroalimenta con más presencia en los medios de comunicación. La moda llega a su punto álgido, se puede crear una leyenda urbana, y luego empieza a decaer, a veces para olvidarse definitivamente”.

IGNACIO CON UNA JENNY HANIVER CONSTRUIDA POR EL MISMO EN PAPEL MACHE
IGNACIO CON UNA JENNY HANIVER CONSTRUIDA POR EL MISMO EN PAPEL MACHE

BIGFOOT, EL MONSTRUO DE LAS TRIBUS URBANAS DE NORTEAMÉRICA

De forma semejante al yeti y a rebufo de la fama de aquel,  los norteamericanos no quisieron ser menos y en 1958 desarrollaron su versión local: el Bigfoot.

Aquí también se mezcla un mito de los indios canadienses llamado sasquatch, una especie de gigante peludo que vive oculto en los bosques, con el mito evolucionista del hombre-mono en una búsqueda plagada de falsas pruebas, prensa sensacionalista y trucos de farsantes.

En estos tiempos terraplanistas, el Bigofoot siembra furor entre grupos alternativos norteamericanos, que intercambian experiencias y organizan búsquedas y encuentros de seguidores.

“No es el Bigfoot lo atractivo, sino lo que representa”, aclara Ignacio. “Los que buscan al monstruo persiguen en realidad una resacralización de la Naturaleza a través de un difuso ecologismo antiurbano. El sueño de una vuelta atrás, una nostalgia de la estabilidad y los valores de nuestro mundo en continuo vértigo. En el fondo, el cuestionamiento de la autoridad intelectual de la Ciencia a favor del pensamiento mítico. Ya sabes, todos nos pasamos la vida discutiendo con nosotros mismos entre lo que nos piden las tripas y lo que nos dice la cabeza…”.

MONSTRUOS EN ESPAÑA Y CANTABRIA

También aquí, cómo no, tenemos monstruos. Las mitologías regionales están llenas de ellos. Y en cuanto a los avistamientos, de vez en cuando ocurren cosas extrañas.

Ignacio Cabria recoge en su libro la aparición  de un mono gigantesco, tipo bigfoot, en 1976 en el Pirineo. Y en 2016 un monitor de esquí avistó, en esas mismas montañas, algo muy parecido a un yeti.

En clave local tenemos lo que la prensa cántabra publicó en 1969 como La bicha de Valdició, una cuélebre voladora y silbadora, presenciada por varias personas con nombres y apellidos, y cuyos avistamientos sembraron el terror entre los locales impresionables. O la Osa de Ándara, una mujer salvaje y peluda como un oso que vivía  en ese macizo, hasta que un día bajó a uno de los pueblos donde consiguió pareja y descendencia. Una genealogía que, como es de esperar, hoy nadie reclama.

LA OSA DE ANDARA en LEYENDASYTRADICIONESBLOGSPOT.COM
LA OSA DE ANDARA en LEYENDASYTRADICIONESBLOGSPOT.COM

CRIPTOZOOLOGÍA

El libro del zoólogo Bernard Heuvelmans A la búsqueda de animales desconocidos, publicado en 1955, fue el pistoletazo de salida de una disciplina que los creyentes en los monstruos han llamado criptozoología. Estudia aquellos animales de los que solo tenemos evidencia testimonial o la material resulta insuficiente. A caballo entre la zoología, el folklore y la mitología, la criptología tiene representantes serios y otros que enlazan con el mundo de la ufología y lo paranormal.

EL VERDADERO MONSTRUO ERA SU CREADOR

–¿Acabará alguna vez la Ciencia con los monstruos?

–Lo dudo– responde Ignacio Cabria–, porque los monstruos encarnan nuestras ansiedades sobre lo desconocido en el marco de la cultura de cada momento. Y mientras los sigamos buscando, los monstruos existirán.

Creo que Ignacio tiene razón. Los monstruos –precisamente la imagen de lo contrario de lo humano– están en lo más profundo de nuestra naturaleza. Y solo se irán con la desaparición de nuestra especie. Lo curioso del monstruo –como en esa hermosa ficción que los adultos mantenemos en la noche de Reyes– es que el secreto está en que el monstruo éramos nosotros.

Así creamos monstruos
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