viernes. 26.04.2024

El PP de Cantabria afronta su duodécimo congreso amenazado de reeditar una escisión como la que protagonizó Juan Hormaechea cuando en 1990 fundó la Unión para el Progreso de Cantabria (UPCA). La relación entre Ignacio Diego y María José Sáenz de Buruaga parece ya irreconducible y las primarias precongresuales del pasado 8 de marzo muestran un partido dividido prácticamente en dos mitades. En ese ambiente de crispación y de choque de trenes decidirán –el próximo sábado 25 en el Palacio de Exposiciones de Santander– 975 compromisarios si la Presidencia de la formación sigue en manos del propio Diego o pasa a las de su hasta ahora ‘número dos’, Buruaga. De esos 975 compromisarios, 780 fueron elegidos en las primarias precongresuales que Diego ganó por la mínima y 195 son natos por pertenecer a la Junta Directiva del PP de Cantabria o a la Comisión Organizadora de congreso, encargada de los trabajos previos al desarrollo del cónclave. No extraña pues que las presiones de uno y otro tipo sobre esos compromisarios, y muy especialmente sobre los más indecisos, estén multiplicándose a medida que se acerca el congreso.

María José Sáenz de Buruaga ha emitido este jueves un comunicado en el que da por seguro que resultará elegida presidenta del PP de Cantabria, pero Ignacio Diego ha emitido otra nota en la que también da por seguro que quien resultará elegido es él.

Buruaga ha asegurado que ella “cuenta con más apoyos” que Diego entre los compromisarios, por lo que ha dado por hecha su victoria. Tanto, que ha manifestado que “tan pronto como tome posesión de la Presidencia” del PP de Cantabria, se reunirá con dirigentes y afiliados para trabajar por la “unidad” del partido, y ha pedido a Diego –aunque sin citarlo expresamente– que se aparte como ya se apartaron otros: “Me habría gustado que la transición se hubiera hecho de otra manera, de modo ejemplar como la que hicieron en su momento Gonzalo Piñeiro y José Joaquín Martínez Sieso”, ha señalado.

Pero es que Diego también ha dado por hecha su victoria. Tanto, que ha avanzado que la próxima semana, ya reelegido como presidente del PP de Cantabria, se reunirá con dirigentes y afiliados de la formación para potenciar la “relación del partido con la sociedad y los militantes”. “Todos debemos entender el congreso, y así lo han decidido nuestros militantes mediante el voto en primarias, como una oportunidad para crecer sobre seguro, sin experimentos que, lejos de fortalecernos, supondrían un evidente riesgo”, ha advertido.

Tanto Buruaga como Diego dan por segura su victoria en el congreso, pero evidentemente uno –o una– de los dos se equivoca. La gran baza de Buruaga es que cuenta con el apoyo del PP de Mariano Rajoy, que pretende que el PP de Cantabria mejore su relación con el PRC para que pueda pactar con el partido de Revilla y volver al Gobierno autonómico. Pero la gran baza de Diego, que sigue sin poder ver al PRC ni en pintura, es su fuerza en los pequeños municipios y sobre todo su victoria contra todo pronóstico en las primarias precongresuales del pasado 8 de marzo –que ganó por la mínima, pero que ganó–, y miembros de su equipo ya han advertido a los compromisarios de que apoyar a Buruaga supondría algo así como torcer la voluntad de los afiliados.

El PP de Cantabria afronta su duodécimo congreso amenazado de reeditar la escisión de...