viernes. 26.04.2024

La Ley 52/2007 de la Memoria Histórica obliga a los ayuntamientos a eliminar los símbolos y recuerdos franquistas. Entre ellos, evidentemente, están los nombres de las calles. El Ayuntamiento de Santander ha tardado más de siete años en empezar a modificar estos nombres, alcanzando un acuerdo definitivo en el último pleno municipal para cambiar estos nombres que hacen referencia al Franquismo por los nombres de víctimas de terrorismo.

El equipo de Gobierno municipal, liderado por el ‘popular’ Íñigo de la Serna, ha convocado una suerte de comisión de expertos para determinar cuántas son las calles a modificar. Y su conclusión, al menos en un primer momento, es la misma a la que han llegado varias asociaciones que luchan por hacer cumplir la Ley de Memoria Histórica. En concreto, 30 calles que se suman a varios monumentos y a la fosa común de Ciriego, que contiene más de 1.300 víctimas del Franquismo.

Algunas de estas calles y plazas son muy conocidas en la capital cántabra, como General Dávila, Camilo Alonso Vega, Plaza de Italia o División Azul. El callejero franquista de Santander se completa con Alcázar de Toledo, Alféreces Provisionales, Almirante Cervera, Alto de los Leones, Belchite, Brunete, Capitán Cortés, Capitán Palacios, Carlos Haya, Columna Sagardía, Comandante Velarde, Viviendas de la Falange, García Morato, General Díaz de Villegas, General Moscardó, Montejurra, Matías Montero, Ruiz de Alda, Sargentos Provisionales, Zancajo Osorio, Canarias, Héroes del barco Baleares, Héroes de la Armada, Alzamiento, Batalla del Ebro y Santa María de la Cabeza.

Sin embargo, no todas las calles cambiarán de nombre. O al menos no lo harán de forma completa. Los expertos sugieren que algunos de estos nombres se modifiquen parcialmente, o que incluso simplemente se cambie la referencia en los documentos municipales, como sería el caso de Plaza de Italia, que simplemente haría referencia al país, o Héroes del barco Baleares, que pasaría a llamarse Islas Baleares.

Es precisamente esta posibilidad, la de no cambiar drásticamente todos los nombres, lo que va a obligar al comité de expertos a una nueva reunión en marzo para seguir valorando y estudiando algunos de los nombres. Todo ello invita a pensar que el cambio no comenzará a producirse, al menos, hasta mediados de este 2016, aunque no hay una fecha determinada para comenzar el proceso.

A esto se suma, además, la necesidad de valorar qué iniciativas conjuntas habrá que llevar a cabo en algunos casos. Por ejemplo, Capitán Palacios, que da nombre a una de las vías santanderinas, tiene un espacio reservado en el Panteón de los Ilustres del cementerio de Ciriego, por lo que podría producirse una incongruencia si su nombre desaparece del callejero pero se mantiene en el cementerio.

Monumentos y víctimas

Además de las calles, Santander conserva varios monumentos después de retirar la estatua ecuestre de Franco, la última que quedaba en la geografía española. Los monumentos dedicados a las tropas voluntarias fascistas italianas que entraron en la capital cántabra, y que puede verse en la Plaza de Italia, es uno de ellos. El que homenajea a la División Navarra, en el paseo Reina Victoria, es otro. A ellos se suman el monumento de Cabo Mayor, la cruz de los caídos frente a la Catedral y varias placas distribuidas por la ciudad.

Y mientras el Ayuntamiento estudia cómo modificar estos nombres de calles, al menos 1.300 víctimas se encuentran en la fosa común de Ciriego. Es una estimación de Antonio Ontañón, presidente de la Asociación Héroes de la República y la Libertad de Cantabria. La cifra es notablemente diferente de la que ofrece el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Santander, que habla de 829 asesinados por el Franquismo. Sin embargo, lo que no contabiliza el equipo de De la Serna son todos aquellos muertos en las cárceles, ejecutados por garrote vil, etc. Así lo ha señalado en varias ocasiones el portavoz de Ganemos Santander Sí Puede en el Ayuntamiento, Antonio Mantecón, quien ha presentado una moción a este respecto.

A lo largo de estos años, De la Serna no solo no ha tomado las medidas necesarias para cumplir con la ley, sino que ha perpetuado el ‘honor’ de que Santander sea la ciudad que más símbolos conserva de una dictadura en toda Europa.

“Están obligados a cumplirla, por lo que su incumplimiento es deliberado”, ha explicado Ontañón. El incumplimiento no solo llega desde los ayuntamientos, sino desde el propio Gobierno central, que “ha eliminado subvenciones”, lo que dificulta que asociaciones como la de Ontañón puedan afrontar procesos de exhumación de fosas y zanjas.

En este sentido, ha destacado la diferencia entre fosa y zanja, la primera para un grupo reducido de cadáveres (entre 3 y 15) y la segunda para “cien fusilados”. A su juicio, lo que el PP pretende es que siga enterrado en Ciriego la historia de cerca de 1.000 personas cuya identidad está “verificada y constatada”, a los que se suman necesariamente aquellos cuya identificación no es posible porque no queda constancia documental de su muerte en el cementerio santanderino.

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