viernes. 10.05.2024

SEXILIO: Dejemos de correr un tupido velo

Cualquier persona que haya tenido miedo o reservas durante una parte de su vida por reconocer su orientación sexual o identidad de género ha sufrido la heteronormatividad y los estigmas culturales sobre los que todavía se sustenta nuestra sociedad.

En los primeros capítulos de La Veneno se relata cómo fue la vida de Cristina en Adra, municipio que a finales del siglo pasado no alcanzaba los 20.000 habitantes y en el que, al igual que la práctica totalidad del resto de España, había poca tolerancia a las personas del colectivo LGTBI+. Este artículo pretende reflejar una situación vivida por miles de personas LGTBI+ y que a día de hoy sigue presente en el medio rural. Durante su adolescencia, Cristina recibió cientos de burlas y ataques Lgtbifóbicos incluidos por parte de su familia, obligándola a abandonar su hogar. Esta parte de la serie es una de las que más me ha revuelto de la serie, por el fiel reflejo de la realidad que viven las personas LGTBI+ rurales de nuestra comunidad autónoma y por lo injusto y triste que es el no vivir todavía en entorno 100% seguros.

En la reciente ley trans, este término ha sido acuñado, abriéndose la posibilidad de estudiar hasta qué punto influye en España

El sexilio es un término procedente del activismo y hace referencia al fenómeno por el cual una persona del colectivo LGTBI se ve obligada a abandonar su lugar de origen  debido a la discriminación o rechazo por si orientación sexual y/o identidad de género. Esta migración comprende la movilidad entre países, comunidades, áreas urbanas y rurales, siendo en España el sexilio rural el predominante.

En la reciente ley trans, este término ha sido acuñado, abriéndose la posibilidad de estudiar hasta qué punto influye en España “el abandono de las personas LGTBI de su lugar de residencia por sufrir rechazo, discriminación o violencia”. Además, se incluye que se trata de un asunto que podría llegar a contemplarse en un futuro como posible “causa de despoblación” dentro de las medidas que se impulsen para atajarla, algo imprescindible para paliar este problema social.

Los motivos que derivan a abandonar el lugar de origen no sólo están en comentarios lgtbifóbicos como “maricón” o en exclusión social. Cualquier persona que haya tenido miedo o reservas durante una parte de su vida por reconocer su orientación sexual o identidad de género ha sufrido la heteronormatividad y los estigmas culturales sobre los que todavía se sustenta nuestra sociedad.

Otras razones relacionadas con el éxodo LGTBI+ se encuentran en la falta de referentes y la discriminación sanitaria. Respecto a los referentes, el propio fenómeno genera un círculo vicioso que hace que los pueblos queden sin representación en muchos casos, reduciendo las posibilidades de realizar activismo. En Cantabria tenemos la suerte de tener el orgullo Agro-Gay de Barcenillas, donde el año pasado cientos de personas visibilizaron la diversidad que pueden alcanzar nuestros pueblos, marcando un antes y un después en nuestro medio rural.

La falta de formación afectivo-sexual reduce las posibilidades de poder ayudar ante esta problemática

La discriminación sanitaria hace referencia a la falta de medios de muchos pueblos y ciudades ante situaciones como el tratamiento hormonal requerido por muchas personas trans. En Cantabria tenemos el privilegio de contar con una “reducida” distancia entre municipios hasta Valdecilla pero en entornos no litorales la situación empeora considerablemente.

La educación es otra asignatura pendiente en el ámbito LGTBI+. La falta de formación afectivo-sexual reduce las posibilidades de poder ayudar ante esta problemática. Debemos conseguir naturalizar que existen distintas orientaciones e identidades sexuales, varios tipos de familia y muchas formas de ser.

La mayor diversidad en lo urbano y no en lo rural es también gracias al mayor anonimato que aporta la ciudad. Cuanto mayor es el núcleo, mayores son los espacios de visibilidad y “libertad”. No obstante, no podemos pervivir en está situación que lo único que hace es correr un tupido velo. A través de un compromiso real en educación y con la realización de estudios, campañas y de medidas como la red de mentores conseguiremos frenar el fenómeno del sexilio rural.

SEXILIO: Dejemos de correr un tupido velo
Comentarios