jueves. 09.05.2024

El cántabru y el valiente ejemplo de los indios nativos norteamericanos

Aprendamos de las valientes iniciativas de los sioux, y del su no menos entregado y consagrado esfuerzo en favor de su cultura e instrucción

Existió un proyecto borrador, ya olvidado y ahora rescatado de la memoria (entre los que yo y más personas comprometidas con la cuestión lingüística en favor del cántabru nos encontrábamos), pero que nunca se llevó a efecto en el verano del año 2001 por falta de financiación y de suficientes recursos, que consistía en dar a conocer el cántabru a la sociedad un fin de semana cada cuatro meses, coincidiendo esta fecha con los cambios de las estaciones del año. Durante estos cuatro fines de semana al año la población de Cantabria tendría la oportunidad de saber y de conocer un poco más acerca de su lengua nacional: el cántabru.

En estos eventos al aire libre, gratuitos, participativos y populares se deseaba mostrar un aspecto más de nuestra cultura, que para mucha gente era desconocida y harto extraña para otras, aunque para muchas personas ignorada y ocultada a conciencia y fehacientemente por ciertas instituciones y organismos que tenían especial interés en que esto nunca se produjera. La idea permaneció durante algún tiempo en “cocción y ebullición”, sin embargo esta tarea y actuación nunca se terminaría de concretar y de llevar a efecto. Ahora la damos a conocer aquí, y a través de este artículo, como realidad posible y realizable, dado que la sensibilidad y el interés en favor del cántabru se ha incrementado notablemente en los últimos años de una manera más que notoria y evidente.

En estos momentos la conciencia lingüística en favor del cántabru es mucho más favorable y adecuada

Aunque han transcurrido más dos décadas desde entonces, los tiempos ahora ya no son los mismos a los de entonces, pues entre otras razones en estos momentos la conciencia lingüística en favor del cántabru es mucho más favorable y adecuada, tanto a nivel social y político, como a nivel de participación y compromiso. Solo sería necesario volver a activar y/o reactivar de nuevo los mecanismos y los dispositivos más útiles y apropiados, a fin de poder llevar así a buen término el proyecto inicial en favor de nuestra cultura, contando para ello esta vez con el apoyo de las instituciones y los organismos pertinentes y adecuados que dieran la suficiente cobertura y apoyo, propaganda y divulgación al proyecto, o si se prefiere, a una más de nuestras queridas y amadas señas de identidad cultural.

Esto mismo que ahora decimos lo entendieron y lo pusieron en marcha a la perfección (y de una manera más que superada) en septiembre del año 2015, la Lakota Language Consortium (LLC), una organización norteamericana en favor de la lengua sioux (en torno a dos mil hablantes nativos actualmente) que ha decidido no dejar morir su lengua nacional: el sioux, también conocido como lakota, teton o teton tioux, lengua que aún se sigue hablando en Dakota del Norte y Dakota del Sur, aunque también e igualmente en el Norte de Nebraska, el Sur de Minnesota y el Norte de Montana; con también algunos hablantes en Canadá: principalmente en Saskatchewan y Manitoba.

La LLC creó en su momento estos fines de semana en septiembre del 2015 en las reservas indias, y con la idea clara de poder complementar al gran evento anual de la lengua lakota: el Lakota Summer Institute at Sitting Bull College, en Fort Yates (en el centro-sur de Dakota del Norte), que dura habitualmente tres semanas, y en donde se asegura y se observa con interés cómo cada año la población india que actualmente vive en las reservas cada vez muestra un mayor interés por aprender su lengua nacional: una de las tres principales de la familia de lenguas siouan, con el nakota y el Dakota respectivamente.

En la actualidad la LLC se esfuerza por reunir a los hablantes en un espacio donde puedan practicar cómodamente la lengua, circunstancia ésta que hoy en día es clave y vital para su supervivencia. Los fines de semana se organizan en tres niveles de conocimiento, y estos tienen al final un tono lúdico, sin abandonar por ello el aprendizaje, pues la gramática, el diccionario y los audios están siempre a mano a fin de poder así facilitar el mejor uso de su lengua. He aquí algunos enlaces divulgativos y de información general acerca de la lengua lakota.

https://www.youtube.com/watch?v=lUX-1P7p0Wg [1]

https://www.youtube.com/watch?v=vz_Lha7__JA [2]

No podemos cerrar este capítulo sin recordar algunos datos. Cuando los peregrinos europeos del Mayflower (no más de un centenar y dos docenas de tripulantes) tocaron tierra en Cape Cod (Massachusetts-EE.UU.) en el año de 1620, los amerindios norteamericanos se acercaban según las estimaciones más sesudas a cerca de 900.000 nativos, según el historiador James Mooney. En 1900, casi tres siglos más tarde, no llegaban a 250.000 indígenas. En la actualidad, el conjunto de las reservas distribuidas en los diferentes estados (con los índices de consumo de drogas y alcohol por habitante de los más altos de EE.UU.) no alberga y llega a más del millón de descendientes de las 50 tribus existentes 400 años antes de la llegada de los primeros colonos europeos a las tierras de la hoy llamada Norteamérica.

Aprendamos de las valientes iniciativas de los sioux, y del su no menos entregado y consagrado esfuerzo en favor de su cultura e instrucción. Si bien no podemos cerrar aún este capítulo o este artículo, si antes no hablamos de un personaje mítico, y hasta cierto punto emblemático, y también norteamericano, llamado Lobo Blanco.

El jefe Lobo Blanco, del pueblo ojibwa, vivió desde 1785 hasta 1922, siendo considerado el indio americano más viejo que haya existido nunca

Hubo una vez en lo que hoy es EE.UU. un indio llamado Lobo Blanco. El jefe Lobo Blanco o John Smith, del pueblo ojibwa, vivió desde 1785 hasta 1922, siendo considerado el indio americano más viejo que haya existido nunca al haber muerto éste a la edad de 137 años. Unos tiempos aquellos en los cuales aún existían amplias zonas de Norteamérica en las cuales las lenguas europeas apenas eran habladas o tenían la presencia y la extensión que ahora poseen y tienen.

Los, ojibwa, ojibwe, chippewa o saulteaux eran un orgulloso pueblo anishinaabe en lo que actualmente hoy es el Sur de Canadá y el Norte del medio Oeste de los Estados Unidos. En el siglo XVIII eran más de 400.000 personas, si bien en la actualidad apenas llegan a duras penas a la mitad, siendo su idioma (se conoce como anishinaabemowin o ujibwemowin) todavía pujante y notorio, si bien el número de hablantes fluidos ha disminuido drásticamente a partir del siglo XXI (es el segundo idioma más hablado de los nativos en Canadá, y el tercero más hablado en los Estados Unidos.), siendo la gran mayoría de los hablantes fluidos del idioma en gran parte ancianos, aunque también personas sin mucha instrucción académica. Por fortuna, en la actualidad, y desde fundamentalmente principios del siglo XXI, existe un movimiento creciente para revitalizar el idioma y restaurar su fuerza como parte central de la cultura ojibwa.

Este tipo de sucesos y realidades son y tienen que ser los que hoy nos guíen e inspiren por ser ellos una fuente inagotable de superación e inspiración para el cántabru. Un cántabru que allá por el año 1785 (finales del siglo XIII), y año de nacimiento de Lobo Blanco, era la lengua principal y mayoritaria de Cantabria por absoluta y aplastante mayoría en más de un 90%.

El cántabru y el valiente ejemplo de los indios nativos norteamericanos
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