sábado. 27.04.2024

Ventas antigripales en caída libre invernal

Lo que parece claro al dispararse su uso durante la fase pandémica, junto a otras medidas profilácticas, han supuesto el bloqueo o freno a la propagación de contagios o transmisiones como el llamado rinovirus, o vulgarmente denominado: “catarro común”

El uso de las mascarillas por el público en general, no parece que con el transcurso del tiempo vayan a disminuir de forma drástica.

Más bien su utilización pueda tener un aumento gradual en función de la seguridad, tranquilidad y mayor adaptación que proporcionan a sus usuarios.

Un ejemplo, podría constituirlo, según fuentes farmacéuticas habituales, el brusco descenso (un 70% o más) en la venta de productos tradicionales antigripales, de los anaqueles de las farmacias repletos, camino de sus caducidades.

Otras fuentes del sector de Laboratorios dedicados a la fabricación de esta gama de medicamentos, han rehusado hacer declaraciones, respecto a la justificación de tales descensos.

Según fuentes facultativas y farmacéuticas acreditadas, una de las razones principales estriba, en que no hace más allá de año y medio, cuando padecíamos un dolor de cabeza o resfriado, acudíamos a la farmacia a la búsqueda del consejo del farmacéutico, saliendo de la misma con el antigripal en el bolsillo.

Lo que antes tendíamos a identificar como una simple gripe o catarro fuerte, a nivel de farmacia, fue sustituida por el virus

La aparición del COVID – 19 contribuyó además de la propagación maléfica del virus, a otras preocupaciones del paciente primero, y pánico a continuación, y, lo que antes tendíamos a identificar como una simple gripe o catarro fuerte, a nivel de farmacia, fue sustituida por el virus, y en paralelo por los impagables y admirados cuidados médicos y sanitarios.

El astro rey de los analgésicos-tipo, recetado, ha sido el Paracetamol, cuyo uno de sus fabricantes ha tenido que adaptar sus líneas de producción con incrementos de hasta el 50% en detrimento de los clásicos y numerosos antigripales.

En cuanto a las mascarillas, según El País, en España, la producción de las mismas de distintos tipos, por un grupo no numeroso de empresas, son capaces de producir unos dos millones al día, aparte las importaciones asiáticas, de las cuales se surten otras empresas españolas, alegando un mejor precio de unos céntimos.

Lo que parece claro al dispararse su uso durante la fase pandémica, junto a otras medidas profilácticas, han supuesto el bloqueo o freno a la propagación de contagios o transmisiones como el llamado rinovirus, o vulgarmente denominado: “catarro común”, y otras afecciones como “faringitis” y en general todas aquellas que también se propagan a través de diminutas gotitas aéreas al toser o sonar la nariz se han visto frenadas por el uso habitual de la mascarilla.

Lo dicho, parece que la opinión pública va acercándose cada vez más a su uso más rutinario ya que la misma, se interpreta como seguridad y tranquilidad para sus usuarios.

Pero hay que recordar igualmente, no hace tanto, al más leve síntoma de un catarro, acudíamos a nuestra amiga farmacia a la búsqueda del típico “desenfriol”…

Ventas antigripales en caída libre invernal
Comentarios