sábado. 27.04.2024

En descargo de Podemos y en defensa del Ministerio de Igualdad

El momento de Podemos como vertebrador de la izquierda ha pasado, y parte de la culpa la tenemos todos nosotros y nosotras

Siempre pensé que, quien airea las filtraciones de algo que se negocia con la necesaria discreción, su intención es entorpecer o impedir que la negociación tenga éxito. Y lo pienso porque una cosa es denunciar públicamente algo, firmando con nombre y apellidos la denuncia, y otra muy distinta difundir algo sin mencionar las fuentes, acogiéndose al anonimato, o a un turbio derecho de la Libertad de Expresión de proteger al informador.

O el PSOE, con el apoyo de las fuerzas que están a su izquierda, obtiene una mayoría suficiente, o gobernarán PP y VOX

Quienes defendemos la imperiosa necesidad de que se pueda volver a formar un gobierno de progreso, acabamos de vivir una angustiosa semana: teníamos muy claro que el PSOE, por sí solo, no va a obtener la mayoría necesaria para gobernar; y, por otro lado, asistíamos atónitos al desarrollo de unas negociaciones por alcanzar la unidad de las formaciones a la izquierda de los socialistas, de las que solo nos llegaban informaciones parciales (de parte), filtradas por unas y otras, y de las que, quienes tratan por todos los medios de impedir que la formación de un gobierno de progreso sea posible, se encargaban de airear, enfrentando noticias, declaraciones y rumores, con una clara intencionalidad.

Y no había más alternativa: o el PSOE, con el apoyo de las fuerzas que están a su izquierda, obtiene una mayoría suficiente, o gobernarán PP y VOX.

En medio de toda esa tensión, era difícil valorar con serenidad lo que estaba ocurriendo. Ahora tenemos acuerdo en torno a SUMAR, y con ello se cumple el primer requisito: registrar en tiempo y forma una coalición de unidad. Queda un segundo requisito por cumplir: presentar las listas. Y aunque, según lo firmado, la confección de las listas está casi o totalmente ultimada, tiene sentido que, ante una nueva reflexión, manifestemos distintas opiniones sobre la justeza y el acierto político de lo acordado. Con todo, quedará lo más importante: el Programa, para que sepamos qué vamos a votar.

Con esa intención van estas reflexiones.

Por una parte, es importante hacer una valoración política de la inclusión de Podemos en el proyecto SUMAR. Y, por otra, exigir a SUMAR que tome partido inmediatamente a favor de la continuidad del Ministerio de Igualdad.

A Podemos no se le puede valorar solo por los resultados de las últimas elecciones. Es cierto que desde las elecciones generales de 2016 a las últimas del 28M, Podemos ha perdido muchos apoyos, pasando de más de cinco millones de votos a 498.000, si se suman los votos  obtenidos en coalición con Izquierda Unida. Si se contemplan solo los obtenidos por Podemos en solitario, la cifra es mucho menor. Hay que tener en cuenta que los resultados de unas elecciones autonómicas o municipales no son extrapolables a unas generales, así como que, desde 2019, año de las últimas generales, a 2023, han cambiado muchas cosas.

Podemos fue fundado en enero de 2014. El movimiento del 15M había surgido en 2011. Le seguían las Mareas, la Blanca, la Verde, las “Marchas por la Dignidad” y otras movilizaciones. Era el momento propicio para llevar esos movimientos a las instituciones. Podemos, queriéndolo o no, ha sido el eje vertebrador de la izquierda a la izquierda del PSOE durante la última década.

Decimos queriéndolo o no porque si bien Podemos optó claramente por ser ese eje vertebrador, lo cierto es que no le quedaba más remedio: asumió esa responsabilidad con todas las consecuencias.

La desaparición del Ministerio de Igualdad sería el principal triunfo para la derecha y una derrota para las mujeres

Podemos se encontró con que, en apenas dos años, desde su creación, tenía la posibilidad de obtener una amplia representación institucional, hasta el punto de aspirar a superar al PSOE. Era el año 2016. Pero, precisamente porque solo contaba con esos dos escasos dos años, no tuvo tiempo, ni de poner en práctica su filosofía, ni de competir con el PSOE en implantación territorial: Podemos tenía que optar por dedicar todos sus esfuerzos en potenciar la creación de círculos, que era la base de su filosofía, o volcar las escasas fuerzas acumuladas en competir electoralmente… y optó por esto último: Errejón dixit, “nos tenemos que convertir en una eficaz máquina electoral para llegar al corazón del poder lo más rápido posible”. A decir verdad, nadie hubiese aceptado que, ante tales expectativas electorales, Podemos hubiese renunciado a ellas.

¿Las consecuencias?

Las mareas, las marchas y demás movimientos nos fuimos a casa, cómodamente, sin que nadie nos obligase, fiándolo todo a la acción política de Podemos en las instituciones. Parece una fatalidad inexorable, la acción institucional se come a los movimientos populares. Y, a la vez, que se convierte en un espejismo: sin una mayoría aplastante en las instituciones, no se podrán hacer grandes transformaciones si , paralelamente, no hay un movimiento fuerte en la calle que empuje. Y, desde entonces para acá, ese movimiento, salvo la explosión puntual del feminismo, algo de ecologismo y algo también de los pensionistas, el movimiento, en su conjunto, está aletargado. ¿Resultado? El declive de Podemos y demás fuerzas de izquierda ha sido inevitable.

Dos conclusiones: el momento de Podemos como vertebrador de la izquierda ha pasado, y parte de la culpa la tenemos todos nosotros y nosotras.

Podemos debe integrarse, que no diluirse, en SUMAR, con la energía que ha caracterizado siempre a su gente. A pesar de todas las filtraciones, denuncias, dimes y diretes, SUMAR reconoce, de hecho, el peso de Podemos, al margen de los últimos resultados electorales. No en vano le asigna un 23% de los ingresos institucionales que la coalición reciba, en función de los resultados que obtenga. Y, aunque parezca un argumento muy prosaico, como diría Pablo Iglesias, “los cargos y los dineros cuentan y mucho”.

El otro punto es que, por parte de SUMAR se comprometa, claramente, como fundamental y urgente, a incluir, en su programa electoral, y en todos los actos de campaña, la exigencia de que el gobierno entrante mantenga y potencie el Ministerio de Igualdad.

La desaparición del Ministerio de Igualdad sería el principal triunfo para la derecha y una derrota para las mujeres. La izquierda está obligada a proteger ese Ministerio.

No ha sido este el primer Ministerio de Igualdad en la historia política de nuestro país, ni es el primero llamado a desaparecer: Ya Zapatero suprimió el Ministerio de Bibiana Aído, para salir de una crisis ministerial. La Ministra socialista aguantó mucho, quizá tanto como Irene Montero: Además de inútil, incapaz, infantil… y hasta “flamenca”, Aznar, el peor presidente de la democracia, se burlaba de su “currículum científico”. De Irene Montero no han podido despreciar su currículum, por eso han buscado otros aspectos de su vida para denigrarla. “Sigue existiendo un altísimo nivel de violencia política sobre las mujeres, no solo en España, sino que es global. Tenemos datos de la Unión Interparlamentaria de 2018 que hablan que más del 80% de las mujeres parlamentarias sufren violencia psicológica, casi el 45% de las mujeres parlamentarias sufre amenazas, violaciones, violencia física; y casi el 50% teme por su seguridad y la de su familia”.

SUMAR debe saber que defender y potenciar el Ministerio de Igualdad ha de ser,  inexorablemente, un punto central de su programa

La controvertida Ley del “solo sí es sí”, no lo olvidemos, fue avalada por el exministro de Justicia, Juan Carlos Campo. También el presidente Sánchez abrazó la norma con gran entusiasmo, tanto como para considerarla “un hito importantísimo".

Una Editorial del El País, que no es precisamente un medio afín a Podemos, decía sobre la Ley del Aborto: “En el contexto de una sociedad que ha vuelto a escuchar discursos inquietantemente involucionistas y directamente machistas, la ley corrige inercias sociales discriminatorias, aborda tabús impropios de este tiempo y pretende eliminar las barreras que todavía persisten para el libre ejercicio del derecho al aborto”.

El Supremo, tan eficaz siempre en los tiempos, léase con ironía, aporta su grano de arena a la batalla, y respalda las rebajas de penas en las condenas firmes por la ley del ‘solo sí es sí’, ¡¡¡ANULANDO ASÍ SU DOCTRINA ANTERIOR!!! La derecha y la ultraderecha anuncian, a bombo y platillo, que derogarán todas las leyes que reconocen derechos a las mujeres. Para ellos, unos y otros, no es una guerra de odios enquistados por un “quítame esas pajas”. No. Ellos están librando una verdadera guerra mundial, que ya ha tenido una sonora victoria en Estados Unidos, donde el aborto ha dejado de ser un derecho, y se ha desatado una ofensiva legal sin precedentes contra las personas trans.

SUMAR debe saber que, defender y potenciar el Ministerio de Igualdad, ha de ser,  inexorablemente, un punto central de su programa, de su estrategia y de su quehacer político, porque es objeto de una guerra cultural que va mucho más allá de los personalismos: es el símbolo de los derechos de todas las mujeres…

…Y, si esto, SUMAR lo tiene claro, si está dispuesto a luchar por que el Ministerio se mantenga, no tendrá ningún sentido el veto a la actual Ministra, Irene Montero. Más allá de las personas, lo que vale es lo que significan. Y ese veto será el primer gran error político cometido, antes incluso de que empiece SUMAR a demostrar que le interesa la unidad, y que no le basta, sino que le es tan importante, o más, el para qué de esa unidad.

En descargo de Podemos y en defensa del Ministerio de Igualdad
Comentarios