sábado. 27.04.2024

Recortad, recortad, malditos…

No nos debe importar quién sea, en cada momento, quien gobierne, la lucha contra la corrupción no debe distinguir entre colores, una reforma fiscal que, cuando menos, nos equipare a Europa, es de justicia, y recortar la brecha que existe entre los y las pensionistas es urgente.

Cuando escribo estas líneas, está a punto de concluir el plazo que se ha dado el Gobierno para llegar a un acuerdo, con los agentes sociales, sobre el segundo bloque de reformas a incorporar a la nueva Ley General de la Seguridad Social.

No es verano para que a los ciudadanos, en general, y a los pensionistas, en particular, nos encuentre relajados, como para no detectar cualquier acuerdo que vaya a afectar al futuro de nuestras pensiones, o a las condiciones en que vayan a jubilarse las y los futuros pensionistas. Aunque lo fuera, no nos cogería desprevenidos, los pensionistas llevamos camino ya de cuatro años alerta, temiendo lo peor, y denunciando lo que se nos viene encima, si no logramos pararlo.

Ni el que las medidas se vayan aprobando en pequeñas dosis, ni que se haga en secreto, como parece que éste es el caso, nos van a hacer cambiar de actitud, seguimos vigilantes porque, desde 1985, en tiempos de Felipe González, y por todos los gobiernos que han venido después, todas, repito, todas las medidas implantadas en lo relativo a las pensiones, han ido encaminadas a reducir el gasto y nunca a aumentar los ingresos, y siempre perjudicando a los y las trabajadoras.

En todo este tiempo, y para todos los recortes, un único argumento ha sido empleado para justificar las medidas: “no hay dinero”, dicen, “los ingresos de la Seguridad Social no son suficientes para equilibrar las cuentas”, y “es necesario que los y las trabajadoras se vayan concienciando de que, sus futuras pensiones van a ser pensiones de miseria…” y les proponen, con todo el descaro del mundo, que vayan haciéndose con un plan privado de pensiones, con el que complementar la pensión pública que, según ellos pronostican, va ser insuficiente para vivir. Y los medios de comunicación, invariablemente, hacen suyo este discurso, sin contrastar datos, y dando por supuesto que no hay alternativa, que la única salida es… privatizar el Sistema Público de Pensiones.

Con esta cantinela nos vienen bombardeando desde hace más de treinta años, atreviéndose a augurar que el actual Sistema Público iba a colapsar. La realidad les ha desmentido, una y otra vez, el Sistema sigue funcionando y, según ha asegurado recientemente el propio Ministro del ramo, nada sospechoso de defenderlo, el Sistema es viable si se le libera de los gastos impropios que está soportando. Pero, “casualmente”, estas declaraciones se olvidan continuamente, cuando no se ocultan interesadamente.

Por si las palabras del Ministro no fueran suficientes, cualquier persona, con un mínimo de sentido crítico y curiosidad, puede encontrar información suficiente como para poder afirmar, con objetividad, que sí hay dinero, que lo que hace falta es destapar dónde se encuentra y que, en todo caso, lo que hace falta es una Reforma Fiscal profunda, que proporcione a la Hacienda Pública los ingresos suficientes para financiar adecuadamente los Servicios Sociales y, entre ellos unas pensiones dignas y suficientes, como establece la Constitución, en su artículo 50.

Solamente, por la vía de la corrupción, y por los casos Nóos, Palau, Púnica, Gurtel, Eres de Andalucía, Cástor, Tarjetas Black y Palma Arena, la Hacienda ha dejado de recaudar 1.714 millones de euros y, si les sumamos los 60.600 millones del rescate a la Banca, y los 80.000 de la evasión de capitales, tendríamos un total de 142.313.800.000€, cantidad con la que podría, la Seguridad Social, pagar las pensiones de todo un año, o dedicarlas a engrosar, de una tacada, y mucho más generosamente de lo que el Ministro propone, la Hucha de las Pensiones, con esa idea suya de aumentar las cotizaciones, con el objetivo de recaudar 52.000 millones en veintiocho años.

Pero, los más ilusos creen que la corrupción, no se volverá a producir, que el rescate de la Banca lo fue por una sola vez y que, suponen, Hacienda está más vigilante sobre la evasión de capitales. Esos dineros solucionarían el problema de un año, sí, pero la pregunta obligada es ¿y después qué? ¿cómo financiaríamos los siguientes años?

Si el Ministro, con su plan de elevar las cotizaciones, se conforma con solo ingresar 1.900 millones de euros al año, para llenar la Hucha, el Gobierno debería mirar a los beneficios netos de la Banca que, no solo una vez, sino todos los años, obtiene unos resultados astronómicos, que no sufren merma, ni siquiera en tiempo de pandemia: Los cinco mayores bancos españoles (Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Banco Sabadell y Bankinter) han sumado, entre los meses de enero y septiembre, unas  ganancias de 12.802 millones de euros.

Estos y otros datos no hacen más que reafirmarnos, a quienes estamos preocupados por el tema, y trabajamos por encontrarle una solución, en sintonía con el Movimiento Pensionista, en que es necesaria una Reforma Fiscal profunda que distribuya más justamente la riqueza. Y, ante la Reforma de las Pensiones que se avecina, nos reafirmamos en nuestro rechazo más contundente a cualquier recorte que se quiera añadir a los ya aplicados y, en consecuencia, en nuestra exigencia de que se deroguen las reformas de las pensiones de 2011 y 2013, introducidas por los gobiernos de Zapatero y Rajoy y que son las verdaderas causantes del problema.

No nos debe importar quién sea, en cada momento, quien gobierne, la lucha contra la corrupción no debe distinguir entre colores, una reforma fiscal que, cuando menos, nos equipare a Europa, es de justicia, y recortar la brecha que existe entre los y las pensionistas es urgente.

Recortad, recortad, malditos…
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