martes. 30.04.2024

Democracias vulnerables si desatienden a las zonas rurales

Europa, y nosotros vivimos dentro de ella, tiene los mismos problemas que el resto del mundo. Aunque, en la forma propia de ser y actuar, padecemos  un defecto que no se quiere ver: barremos más para afuera que para adentro. Dicho de manera clara, tenemos abandonado al mundo rural, y no dejamos de hablar de despoblamiento, falta de interés e inversiones, pero sin actuar con determinación. La UE no puede tener ciudadanos de primera, de segunda y de tercera, como antes era el fútbol. Tapar el problema soluciona nada, al contrario, el malestar va en aumento, y con ello la vulnerabilidad de las democracias europeas.

En el galimatías que es comprender el entramado institucional europeo, porque la transparencia no es real, me entero que la Comisión Europea acaba de aprobar 680 millones de euros para el despliegue de redes autónomas 5G de alto rendimiento en zonas rurales de España, que están insuficientemente atendidas (textual). Más claro, agua. En realidad, la desatención rural es hoy una de las mayores desafecciones que tienen las democracias europeas, algo que reconoce Bruselas. El 15 de marzo de 2023 se celebraron en Países Bajos elecciones regionales y Euronews era tajante al contarlo: “Un movimiento campesino arrasa en los comicios provinciales”. Como está de cara la credibilidad informativa, y dependiendo de qué tema sea, me fio más de las noticias contadas por medios internacionales, que lo que se pueda relatar aquí, tan ideologizado que está todo.

¡Ojo!: que las zonas rurales representan el 80% de la Unión Europea. ¡Atención!: Aglutinan el 30% de su población. Y, lo más importante, nuestros pueblos son claves en la producción de los alimentos que nos llevamos a la boca todos los demás. ¿Es de por sí valorado todo esto como merece, y recompensado como tal? Para nada. La Comisión lanzó en 2021 la iniciativa del Pacto Rural, pero si se hace una encuesta entre la población acerca de qué es esto y en qué consiste, seguramente casi nadie contestaría con acierto a la pregunta en cuestión. Ahora, lo de pacto unido a rural, sonar, suena muy bien. Aunque falta pasar de la mera publicidad a ponerse, con decisión, manos a la obra.   

Sin duda, uno de los grandes logros en la historia europea ha sido y es la Política Agraria Común, la famosa PAC. Sus resultados ahí están para agricultores y ganaderos, pero todo evoluciona en la vida, con el paso del tiempo, y hoy los retos son los jóvenes y su interés y motivación por la continuidad de la labor que antes ejercieron sus padres y abuelos. El campo y la despoblación que sufre nos lleva a la crítica, primero, de lo que necesitan los pueblos y sus habitantes, en especial los niños y jóvenes, y a lo que exigen, con todo derecho, porque toda la atención va a las ciudades. No les hacen falta rascacielos, pero si servicios. Cuando se habla tanto de modernidad, desarrollo, infraestructuras, tecnologías, educación o sanidad, digamos la verdad, el olvido hacia lo rural es un hecho tristemente consolidado.

Cuando se habla tanto de modernidad, infraestructuras, tecnologías,  sanidad, digamos la verdad, el olvido hacia lo rural es un hecho

No es difícil adivinar, para lo que ofrecen a cambio, la comida, a lo que las zonas rurales aspiran. Pues a que se les incluya en las mismas oportunidades de bienestar en general que se puedan ofrecer en las urbes de muy diferentes tamaños. Generalmente, en las capitales se nos llena la boca con lo de las empresas, transportes, la limpieza, los colegios e institutos y, sobre todo, como se ha puesto la cuestión con el Covid, un mayor y mejor acceso a la sanidad púbica.

Pero, aunque hoy Gobiernos y Administraciones no muevan ficha al respecto, los mayores culpables de esta situación son precisamente ellos, al descuidar y permitir el desmantelamiento, sí, el desmantelamiento, de gran parte de las zonas rurales, que pierden servicios que les costó siglos conseguir. Hay comarcas que llegan incluso a defender con unas y dientes que no les quiten el médico o la posibilidad de disponer de una ambulancia cercana que salve una vida en un lugar recóndito dentro de la geografía de una región o un país.

El abandono público va acompañado del privado. La banca se ha ido de los pequeños municipios, sin decir adiós. El gasto de los pocos cajeros automáticos que quedan en pie corre por cuenta de ayuntamientos y gobiernos, que no debieran a mi entender gastar el dinero público en estos menesteres. Lo de las sucursales bancarias también ha ocurrido en las ciudades, pero no con la agresividad que se ha hecho en las zonas rurales, que generan tanta riqueza en todos los sentidos, pero no parecen ser merecedores de contar con dependencias bancarias, correos, servicios de comercio, ocio o la ya comentada sanidad, porque, dada la edad de muchos de los pobladores de estos enclaves, los cuidados médicos no pueden faltar.

Europa sabe todo esto y más, sin embargo, se duerme en los laureles para poner freno al paulatino abandono de los pueblos que posteriormente desemboca sin remedio en su olvido definitivo. Planes no faltan, es cierto. Pero sino se ponen en marcha, con el debido presupuesto, seguiremos hablando de la España vaciada, a lo que no son ajenos como ya hemos subrayado el resto de países socios de la Unión. En la medida además que la UE se ha ido expandiendo, con ello también ha crecido el problema rural.

Hay comarcas que llegan a defender con unas y dientes para que no les quiten el médico o la posibilidad de disponer de una ambulancia cercana

En todo caso, hay atisbos de esperanza. Una cosa es que los Gobiernos no quieran darse cuenta de la importancia trascendental y atractivo de los pueblos, y otra bien distinta es que los ciudadanos no lo vean por su cuenta. Aquí, por ejemplo. Desde 2018 va en aumento el éxodo hacia los pueblos, de tal manera que, a partir de ese año, se han registrado 222.229 empadronamientos en municipios de menos de 5.000 habitantes. Con la llegada del Coronavirus y la pospandemia la cifran se ha incrementado sensiblemente. La buena noticia es que se ha convertido en una elección asentada repoblar pueblos, y con ello tener esperanzas de que la vida regrese a lo que antaño fueron prósperas zonas, no solo por la agricultura y ganadería, sino también por la convivencia entre habitantes. Vecindad: Condición de ser vecino de otras personas. De todo lo que necesitan las áreas rurales, esto es lo más, que bajo ningún concepto pueden también perder.

Democracias vulnerables si desatienden a las zonas rurales
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